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El PP sigue sin candidato a menos de cuatro meses para las elecciones

González continúa siendo el único en ofrecerse para presidir Madrid

José Marcos
Rajoy y González se saludan tras la intervención del presidente regional en la convención del PP.
Rajoy y González se saludan tras la intervención del presidente regional en la convención del PP.ULY MARTÍN

Ignacio González no acudió en su mejor momento a la convención nacional del PP. Las perspectivas del presidente de la Comunidad de Madrid no eran las mejores, pese a los buenos datos económicos, con un crecimiento por encima de la media española y los continuos guiños que viene ofreciendo a los votantes, como la congelación de tarifas como las del metro o las tasas universitarias (tras subidas de dos dígitos en la legislatura). La segunda fase de la Operación Púnica, en pleno desarrollo, y la vuelta a la actualidad del ático que posee en la costa malagueña trastocaron el discurso triunfalista de los últimos meses.

El silencio de Mariano Rajoy contribuyó a encrespar aún más el panorama, por más que fueron muchos los que interpretaron como un “gesto de apoyo” que González tomara la palabra, durante un periodo amplio, ayer en la clausura del sanedrín del PP. Por delante de la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y del presidente del Gobierno y líder absoluto en Génova. “Sin duda significa algo, es una señal: en la pasada convención del PP en Valladolid el presidente autonómico, Juan Vicente Herrera, no participó en el cierre”, observó un dirigente con peso en el partido. “No significa nada, Herrera no perdió ningún poder orgánico por no salir a escena en esa ocasión”, señalaba otro responsable popular, que restaba trascendencia al episodio y más bien creía que Rajoy lo que había buscado era “despistar” y ganar tiempo “ante un aspirante descatalogado”.

González, durante su discurso en la clausura de la convención del Partido Popular.
González, durante su discurso en la clausura de la convención del Partido Popular.ULY MARTÍN

El momento más bajo de González desde el año pasado, cuando por estas fechas tuvo que renunciar a la privatización de la gestión de seis hospitales y 10 centros de salud, incluido el sacrificio del consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty —su sustituto, Javier Rodríguez, no duró un año por sus salidas de tono en la crisis del ébola—, coincidió con su rol de anfitrión del cónclave popular. Ni más ni menos que la principal reunión de familia del partido antes de las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo.

A menos de cuatro meses de una cita electoral que se antoja fundamental para el futuro del PP tras dos décadas consecutivas en el poder, la incertidumbre sigue rodeando las candidaturas al Ayuntamiento y a la presidencia de la Comunidad, puesto que el barón del PP ocupa tras la dimisión de Esperanza Aguirre en septiembre de 2012... Justo un mes antes de que González, su vicepresidente durante nueve años, se estrenara con un recorte de 2.700 millones de euros bajo el brazo. Mientras el tiempo corre, la incógnita se resolverá en febrero, según los cálculos más optimistas.

A falta de grandes expectativas, la Convención derivó entre los proclives a la carga ideológica que le dieron Aguirre y José María Aznar al encuentro frente a la bandera de la recuperación económica que esgrime Rajoy. Y a interpretar las señales emitidas, por mínimas o poco concluyentes que fueran. Por si acaso, numerosos cargos de los distintos escalones del organigrama del PP de Madrid felicitaron a González por su discurso y papel protagonista. A falta de que Rajoy despeje las dudas, lo único cierto es que González es el único que ha reconocido, por activa y por pasiva, su interés en encabezar las listas. El presidente de Madrid y secretario general del PP regional volvió a ofrecerse el sábado, en su semana más negra en un año. Lo demás es un suspense por resolver.

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Por encima del 40% desde 1991

La última vez que menos del 40% del electorado madrileño votó al principal partido de la derecha española fue en las elecciones autonómicas de 1987. El Partido Popular no existía como tal entonces, sino Alianza Popular. La precursora del PP actual obtuvo un apoyo del 31,96%, el peor resultado de la historia, lastrada en parte porque cohabitaba con el CDS (16,92%).

Desde entonces, tras su refundación en el partido actual y un periodo de transición, el PP se transformó en la formación más votada en la región. Así, logró un 43,22% de papeletas en 1991 —insuficiente frente a la suma de PSOE e IU—; el 50,97% en 1995; el 51,07% en 1999; el 48,18% tras el tamayazo en 2003 —el socialista Rafael Simancas iba a ser el presidente en la primera votación, dado que el resultado de Aguirre (46,67%) no superaba a la unión de los partidos de izquierda—; el 53,30% en las elecciones de 2007; y el 51,73% en los comicios que decidieron el reparto de escaños en la Asamblea de Madrid en la legislatura actual.

Veinte años después de ocupar por primera vez el poder, el PP asume que perderá, como poco, la mayoría absoluta. Aunque la cúpula del PP en Madrid, convertida en uno de sus principales graneros electorales, confía en ser el partido más votado con un respaldo superior al 35% de votos (hay quien no descarta el 40%), por encima de las estimaciones para las generales, el candidato que elija Rajoy afrontará un escenario inédito en dos décadas: para gobernar debería alcanzar pactos con otras fuerzas.

Altos cargos del PSOE madrileño dan por sentado que el PP obtendrá “cuando toque votar, en el momento de la verdad”, el apoyo de buena parte de sus votantes descontentos, animados por “el temor” a Podemos.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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