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Susana Díaz rompe con IU y adelanta las elecciones andaluzas a marzo

La comunidad será el primer test de la fortaleza de PSOE y PP y el empuje de Podemos

Susana Díaz junto al vicepresidente de la Junta, Diego Valderas.
Susana Díaz junto al vicepresidente de la Junta, Diego Valderas.Julio Muñoz (EFE)

El Gobierno de coalición de izquierdas en Andalucía no ha llegado a los tres años de vida. La presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, ha comunicado esta noche al líder regional de IU, Antonio Maíllo, la ruptura del Ejecutivo y el adelanto de las elecciones autonómicas al próximo 22 de marzo. Díaz se comprometió el pasado viernes con Maíllo a que, cuando hubiese tomado la decisión definitiva sobre el anticipo, que se viene dando por hecho desde hace una semana, él sería el primero en saberlo. La líder del PSOE andaluz ha llamado a Maíllo sobre las 21.20, según fuentes del Ejecutivo. Tras esta conversación, la mandataria se ha puesto en contacto con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, para comunicarle también su resolución.

Díaz y Maíllo, cuyas relaciones nunca han sido fluidas, mantuvieron una reunión el viernes para abordar la situación. En esa cita, la presidenta expuso al líder de IU las razones que, a su juicio, han llevado inestabilidad al pacto de gobierno, entre otras, la decisión de la asamblea de IU de facultar a su dirección a convocar un referéndum entre sus militantes el próximo verano para abandonar el Gobierno autónomo si no se aprobaban cuatro leyes pactadas entre los dos socios. Los socialistas ponen la lupa de los desencuentros en quien previsiblemente será candidato de IU en las próximas elecciones generales, Alberto Garzón, por su estrategia de convergencia con Podemos y de alejamiento del PSOE.

Izquierda Unida, sin embargo, no se cree las razones de inestabilidad aducidas por los socialistas y achaca la ruptura a los intereses electorales de estos. Los dirigentes de la federación recalcan que el fin del pacto es una decisión unilateral del PSOE a la que ellos son ajenos.

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Tras el pleno extraordinario que el Parlamento andaluz celebra este lunes, se convocará una reunión deliberativa del Consejo de Gobierno para el adelanto electoral. Posteriormente, Díaz explicará públicamente las razones del anticipo de los comicios.

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Tras la conversación con Maíllo, Díaz ha telefoneado a Pedro Sánchez, quien ha comprendido las razones que invoca la presidenta de la Junta para celebrar los comicios regionales en marzo y se ha ofrecido para trabajar intensamente en la campaña autonómica. Sánchez ha comunicado a su interlocutora que tiene la intención de “volcarse” en la campaña, así como toda la ejecutiva federal.

Las razones del adelanto que Díaz ha detallado al secretario general de su partido son las mismas que esbozó la pasada semana cuando le telefoneó para dar prácticamente por seguro que habría comicios anticipados. No quiere la presidenta estar sometida a la espada de Damocles que pudiera dejarle caer encima IU. Díaz ha usado esta noche en su conversación con Sánchez la palabra “inestabilidad” para resumir sus razones. En los pocos minutos en los que han hablado solo ha habido lugar para la región y no para ninguna otra cuita interna.

Con este adelanto, Andalucía se convertirá en el primer banco de pruebas para medir el empuje de Podemos y la fortaleza de PSOE y PP, los dos partidos que han protagonizado el escenario político español en las últimas décadas.

Del atraso al adelanto

L. B.

La previsible irrupción de Podemos va a alterar sustancialmente la composición del Parlamento autónomo andaluz. Los socialistas gobiernan Andalucía de forma ininterrumpida desde 1982. En las ocho primeras legislaturas siempre vencieron en las urnas (con cinco mayorías absolutas); en la novena, la actual, son la segunda fuerza con 47 diputados, frente a los 50 del PP.

En las últimas elecciones, en marzo de 2012, cuando todas las encuestas daban al candidato del PP, Javier Arenas, una cómoda victoria y una mayoría absoluta clara, el PSOE resistió el tirón y pudo seguir gobernando gracias al acuerdo de coalición que alcanzó con Izquierda Unida.

En aquella ocasión, la decisión estratégica del entonces presidente de la Junta y candidato socialista, José Antonio Griñán, fue aguantar la legislatura hasta el final y no ceder a las presiones de la dirección federal del PSOE para convocar las elecciones andaluzas junto a las generales, que fueron en noviembre de 2011.

En los cálculos del PSOE se analizó que entre noviembre de 2011 y marzo de 2012 el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy tendría que tomar medidas de recorte y de subidas de impuestos muy impopulares, lo que permitiría al PSOE reducir la distancia con Arenas y evitar de este modo la mayoría absoluta. Eso es lo que efectivamente ocurrió en las urnas.

En esta ocasión, la decisión estratégica de Susana Díaz es anticipar los comicios. Aunque las encuestas que maneja no le dan mayoría absoluta, el PSOE cree que podrá volver a ser la fuerza más votada en Andalucía y tener una mayoría más holgada para formar Gobierno.

Desde que en las elecciones europeas del pasado mayo la formación que dirige Pablo Iglesias diese la gran sorpresa y consiguiera cinco eurodiputados, los sondeos han ido constatando el creciente apoyo ciudadano a la nueva formación, que amenaza con romper el bipartidismo del sistema político. Izquierda Unida, la tercera fuerza nacional, no ha conseguido alcanzar nunca el peso político que los sondeos adjudican actualmente a Podemos, pese a que en algún momento, a mediados de los años noventa, persiguió lo que se llamó el sorpasso, es decir, arrebatar al PSOE la mayoría entre el electorado de izquierdas.

En la decisión de Díaz de convocar los comiciones regionales a marzo próximo ha pesado también ese factor Podemos. Primero, porque la dirección andaluza de esta formación aún no se encuentra estructurada, aunque sí se sabe que la encabezará Teresa Rodríguez, procedente de Izquierda Anticapitalista y una de las representantes del sector crítico a Iglesias. Segundo, porque las encuestas no conceden a Podemos en Andalucía el vigor que sí presenta en otras autonomías. Esos sondeos sitúan a la emergente formación de izquierdas como tercera fuerza en la comunidad, por detrás de socialistas y populares. Y tercero, porque con el adelanto y una posible victoria electoral, Díaz pretende hacer una demostración de fuerza, ante su propio partido y ante la sociedad, y trasladar la idea de que se puede ganar a Podemos, aunque ahora tiene el viento de cola.

La apuesta del adelanto electoral, que implica el riesgo de que Andalucía sea la primera plaza en las que se mida la fuerza de Podemos, se produce cuando Iglesias da prácticamente por amortizado al PSOE. En la entrevista que EL PAÍS publicó el 18 de enero, Iglesias sostenía que en las elecciones generales de finales de este año solo habrá dos opciones: Podemos o el PP. Dejaba así a los socialistas en un lugar secundario en el panorama político. Una victoria en Andalucía, según las estimaciones de la dirección regional socialista, serviría de revulsivo para el PSOE en toda España.

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