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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

MES: un nuevo socialismo

El nuevo partido aboga por la suma de fuerzas de izquierda como procedimiento efectivo de transformación social

El 24 de enero se celebró la Asamblea constituyente de Moviment d'Esquerres (MES), un nuevo partido fruto de la suma de dos formaciones políticas creadas por disidentes del PSC: Nova Esquerra Catalana y Moviment Catalunya. ¿Qué puede aportar MES en el saturado terreno ideológico de la izquierda catalanista? Las bases de su proyecto político, las características de algunos de sus patrocinadores y la visión que ofrece de las relaciones entre Cataluña y España permiten identificar los principales rasgos distintivos de Moviment d'Esquerres.

En un período como el actual, de crítica social a los referentes ideológicos de los últimos cuarenta años, MES insiste en la defensa de políticas clásicas de izquierdas, alardea de seguir la tradición del socialismo democrático y se mantiene fiel a los valores cívicos y republicanos. En pleno auge de las fórmulas discursivas desideologizadas, el eje programático que aprobó la Asamblea constituyente reúne propuestas económicas y sociales que son una readaptación de las que tradicionalmente formaron parte del ideario de los partidos progresistas. Sin seguir la estela de la mayoría de los partidos de reciente creación, que plantean destruir las actuales estructuras políticas y administrativas, MES solo sugiere revisarlas a riesgo de frustrar las expectativas de futuros votantes hipercríticos.

Si analizamos la particularidades de sus dirigentes, puede sorprender que Moviment d'Esquerres admita sin disimulo la presencia en sus filas de líderes con una dilatada carrera política e incluso con personas que pertenecieron a la cúpula del PSC, como los exconsejeros Ernest Maragall, Marina Geli, Antoni Castells, Montserrat Tura y Joan Manuel del Pozo. En contra de la “nueva política”, que repudia todas las elites políticas que han protagonizado los últimos decenios, y disintiendo de los que descalifican a los que formaron parte de los ejecutivos tripartitos, MES intenta revalorizar la veteranía política con el objetivo de ponerla de nuevo al servicio de los cambios que reclama la sociedad.

Hoy en día es insólito —y para algunos contradictorio e incluso temerario— que un nuevo partido de izquierdas que aspira a resolver los grandes conflictos y afrontar los complejos retos de la actual coyuntura política busque la colaboración de personas que sobre la base de su amplia trayectoria política tengan la voluntad de cambiar el funcionamiento de nuestra democracia, como los exconsejeros o Jordi Martí, expresidente del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Barcelona y uno de los líderes visibles de MES. Dicha veteranía la complementan con la implicación de líderes noveles, como el politólogo Pere Almeda, uno de los valores en alza de la nueva formación, que pronunció un discurso rompedor en la Asamblea Constituyente al afirmar la necesidad de “actitudes inconformistas y de indignación” y de “ir a la ruptura democrática contra la corrupción, el fraude, la evasión fiscal y los oligopolios”.

Otra singularidad es que MES afronta el ciclo electoral de 2015 apostando por una geometría variable de pactos solo con partidos de izquierdas

Otra singularidad respecto a otras formaciones políticas creadas recientemente es que MES afronta el ciclo electoral de 2015 apostando por una geometría variable de pactos solo con partidos de izquierdas. Si bien es altamente improbable que se produzca una victoria electoral en solitario de MES, su vocación de coalición no es consecuencia de la debilidad del neonato, sino del convencimiento de que se aproximan tiempos que demandan una actividad consistorial, parlamentaria y gubernamental plural y compartida. MES rehúsa concebir la competencia electoral en clave excluyente porque considera que la suma de las fuerzas de izquierdas es el único procedimiento efectivo de transformación social. El problema es que si no encuentra aliados que quieran compartir con ellos sus tesis pactistas, su debilidad electoral los relegará al ostracismo.

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Sobre el encaje de Cataluña en España, la nueva formación también presenta alguna peculiaridad. La mayoría de sus líderes en el pasado fueron firmes partidarios de resolver las conflictivas relaciones entre España y Cataluña a través de la vía federal, pero ahora advierten que solo es posible avanzar con el llamado derecho a decidir de los catalanes y, más concretamente, con la celebración de un referéndum vinculante. En caso de no ser posible celebrarlo, MES se muestra favorable a obtener un mandato democrático para romper con España, iniciar un proceso constituyente y crear las estructuras institucionales necesarias para convertir Cataluña en un Estado independiente en el marco de la Unión Europea.

MES dice ser un nuevo partido socialista catalán, y para definirse incorpora expresiones triviales muy en boga como “hacer política más participativa y más transparente”, “estructuras orgánicas abiertas y permeables” o “propuestas renovadoras para revitalizar la democracia”. Veremos cuál será su recorrido, pero Moviment d'Esquerres está intentando policromar el socialismo catalán y, ahondando en el socialismo catalanista, se ofrece también a representar el socialismo soberanista.

Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB

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