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El apoyo de Fabra a Valor como candidato tensiona el PP de Alicante

Los militantes trasladan a las juntas de distrito su malestar por no ser consultados

Alberto Fabra y Miguel Valor el pasado 15 de enero en el Ayuntamiento de Alicante.
Alberto Fabra y Miguel Valor el pasado 15 de enero en el Ayuntamiento de Alicante.PEPE OLIVARES

Las aguas bajan revueltas en el PP de la ciudad de Alicante. La pretensión de la dirección regional del partido de imponer como cabeza de cartel en las municipales a Miguel Valor, sin tener en cuenta la opinión de la militancia ha levantado ronchas en las juntas de distrito y en el grupo municipal.

Valor sustituyó al frente de la alcaldía a la dimitida Sonia Castedo el pasado 15 de enero, en principio, como un hombre de transición que cerraba como regidor una larga carrera política. Concejal de Cultura hasta entonces, Valor, que ya ha cumplido los 70 años, asumió tácitamente su papel de interino e, incluso, se dio por hecho que no repetiría en la candidatura. Una situación que provocó que ya en su misma toma de posesión se confeccionasen quinielas sobre quién podía ser la persona más adecuada para liderar la renovación de un PP local gangrenado por los escándalos de corrupción del caso Brugal.

La dirección provincial del PP de Alicante, que preside José Ciscar, también vicepresidente del Consell, se comprometió con los presidentes de las juntas locales de distrito a consensuar la candidatura municipal para dar mayor protagonismo a la militancia e impulsar la renovación del grupo municipal. Un acuerdo que también abría la posibilidad de que Ciscar formase parte de la lista municipal para aspirar, con posterioridad, a la presidencia de la Diputación en sustitución de Luisa Pastor si el PP renovaba su mayoría tras las elecciones de mayo.

Sin embargo, el presidente regional del PP y de la Generalitat, Alberto Fabra, no parece dispuesto a permitir que su número dos en el Consell consolide su poder territorial en la provincia de Alicante. En el PP se da por hecho que Fabra —que ha orillado a la coordinadora regional del partido y consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig— ha recuperado como hombre de confianza a Serafín Castellano, que fue su mano derecha en el partido y ahora ocupa el cargo de delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Castellano, que ya tanteó como secretario general del PPCV posibles candidatos al Ayuntamiento de Alicante antes de la dimisión de Castedo, habría aconsejado a Fabra mantener a Miguel Valor como hombre de transición para dificultar la presencia de Ciscar en la candidatura y postular al actual gerente de la Cámara de Comercio de Alicante, Carlos Mazón, como relevo de futuro.

Sin embargo, Mazón es visto con recelo por las bases del PP alicantino porque fue vicepresidente de la Diputación con José Joaquín Ripoll, que tuvo que dimitir también por los escándalos del caso Brugal, y forma parte del grupo de exzaplanistas que se han dedicado a socavar la gestión de la dirección provincial del partido. Por el contrario, la mayoría de los responsables de las juntas locales de distrito (hay cinco) del PP alicantino apuestan por un cabeza de cartel sin vinculación alguna con la gestión que ha terminado en los juzgados y que transmita una imagen de renovación. La consejera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana, y los concejales Luis Barcala, que preside la junta local del PP, o Carlos Castillo serían alguno de los candidatos que contarían con el aval de la militancia, que reclama que se tenga en cuenta su opinión para afrontar la campaña electoral en condiciones.

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