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Absueltos cuatro policías por la muerte de un joven en Terrassa

La sentencia afirma que una bofetada de un agente hizo caer a la víctima al suelo y golpearse la cabeza de tal forma que murió por una fractura craneal

Rebeca Carranco
El padre de la víctima, en Terrassa.
El padre de la víctima, en Terrassa. Joan Sánchez

La noche del 15 de septiembre de 2009, un policía local dio a Jonathan Carrillo una bofetada en una calle de Terrassa. Esa bofetada le hizo caer al suelo, “a plomo”, golpeándose “con el bordillo en la espalda y la cabeza, fuertemente, contra el asfalto”. Horas después, Jonathan murió en el hospital por una “fractura craneal”. La Audiencia de Barcelona considera que se trata de un homicidio imprudente, pero a pesar de eso absuelve a los cuatro policías locales de Terrassa acusados porque considera que no se puede probar cuál de ellos propinó la bofetada, ni si el resto de compañeros pudo verlo y, por lo tanto, encubrir al autor.

“Ha sido un jarro de agua fría”, lamenta el abogado de la familia de Jonathan, Marc Pérez. Ahora estudian si recurrirán la sentencia, sobre todo en base a los hechos probados, que admiten que realmente se cometió un delito, pero no identifica a los culpables. La principal prueba contra los agentes es la declaración de dos vecinas, que presenciaron la escena desde la ventana de su casa.

Esa noche de 2009, según la Audiencia, sobre las once, el joven, de 26 años, apareció “vociferando y gesticulando” a un grupo de agentes. La víctima había bebido considerablemente, se quitó la camiseta ante los policías y trató de quitarse también los pantalones. Los agentes consideraron entonces que había sido irrespetuoso y le rodearon cerca de un árbol, para denunciarle. En ese momento fue cuando uno de los policías “propinó una bofetada en la cara” a Jonathan, “sin que se haya podido determinar un motivo”. El golpe fue “pequeño”, sin dejar ningún tipo de marca, pero suficiente para hacerle caer.

“La caída se produjo a plomo” y sin que el joven tratase de parar el golpe de ninguna forma, añade la sentencia, de manera que el golpe contra el asfalto fue muy fuerte. Jonathan quedó inconsciente y los agentes avisaron entonces a una ambulancia, aunque no comunicaron en ningún momento de forma clara que le habían propinado una bofetada, ni que se había dado un fuerte golpe en la cabeza. El técnico sanitario de la ambulancia entendió que se había caído “abrazado al árbol”. Además, el joven no presentaba ninguna herida en la cabeza, ni otros signos externos que hiciesen pensar a los médicos del Hospital Mútua de Terrassa, donde le atendieron, que podía presentar heridas internas. A las once de la mañana del día siguiente, Jonathan murió por una fractura craneal.

“Ninguno de los acusados comunicó a sus superiores, ni elaboró atestado o informe alguno que diera cuenta de que Jonathan Carrillo Cantudo había sido abofeteado por un agente de policía y que a consecuencia de ello había caído y quedado inconsciente”, añade la sentencia, sobre la actitud de los policías.

“Lo que mata no es la bofetada, sino ocultar la bofetada”, sostiene el catedrático en Derecho Joan Queralt. A su entender, el caso debería haberse planteado de esa forma, para defender que los cuatro policías son, a su vez, culpables. También critica que no se realizase una reconstrucción de los hechos, que hubiese ayudado a aclarar lo que pasó. Las dos testigos no fueron capaces de identificar, sin género de dudas, al autor de la bofetada, y los agentes negaron en todo momento haberle pegado.

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La fiscalía, que rebajó sus calificaciones al final del juicio, pedía dos años de prisión por una falta de lesiones en concurso con homicidio imprudente para el principal acusado, además de la inhabilitación, y un año de prisión para los otros tres agentes, además de una indemnización de 96.101 euros. Los cuatro han sido absueltos.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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