_
_
_
_
_

Con las cosas de comer

Una Administración sin capacidad para encontrar 1,8 millones de euros en 29.000 millones está atrofiada y no sirve para nada

En el océano presupuestario de los 29.000 millones de euros de la Junta, la Administración regional ha tardado cuatro meses en localizar 1,8 millones de euros para que los niños en riesgo alimentario pudieran tener algo que echarse a la boca cuando salían del colegio. En esos cuatro meses no se produjo retraso alguno en el pago de la nómina de ni un solo diputado, tampoco faltó gasolina para los coches oficiales ni se suspendieron cuchipandas pagadas con dinero público, pero no hubo manera de pegarle un pellizco al presupuesto para que estos niños afectados por el drama del paro en sus familias pudieran llevarse a casa un menú de subsistencia: pieza de pan, zumo de tetrabrik, fiambre y una magdalena.

Con las cosas de comer nadie debería jugar y menos aún si el juego pone en riesgo el anuncio de satisfacer las necesidades más elementales de uno de los colectivos más endebles en una crisis económica, los niños. Por eso, salvo un puñado de irresponsables, entre los que se incluyó en su día el actual portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, pocos cuestionaron el anuncio de la presidenta Susana Díaz de garantizar tres comidas al día a los niños en situación de riesgo.

Incumplir este compromiso durante los cuatro primeros meses de este curso escolar debería sonrojar a todo el que tenga una mínima relación con este dislate. No hay nada más lamentable que anunciar un cacareado plan para dar respuesta a algo tan triste como que haya niños que pasan hambre y tenerlo cuatro meses suspendido por falta de dinero. Justificarlo luego en problemas administrativos es directamente de juzgado de guardia. Si no en el ámbito de lo penal, al menos en el juzgado de guardia de la decencia.

Les voy a contar que ha pasado con este plan que, como todos, empezó con un nombre rimbombante: Plan de Seguridad y Garantía Alimentaria (SYGA). El programa, dotado con 1,8 millones de euros, fue adscrito a la Consejería de Igualdad, Sanidad y Políticas Sociales, aunque su gestión corre a cargo de la Consejería de Educación, ya que se pone en marcha a través de los colegios. Educación luego ejecuta el programa con las empresas de catering que gestionan los comedores escolares.

Así funcionó el primer año. En este nuevo curso, llegó septiembre y la Consejería de Igualdad había agotado su presupuesto, por lo que no podía transferir esa cantidad a Educación para ejecutarlo, ni esta, a su vez, pagarle a las empresas de catering para ponerlo en marcha. Igualdad pidió un adelanto a la Consejería de Hacienda, que le transfirió 1,2 millones de euros, 600.000 menos del montante. Educación reclamó el total, porque así lo requerían las empresas. Y pasaron tres meses sin respuesta. Llegó diciembre y se desbloqueó, pero de forma tan ridícula que duró dos días. Empezaron las vacaciones de Navidad y la Intervención General paralizó los pagos para cerrar el ejercicio presupuestario. Ahora ha habido que esperar al nuevo año para completar los 600.000 euros restantes y 15 días para poner en marcha un programa que debió arrancar en septiembre.

Una Administración que no tiene capacidad para encontrar una aguja en un pajar de agujas -1, 8 millones de euros en 29.000 millones- está atrofiada y no sirve para nada. Y resolver la situación de un niño que no puede atender a su profesor por el ruido que sale de su estómago es una obligación de las instituciones públicas que no se resuelve con una promesa. Las promesas, como mucho, alimentan el espíritu, pero no sacian el hambre. Una cosa fue la ocurrencia de prometer unas vacaciones para las amas de casa y otra, bien distinta, jugar con las cosas de comer.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

@jmatencia

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_