Aniversario de oropeles y protestas
La Academia de Cultura Valencia festeja sus orígenes en un acto a puerta cerrada en la Lonja de Valencia y con un gran dispositivo de seguridad
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; y el delegado del Gobierno, Serafín Castellano, además de otras autoridades, arroparon ayer en la Lonja de Valencia el acto de conmemoración del centenario de la Academia Valenciana de Cultura, una fundación impulsada por la Diputación de Valencia, que inició su andadura en 1978 pero que considera que sus raíces están en el Centre de Cultura Valenciana constituido en 1915 por la Corporación provincial.
Para conmemorar el aniversario, las Administraciones del PP cedieron el mismo escenario que alberga los Premios Jaime I auspiciados por la Generalitat. Sin embargo, al acto no acudió el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, que a la misma hora celebraba un pleno de la Corporación.
Durante las alocuciones —casi todas en castellano— que precedieron a un concierto para algo más de un centenar de personas, Fabra destacó el “interés del Consell en revitalizar el papel que desempeñan” instituciones como la Academia de Cultura Valenciana, “facilitándoles que asuman el protagonismo que merecen en la vida pública”. Una razón por la que el Consell ha marginado a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) en el proyecto de ley de Símbolos del Pueblo Valenciano y ha promocionado a entidades secesionistas como la Academia de Cultura y Lo Rat Penat. El acto celebrado a puerta cerrada y protegido por un fuerte dispositivo de seguridad no evitó las protestas en la calle de varios extrabajadores de Ràdio Televisió Valenciana ante el estupor de muchos viandantes. En Castellón el presidente de la AVL, Ramon Ferrer, recordó que las lenguas están para unir y no para dividir.
