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Un puzzle electoral sin fichas

A tres meses de las elecciones, el PP lamenta las “intrigas” alimentadas por la falta de candidatos, el PSOE y UPyD se desgastan sin rivales, Podemos aún está eligiendo líder e IU se queda huérfana y escindida por la marcha de Sánchez

PERIDIS

El abandono de Tania Sánchez de Izquierda Unida esta semana ha agrandado todavía más la incógnita política en que se ha convertido la Comunidad de Madrid, con una sensación de orfandad en la mayoría de partidos. A tres meses y medio de las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo, la única certeza es que los 20 años de poder absoluto del Partido Popular darán paso a un tiempo nuevo sin mayorías absolutas en el que las alianzas duraderas o acuerdos puntuales marcarán los acontecimientos en un tablero que, dicen los presagios, contará con más piezas que antaño: los cuatro partidos con representación en la Asamblea de Madrid podrían ser seis según los pronósticos de los sondeos, muy favorables a Podemos y Ciudadanos. Aunque aún no hayan decidido quiénes serán sus candidatos para presidir la región. Lo que debería ser una desventaja no lo es tanto, vista la incertidumbre generalizada: tan solo el Partido Socialista y Unión, Progreso y Democracia tienen claro quién encabezará sus listas. Y ni siquiera ellos las tienen todas consigo.

El enigma que parece tendrá una solución más temprana es la designación del cabeza de cartel del Partido Popular. Prácticamente todas las fuentes consultadas, dentro y fuera de Génova, dan por seguro que Ignacio González será finalmente el candidato designado por Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno regional y secretario general del PP autonómico es el único dirigente que ha expresado de forma reiterada su interés en ser liderar a los populares en su momento más bajo en décadas. Imbatibles los resultados de 2011, cuando el PP logró el 51% de votos en el Parlamento regional (72 de los 129 escaños) y el gobierno de 140 de los 178 municipios madrileños, el temor de la dirección del PP es sufrir una debacle sin precedentes que les deje por debajo del 40% de los votos, porcentaje que no repite desde los años ochenta del siglo pasado.

Encuestas recientes de la formación le otorgan una horquilla de entre 50 y 55 diputados, es decir, que en cuatro años habrían perdido a un tercio de los votantes en el principal granero de votos con permiso de la Comunidad Valenciana. Sería el precio a pagar después de una legislatura especialmente convulsa, sobre todo desde verano de 2012, con un recorte de 4.000 millones de euros (González se estrenó con un tijeretazo sin precedentes, de 2.700 millones, un mes después de la dimisión de Esperanza Aguirre) y fiascos célebres como el pinchazo de Eurovegas y la renuncia a la privatización de la gestión de seis hospitales y diez centros de salud tras perder el pulso social con la marea blanca.

En el PP calculan que, pese a todo, el castigo será menor del esperado y confían en obtener el margen de votos suficiente sobre Podemos, PSOE y los rescoldos de IU que les dé la ventaja suficiente para poder negociar con Ciudadanos y UPyD, los únicos partidos con los que ven posible llegar a acuerdos. También son muchos quienes dan por hecho que Aguirre, tras postularse explícitamente, será la candidata al Ayuntamiento de Madrid, pese a la animadversión mutua con Rajoy. De confirmarse, sería una noticia “pésima” para la izquierda madrileña. “Aguirre convertiría las elecciones en una batalla ideológica, movilizaría a los votantes molestos con el PP. Sería un motor en la capital y su tirón se notaría a su vez en las autonómicas, ya que el PP obtiene en la capital la mitad de los votos a la Comunidad”, explica un alto cargo del PSOE madrileño, donde González “no disgusta” de contrincante por los lastres en la gestión y la polémica que rodea al ático de Estepona.

