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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Dos estrategias con riesgos

Los planes electorales de Susana Díaz y Podemos tienen todas las de ganar pero, en la anómala situación actual, podrían deparar sorpresas

En las próximas elecciones se dirimen dos estrategias electorales que aparentemente tienen todas las de ganar pero que, en la anómala situación en la que estamos, podrían deparar sorpresas.

Una es la de Susana Díaz. La presidenta andaluza sabe perfectamente que su partido sufre una gran desafección por parte del electorado, tan grande que podría condenarlo a la irrelevancia, como acaba de pasar en Grecia. Sin embargo, basa su estrategia en lo que hasta ahora ha sido una clara constante electoral: la fidelidad del voto andaluz al PSOE es más fuerte que en otras comunidades y particularmente en las elecciones autonómicas.

Debe pensar la presidenta que un nuevo voto de castigo severo al PSOE no se dará en las autonómicas andaluzas sino, en todo caso, a partir de las municipales o generales. E incluso que al salvar ella los muebles en su tierra ayudará a que dicho castigo sea mucho menor cuando se produzca, lo que le dará una gran fuerza dentro de su partido.

En condiciones normales, eso sería lo lógico que ocurriera, de modo que Susana Díaz se estaría limitando a hacer una apuesta casi segura. No tendría mayoría absoluta pero podría gobernar sin grandes dificultades, hasta que escampe, con la aquiescencia o colaboración de IU o incluso de Podemos.

Pero ¿y si el electorado tuviera más prisa y ganas de manifestar su rechazo de lo que da a entender y lo muestra en la primera oportunidad que tiene, el 22 de marzo en Andalucía? ¿En qué quedaría la estrategia de Susana Díaz si el PSOE andaluz también se viene abajo y al final tuviera que pactar con Ciudadanos o incluso con el Partido Popular? Sin duda sería aplaudida por el establishment pero ¿cómo reaccionaría su partido y sus votantes? ¿qué efecto tendría eso en las generales?

La otra estrategia es la de Podemos. Sus dirigentes han optado por darle un perfil muy bajo a su presencia electoral en Andalucía, seguramente porque entienden que a su objetivo principal (ganar las generales) no le conviene una presencia no ganadora pero con demasiado protagonismo en Andalucía pues esto le obligaría a tomar posición en favor de unos u otros.

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Y también porque creen que con Podemos están cambiando las constantes de nuestra historia electoral y que se puede triunfar en las generales —como ya ocurrió con Aznar— sin el voto mayoritario de Andalucía.

También es lo normal que eso sea lo que ocurra. Pero ¿y si no se rompe la tendencia y el voto andaluz sigue siendo vital para obtener un resultado decisivo en las generales? ¿y si falla la estrategia de Susana Díaz y Podemos logra en Andalucía un resultado inesperadamente positivo que no puede, no sabe o no acierta a gestionar?

¿Vivimos tiempos normales o se esconde tras la puerta lo inesperado?

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