_
_
_
_
_

Con ustedes, Gómez de la Serna

El Museo de Arte Contemporáneo rehace el despacho del creador madrileño

La reproducción del despacho de Ramón Gómez de la Serna, en el Museo Municipal de Arte Contemporáneo.
La reproducción del despacho de Ramón Gómez de la Serna, en el Museo Municipal de Arte Contemporáneo.Rafael Albarrán

La impar figura de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963), pionero del vanguardismo literario europeo, es desde ayer el principal reclamo del Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid.

Bajo el comisariado del director del museo, Eduardo Alaminos, los arquitectos Vicente Patón y Alberto Tellería han abierto de par en par las puertas de dos amplias salas, reformadas y adaptadas. En plantas diferentes e inauguradas por la alcaldesa, Ana Botella, una sala acoge, la colección de adquisiciones pictóricas, esculturales y gráficas del museo y la otra, el despacho de quien fuera emblema del quehacer literario en Madrid durante la primera mitad del siglo XX.

La colección es muy versátil gracias a paneles móviles que albergan pinturas de gran formato, iluminados con varillas de leds de alta sensibilidad: no emiten rayos ultravioleta, tan dañinos para las obra. Tanto los colectivos Equipo 57, Grupo El Paso y Estampa Popular, como Juan Genovés, Díaz Caneja, Isabel Quintanilla, Navarro Baldeweg o Juan Muñoz, exponentes de la evolución artística madrileña, cuelgan sus obras en esta espaciosa estancia, jalonada por columnas metálicas encastradas en vigas.

En la escultura, deslumbran obras de Chirino y Andreu Alfaro, mientras la fotografía, que se estrena con una exposición sobre el Rastro surgida del objetivo del cineasta Carlos Saura, exhibe obra de García Alix, Ouka Leele o Chema Madoz, entre otros autores. La sala está dividida temáticamente bajo epígrafes como Gesto, Figura, Realidad, Multiplicidad o Imagen.

En la planta superior, el visitante recibe a su llegada el fuerte impacto de un recinto acristalado al modo de destellante pecera, que invita a escudriñar en su interior. En su minuciosa infinitud surge el universo de objetos contenido en el despacho del escritor Ramón Gómez de la Serna, nacido en la calle de las Rejas, hoy Guillermo Rolland, y muerto en Buenos Aires en 1963, tras una fugaz visita a Madrid en 1949.

Ramón dejó la abogacía para involucrarse en cuerpo y alma en la Literatura —llena de un peculiar madrileñismo— mediante la conversión de palabras y objetos en sutil mercancía poética. Con ello se propuso definir literariamente toda una época, meta que consiguió merced a su torrencial y arrebatadora personalidad. Ya en 1912 creó en la calle de Carretas, junto a la de San Ricardo, una plural tertulia literaria —José Bergamín, Tomás Borrás— que cobraría enorme nombradía: la del Café de Pombo, escenificada ayer por actores de la Escuela de Arte Dramático.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Enamorado de señas de madrileñidad, como El Rastro — “vertedero de cosas de Madrid situado, pues, en vertiente, cuesta abajo”— Gómez de la Serna había ido reuniendo una asombrosa colección de objetos que integraba en su despacho del torreón de la calle de Velázquez, 4, gabinete ahora rehecho con lealtad a su impronta: un celaje con bombillas navideñas; la rana gigante; un violín de cerámica; los espejos cóncavo y convexo, que tanto fascinaron al autor de Automoribundia... Comparece también su colección de cachimbas, muñecas, radiografías, un revólver o una herradura, además de guiños a su erotomanía, al igual que su obsesión por los collages, “con los cuales lo forraba todo”, explica Vicente Patón. “El despacho está pensado para que el espectador pueda fisgar en su interior desde los óculos que jalonan el módulo, que Alberto Tellería y yo concebimos con la idea de biombo, muy presente siempre en la curiosidad universal de Ramón”.

Los hermanos Carlos y Ricardo Serrano han realizado la propuesta gráfica, con textos y dibujos implantados en los muros o en grandes estores. La colección evidencia la acertada política de adquisiciones desplegada desde tiempo atrás por el Museo de Arte Contemporáneo, cuyo director, Eduardo Alaminos, comisaría estas dos renovadas propuestas bajo el rótulo de Museo Portátil, para “dotar de una nueva identidad al centro y estimular la presencia del Conde Duque en la vida artístico-cultural madrileña”.

Museo de Arte Contemporáneo. Martes a sábado de 10.00 a 14.00 y de 5.30 a 21.00. Domingos, 10.30 a 14.00. Acceso gratuito. Conde Duque, 9 y 11.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_