Mientras, en el PP son legión quienes celebran que Tomás Gómez sea el candidato regional del PSOE. “Es nuestro principal activo”, sentencian en la primera planta de Génova, donde se encuentra la sede del PP de Madrid. Los interrogantes sobre el sobrecoste del tranvía de Parla, el proyecto estrella de Gómez en sus años de alcalde (1999-2008) antes de dar el salto como secretario general de los socialistas madrileños. Centrado estos últimos siete años en eliminar la contestación interna, el descuido de la calle se ha traducido en unos resultados electorales que han ido menguando progresivamente.

Miembros de la Ejecutiva regional de Gómez reconocen que el 26% de 2011 se antoja un resultado “excelente” pese a ser siete puntos inferior al respaldo que Rafael Simancas obtuvo en 2007. Con 36 diputados, las críticas internas a Gómez se han vuelto más discretas: a la espera de la confección de las listas, en los corrillos socialistas se tiene asumido que un puesto como diputado más allá del número 20 de la lista “es jugársela”.

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Síntoma de la parálisis del PSOE madrileño fue la renuncia de Juan Barranco como vicepresidente de la Asamblea sin esperar a que concluyese la legislatura, paso con el que el último alcalde socialista de Madrid cuidaba su perfil institucional mientras representaba con elegancia su distanciamiento de Gómez, considerado su pupilo. Aunque todo apunta a que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, seguirá dando su apoyo a Gómez dejando a un lado las rencillas del pasado, un amplio número de personalidades socialistas, desde diputados a secretarios generales de las principales ciudades madrileñas a miembros de la Ejecutiva dan por hecho que tras las elecciones habrá una gestora. De momento, ya hay quien busca un sustituto a Gómez en Antonio Miguel Carmona: tras meses de campaña frenética, las encuestas le auguran un resultado que le permita soñar con la alcaldía, territorio PP desde 1991.

A la errática marcha del PSOE se suma la guerra civil que ha protagonizado IU desde antes de las primarias del pasado noviembre y podría reducirla a niveles testimoniales cuando un mes antes de las europeas aspiraba al sorpasso con los socialistas. Descartada la repetición de unas primarias, el Consejo Político Regional de IU Madrid aprobó este viernes que el nuevo candidato de la formación en lugar de la dimitida Sánchez sea elegido en el que las asambleas (agrupaciones en PP y PSOE) propongan y ratifiquen al candidato en un proceso de ida y vuelta.

Un nombre que gana adeptos es el de José Antonio Moreno. Cercano a la dirección autonómica, el abogado, expresidente de SOS Racismo y miembro del Partido Comunista quedó por detrás de Sánchez con 3.226 votos frente a 5.101. Tras meses de sangría, la intención de IU es resolver antes de que finalice el mes el nuevo proceso abierto, sin renunciar a la convergencia con otras fuerzas con la condición de hacerlo como coalición.

A falta de candidato, Podemos elegirá el 14 de febrero a su secretario regional, que no tendría que coincidir con el candidato. Aun así, hay sondeos según los cuales doblaría al PSOE, con casi 40 escaños. De las cinco listas que se presentan, Luis Alegre, secretario de Participación de Podemos y cercano a Pablo Iglesias, representa a la línea oficial con su equipo de Claro que Podemos. Enfrente tendrá a Miguel Urbán, cofundador de la formación y cabeza de la lista Podemos Ganar Madrid. En contra de los deseos de Tania Sánchez, que reclama una plataforma autonómica al estilo de Ganemos en el Ayuntamiento, Podemos no parece dispuesto a esa fórmula en la urna autonómica, consciente de su fuerza como marca propia.

Por último, UPyD, con candidatos elegidos hace meses, tratará de blindar su hueco ante el crecimiento pronosticado a Ciudadanos, que algunas encuestas aventuran incluso que podría desplazarles en la Asamblea y el Ayuntamiento. Albert Rivera haría músculo a partir de partidos independientes locales. En UPyD, donde menos del 10% de votos sería “un fracaso”, creen que Ciudadanos “corre el riesgo de aceptar a políticos con un pasado que luego pueda perjudicar” al partido.

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