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Los camiones vuelven a la N-1

Crece el número de cargas, pero a precios bajos y pagaderas a 90 días Una parte de la actividad nacional se va a transportistas de otros países

Pedro Gorospe
Paso de camiones por la N-1 en la zona de Arrazua-Ubarrundia.
Paso de camiones por la N-1 en la zona de Arrazua-Ubarrundia.l. rico (EL PAÍS)

No es un sistema científico de medida, pero en esta ocasión responde a una realidad. Si entre 2008 y 2013 se podía circular sin problemas por el carril derecho de las carreteras entre Hendaya y Madrid, y a la entre vez Vitoria y Bilbao, bien hacia el norte como hacia el sur, en los últimos 18 meses las cosas están cambiando sustancialmente.

Ahora procede quedarse en el carril central o izquierdo, dependiendo del tipo de vía, o asumir si la carretera es de dos direcciones, que el reloj ha vuelto a detenerse detrás de un camión, porque los convoyes han vuelto a tomar el mando y a colonizar las carreteras.

Es cierto que todavía hay una diferencia visual y real respecto al recuerdo de antes de la crisis, pero cada vez más, los huecos entre camiones se van cerrando y vuelven a ser imponerse las hileras de vehículos pesados.

“Afortunadamente”, coinciden la mayoría de los agentes del sector. “Esto se está moviendo, es cierto, aunque con algunos peros que dicen los camioneros”, asegura uno de los camareros del Ruta de Europa, una de las plataformas de la N-1 que vive sustancialmente del tráfico pesado, mientras seca una pila de platos de café.

“Es cierto que hay repuntes, aunque es más acertado decir que va a tirones"

A lo largo de esta pasada tormenta de nieve los vehículos pasaban de largo, más por el miedo a quedarse cortados y no poder salir del aparcamiento. Pero el pasado año estiman que el crecimiento de comidas, pernoctas y tránsito de camiones pudo crecer en torno a un 10% y el inicio de año iba por el mismo camino.

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La ministra de Fomento Ana Pastor anunció hace diez días que el tráfico del Puerto de Bilbao había crecido a un ritmo del 4,1%, 30,8 millones de toneladas, a lo largo de 2014, sin contar tráfico local y avituallamiento. Datos que además ratificaban la buena marcha del movimiento de contenedores ese año, el récord, más de 630.000. Ese tipo de mercancía empujó la subida general un 4,3%.

Las empresas que han sobrevivido a la crisis están mejorando sus exportaciones, pero también a un esperanzador relanzamiento de las ventas interiores, y en todas las encuestas, expresan sus sensaciones positivas para 2015, no solo en materia de facturación sino también de empleo. La autoridad portuaria de Bilbao anunció esta pasada semana que el puerto prevé incrementar el tráfico de mercancías un 3,5% en 2015, creciendo por tercer año consecutivo, después de haber perdido entre 2008 y 2012 hasta el 25% de su tráfico.

Amaia Martínez la secretaria técnica de Asotrava, la Asociación de Transportistas Autónomos Vascos, explica que “es cierto que puede haber algo más de actividad”, pero advierte de que se está produciendo a costa del transportista y con unos costes que los está asumiendo el autónomo y las pymes que se dedican a mover toneladas sobre ruedas. “Los precios han bajado, según ha constatado el Observatorio de precios, y los plazos de pago siguen estando en los 90 días, y a partir de ahí”. Según explicó se trata de un hecho inaceptable.

“Es cierto que hay repuntes, aunque es más acertado decir que va a tirones, pero a precios tirados respecto de los de antes de la crisis”. Además “estamos en un sector en el que las empresas de intermediarios aparecen y desaparecen” para quitarse de encima herencias indeseadas de morosidad.

Coincidente es la opinión de varios transportistas. Miguel López de A. , un autónomo que contrata cargas en el Puerto de Bilbao, o en alguna de las plataformas logísticas y en empresas vascas, y las traslada a un radio de 800 kilómetros, tuvo que parar el camión durante dos años. “Porque lo tenía pagado”, si no, lo hubiera perdido.

“Ha habido cuatro o cinco años en los que no salía ni una carga hacia Madrid y el resto de España. Ni una. Y ahora estoy empezando a bajar hasta tres veces por semana”, dice. “Ahora empieza a haber cargas, el problema es cómo las pagan”, critica.

José Manuel R., un gallego afincado en Vitoria, tuvo que desprenderse de un camión y sobrevivir con el otro de los dos que tenía. Él trabajaba sobre todo con centro Europa. Cargaba piezas grandes y las llevaba a empresas y obras públicas de Francia, Alemania, Reino Unido. En alguna ocasión ha llegado hasta Budapest, pero prefería no coger viajes más largos. “La exportación ha funcionado algo mejor y estos años duros hemos podido trabajar algo, sobre todo en 2011, pero luego otra vez nada y ahora desde hace unos ocho o nueve meses ya es otra cosa, pero coincido con el compañero. El mercado se reactiva pero el dinero no se reparte como antes. Los precios de las cargas son muy bajos y se sigue pagando bastante mal y a 90 días, mínimo. Y eso es una ruina”, critica.

“Cantidad sí, pero calidad no”, resume Amaia Martínez, al igual que está pasando con el resto de los sectores o parámetros. La economía se reactiva pero todavía no llega a los ciudadanos. El empleo que se genera es precario y está mal pagado. La economía crece, pero el concepto de salario y negociación como redistribución justa de las rentas, sigue siendo teórico.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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