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Alicante elige nuevo alcalde para cinco meses cargados de escándalos

Miguel Valor asume el cargo hasta después de las elecciones consciente de que no será el candidato que presentará el PP en mayo

El nuevo alcalde de Alicante, Miguel Valor, al tomar posesión del cargo.
El nuevo alcalde de Alicante, Miguel Valor, al tomar posesión del cargo.Pepe Olivares

Ayer Miguel Valor fue elegido nuevo alcalde de Alicante con los votos del PP. Horas antes un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) afirmaba que el constructor Enrique Ortiz le devolvió al exalcalde Luis Díaz Alperi el coste del adosado que había pagado por su hija Elisa, diputada del PP en las Cortes Valencianas, que entre sollozos se reivindicó como una persona “normal” que todavía paga su hipoteca y compra en rebajas. Y hoy la sucesora de Luis Díaz Alperi y antecesora de Valor, Sonia Castedo, entrará en el juzgado para declarar como imputada en el caso Rabassa.

Abstrayéndose de este ambiente, con sus 70 años recién cumplidos y tras haber hecho casi de todo en el PP, Miguel Valor se sintió tan contento de ser nombrado alcalde de Alicante para los próximos cinco meses que se animó a bailar frente a los portales del Consistorio al ritmo de un grupo de dolçainers y tabaleters. Valor sustituyó ayer oficialmente en el cargo a Sonia Castedo, dimitida el pasado diciembre por su implicación en los escándalos de corrupción urbanística y se convirtió en el quinto alcalde de la ciudad desde 1977. El regidor intentó dar un aire de normalidad a su elección con una celebración a la que acudieron más de 400 personas y en la que no faltaron ni los tradicionales enanos y gigantes.

A la toma de posesión del nuevo alcalde solo faltó Castedo, quien hoy declarará ante el juez por una de las dos imputaciones que pesan sobre ella y que abarcan cinco presuntos delitos de corrupción urbanística investigados por la policía en el caso Brugal. El PP quiso presentar la elección de Valor como el regreso a la normalidad institucional, pero los discursos de socialistas y Esquerra Unida y algunas de las escenas vistas en el salón de plenarios evidenciaron que la situación todavía dista mucho de la normalidad.

El veterano político, también responsable de Cultura, recibió el bastón de mando municipal de Andrés Llorens, el primer teniente de alcalde que está procesado por los presuntos delitos de prevaricación y falsedad documental en la concesión de las obras de una plaza. Valor asume una alcaldía en la que el concejal de Hacienda, Juan Seva, se enfrenta a una posible inhabilitación por la mala gestión del club de baloncesto Lucentum, del que el Ayuntamiento es el máximo accionista. La propia portavoz municipal, Marta García Romeu, aparece fotografiada durante unas vacaciones junto a Castedo y Enrique Ortiz, el presunto beneficiario de las supuestas corruptelas de la exalcadesa.

Todo eso le recordó ayer el concejal de Esquerra Unida (EUPV), Miguel Ángel Pavón, ante una sala abarrotada de empresarios y políticos entre los que se encontraban el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y un nutrido grupo de cargos del PP. Todos tuvieron que escuchar cómo Pavón, quien ha castigado durante toda la legislatura a Castedo por su doble imputación, volvía a poner en duda la rectitud del equipo de gobierno. “Hasta usted”, le dijo Pavón a Valor, “aparece en las conversaciones telefónicas del caso Brugal dando cuenta a Ortiz de la adjudicación de unas obras por más de dos millones a su favor para, a continuación, pedir una ‘ayudita en el tema cultural”. La socialista Elena Martín instó a Valor a que devuelva “la conciencia y la ética" a la ciudad. Fernando Llopis, de UPyD, optó por ser conciliador al afirmar que Valor “merece” la alcaldía.

Acabado el acto, el concejal de EUPV mostró un convenio que según Pavón le facilitó el propio Valor a modo de explicación de la conversación aparecida en las escuchas policiales. En el escrito, firmado por Valor y Ortiz en noviembre de 2009, el constructor accede a realizar unas obras sin coste para el Ayuntamiento y valoradas en 80.000 euros. “¿Quién hace nada gratis?”, se preguntó con sorna el regidor.

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A Valor, sobre quien no pesa imputación alguna, le va a costar sacarse de encima el fantasma de las sospechas de corrupción en un Ayuntamiento gestionado desde hace 20 años por el PP.

Poco pudo lucirse Miguel Valor ayer pese a ser el protagonista de un acto en el que anunció que la ciudad invertirá 14 millones en obras de aquí a lo que queda de legislatura. Defendió en su discurso a Alperi, pese a que el último informe de la UDEF acusa al exalcalde de aceptar, por lo menos, dos sobornos de Enrique Ortiz que sumaron un total de 174.007 euros para “compensar el precio pagado” por Elisa Díaz Alperi en la compra de un bungaló al constructor. La Policía solicita en ese mismo informe autorización judicial para investigar todas las cuentas de la familia de Díaz Alperi entre 2006 y 2013 en un total de 17 entidades financieras. Según la policía, el constructor libró sobornos al entonces alcalde por un importe cercano a los 235.000 euros.

En su discurso Valor también defendió a Castedo, que sin dar ni una sola explicación de su dimisión al pleno municipal, hoy declarará nuevamente como imputada.

Valor soltó alguna lágrima al recibir el bastón de mando ante 18 de sus familiares, se confirmó como hombre”profundamente religioso” y juró su cargo en valenciano. Nacido en Alcoi, es el segundo alcalde nacido en la provincia desde que el socialista José Luis Lassaleta dirigiera la ciudad entre 1979 y 1991. En las próximas semanas el PP desvelará quién será su cartel en los comicios de mayo.

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