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La desaparición de una filial de Ros Roca deja sin empleo a 200 empleados

El administrador concursal propone el ERE al no encontrar nueva financiación

Los cerca de 200 trabajadores de Incryen, filial del grupo Ros Roca, perderán su trabajo después de que el administrador concursal de la sociedad no haya encontrado forma de darle viabilidad tras la presentación hace menos de un mes del concurso de acreedores voluntario. La mayor parte de la plantilla se encuentra afectada desde el pasado 11 de noviembre por una suspensión de contratos que debía durar hasta el próximo 8 de mayo, según informó este lunes el comité de empresa.

Los empleados tenían la esperanza de que el grupo Ros Roca consiguiera un socio para Incryen, que se especializa en la producción de cisternas de transporte de gas y plantas de licuefacción y regasificación. La empresa lleva meses en la búsqueda de capital para hacer frente a los 46 millones de euros que acumula en deudas, según explicó el presidente del comité de empresa, Carlos Asensio.

“Tenemos un producto con salida en el mercado, prestigio y una buena cartera de clientes. Lo que creemos es que a la hora de comenzar a montar plantas de gas en el extranjero, la compañía se quedó sin capital”, lamentó Asensio.

Incryen cuenta con tres centros, todos en Cataluña. Una veintena de personas que se encargan de la ingeniería trabajan en Sant Just Desvern (Baix Llobregat) y el resto se reparte entre las plantas de Anglesola (Urgell) y Tàrrega, que concentra a la mayor parte del personal. Son los empleados de estos dos últimos centros los afectados por el ERE de suspensión, mientras que el de extinción se ha planteado para toda la plantilla.

Incryen debe a sus empleados “entre tres y cuatro meses” de nómina, según el comité. Estos ya protagonzaron el año pasado una huelga de siete días y varias reivindicaciones. En noviembre, sin embargo accedieron a paralizar la producción y que la empresa entrara a un preconcurso de acreedores mientras se encontraba una salvación que no ha llegado. La compañía no pudo llegar a un acuerdo con la banca antes del plazo.

“No sabemos si se va a liquidar la empresa porque solo nos ha llegado un burofax informando del ERE”, explicó Asensio.

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La compañía aseguró a principios de febrero que estaba negociando con grupos inversores internacionales una ampliación de capital que le permitiría ejecutar nuevos contratos por un valor de 430 millones en diferentes países. Los empleados celebrarán este miércoles una asamblea para informarse y decidir cómo actuar.

“El cierre de la empresa sería un duro golpe para Tàrrega y la comarca d'Urgell. Vamos a reunirnos con las autoridades para intentar salvarla”, afirmó Asensio.

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