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La laxitud de Interior con los camiones colapsa las autopistas

Centenares de conductores, atrapados durante horas en la A-2, la AP-2 y la AP-7

Nevada en Terrassa.
Nevada en Terrassa.CRISTÓBAL CASTRO

El temporal de nieve que azotó este miércoles Cataluña convirtió sus principales vías de comunicación en un avispero, con carreteras y autopistas colapsadas y centenares de vehículos atrapados durante horas. Pese a las continuas advertencias de los hombres del tiempo y que el propio Gobierno autonómico elevó el martes a fase de alerta el plan especial de emergencias para nevadas NEUCAT, la permisividad del Departamento de Interior con la circulación de grandes camiones generó un caos que inhabilitó los protocolos de actuación activados por el propio Gobierno y las concesionarias de autopistas. Después, una avería de Telefónica en el servicio de comunicación de la Generalitat complicó la transmisión de datos entre los equipos de emergencia.

Los principales colapsos —en la A-2, AP-2 y AP-7— atraparon a un importante número de conductores que el consejero de Interior, Ramon Espadaler, no fue ayer capaz de cuantificar. El jefe de la comisaría de Movilidad de los Mossos d'Esquadra admitió que muchas de las incidencias se produjeron por culpa de camiones de gran tonaje que, cruzados en la calzada, se convirtieron en una de las imágenes de la jornada. Esos tráilers no permitían que circularan el resto de vehículos, pero tampoco las máquinas quitanieves, lo que facilitó la acumulación de nieve y agravó la situación en el momento de reemprender la marcha.

En esa situación, Espadaler pidió “paciencia” a los conductores atrapados, en algunas ocasiones más de cuatro horas, pero defendió no haber prohibido, desde primera hora de la mañana, la circulación de vehículos pesados. Justificó su tolerancia porque no “tenía demasiado sentido” esa prohibición y se escudó en que carreteras como la C-25, la C-14 y la C-17 no resultaron afectadas.

El relato que se hacía desde Abertis, que gestiona todas las autopistas de Cataluña con una sola excepción, era revelador: se empezó a trabajar el martes por la noche para evitar que la nieve cuajara pero a las ocho de la mañana de ayer, cuando la nieve que se acumulaba en la carretera empezaba a ser peligrosa, la concesionaria pidió al Servei Català de Trànsit restringir el paso de camiones. Hasta media hora después no se dio luz verde, pero a esas horas los grandes camiones ya estaban circulando y los primeros accidentes en la vía se produjeron poco después, a partir de las nueve de la mañana. A partir de ahí, parte de las diez quitanieves quedaron bloqueadas.

Esa situación se repitió en otras grandes arterias. Un tramo de 106 kilómetros (de Soses a Banyeres) de la AP-2 quedó cortada entre las 7:22 horas de la mañana y las 13:03 horas. Unos 18 kilómetros de la AP-7, entre Subirats y Martorell, quedaron colapsados entre las 9:04 y las 13:06 horas. Donde más vehículos quedaron atrapados fue en varios tramos de la A-2, cortada entre Abrera y Mollet del Vallès entre las 8:42 y las 11:52 horas; en Castellolí entre las 9:51 y las 11:52 y en el Bruc, incluso en el interior del túnel, entre las 13:06 y las 13:40.

Aunque el temporal de nieve empezó a remitir por la tarde, Interior evitó facilitar cifras de los efectivos que había destinado a combatir un caso anunciado con antelación. “Interior ha tenido exactamente la misma previsión que en la nevada de marzo de 2010, ninguna", denunció Ramon Labrador, portavoz del sindicato de Mossos CAT-ME, quien también opinó: “Hoy [por ayer] tendría que haber el mismo número de agentes que se movilizaron el 9N”.

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La laxitud de Interior condicionó el trabajo de las más de 60 máquinas quitanieves previsto por el Departamento de Territorio, responsable de las vías de titularidad autonómica, y las decenas que activaron las concesionarias de autopistas de peaje. ICV-EUiA solicitó ayer la comparecencia en el Parlament del consejero de Interior, Ramon Espadaler; el director general de Protección Civil, Jordi Aurich y el director del Servei Català de Trànsit, Joan Josep Isern, para dar explicaciones del operativo.

Una veintena de examinadores de la Dirección General de Tráfico estatal sufrieron en sus propias carnes el colapso, cuando quedaron atrapados por la nieve durante más de cuatro horas en la AP-7, después de que la Jefatura Provincial de Tráfico de Barcelona les ordenara que se desplazaran a Vilafranca del Penedès para poder examinar a cientos de aspirantes a conductores pese al mal tiempo. UGT lamentó que Tráfico no aplazara las pruebas a pesar de que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había lanzado una alerta de nieve sobre esta zona dos días antes y que pretendiera hacer exámenes en pleno temporal, informa Stefania Gozzer.

Hasta las 17.30 horas, el servicio de emergencias 112 recibió un total de 1.500 llamadas, si bien ninguna era para atender casos graves, según fuentes de Protección Civil. La primera gran nevada del año en Cataluña dejó sin clase a cerca de 43.000 alumnos. La mayor parte de los afectados eran de la provincia de Barcelona, 17.000.

En Barcelona ciudad la nevada apenas afectó. Solo lo hizo levemente, a primera hora y en la zona alta, informa Clara Blanchar. Si en 2010 las fotos de nieve en la playa de la Barceloneta llenaron portadas, esta vez hubo que subir hasta Collserola para obtener imágenes donde predominara el color blanco. Frente al caótico corte de la Ronda de Dalt de entonces, con miles de vehículos atrapados y hospitales aislados, esta vez prácticamente no hubo cortes de tráfico, salvo la carretera de la Arrabassada, que entre las siete y las ocho tuvo que ser cortada para que pasaran las máquinas quitanieves y los camiones de sal. Desde las cinco de la mañana, con los primeros copos, los vehículos municipales, repartidos por la zona alta soltaron 98 toneladas de sal en las calles más empinadas de los barrios altos. Ayer el Ayuntamiento mantenía los trabajos de prevención.

En el transporte público, la única incidencia fue la interrupción de las líneas de Bus de Barri de Vallvidrera, Les Planes y el Tibidabo, que retomaron su actividad habitual poco después de mediodía.

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