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los lugares de Rodrigo Cortés

Jambalaya, café y Haydn

El director y productor gallego, vecino de Conde Duque, nos invita a adentrarnos en los túneles de la Castellana y a pasar la tarde en una librería

Rodrigo Cortés en la librería Ocho y medio.
Rodrigo Cortés en la librería Ocho y medio.Álvaro García

1.La Taberna del Mozárabe. Mi lugar favorito de Madrid. Pequeña y recoleta, perfecta para tomar un café o un pincho de tortilla. Suenan Haydn y Palestrina sin un ápice de impostación. Refugio al atardecer de la gente del barrio. (San Bernardino, 1).

2.Gumbo. Cocina de Nueva Orleans. Si has visto la serie Treme, creerás que es Janette Desautal quien te prepara un atún ennegrecido o un plato de jambalaya. Son obligatorios los tomates verdes fritos. (Pez, 15).

cine y literatura

Aquel borrador, esas ideas que desembocaron en Concursante, ópera prima de Rodrigo Cortés (Orense, 1973), se dilatan en su reciente novela Sí importa el modo en que un hombre se hunde (Editorial Delirio).

3.Parque del Oeste. Tres o cuatro días a la semana corro (troto, a fuer de ser sinceros), partiendo del Templo de Debod y bajando hacia la Rosaleda, pisando la sombra del teleférico hasta la estatua de Bolívar o el Faro de Moncloa. A veces salto al parque de la Bombilla, donde un cine al aire libre brota del suelo en las noches de verano.

4.La Central de Callao.Gran librería de tres pisos que conserva el encanto de las pequeñas. Hojear las recomendaciones, perderse en sus pasillos, curiosear las mesas centrales y estanterías, tomar un café o charlar con sus empleados —siempre atentos— garantiza el correcto empleo de la tarde. (Postigo de San Martín, 8).

5.Buenas y Dulces. Pequeña pastelería artesana en el corazón de Malasaña. Pocas veces habrás probado tartas y pasteles hechos con tanto cariño y tan cuidada materia prima. Recomiendo acompañar el café con un muffin de arándanos. (Plaza del Dos de Mayo, 5).

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6.Ocho y Medio. Flanqueando la “milla del cine” (una milla de, generosamente, 100 metros), es la librería de cine por excelencia, el último reducto del lector cinéfilo, la resistencia al rescate del coleccionista. Cálida y acogedora, cada estante acoge una docena de títulos que querrías tener y no tienes. (Martín de los Heros, 11).

7.El Rey de Tallarines. Con aspecto de bar de menú, ocupando, como las antiguas iglesias, el lugar de una antigua marisquería (que nadie se ha molestado en remodelar), en este restaurante chino el cocinero, hábil, confiado, amasa los tallarines a la vista. Cuando los pruebas, parecen normales. Luego empiezan a pasar cosas... (San Bernardino, 3).

8.Plaza de las Comendadoras. Cuando llega el buen tiempo, tomar una cerveza al aire libre, fingir que la pizza está buena o esquivar el talento de algún músico callejero pueden ocuparte dos horas muy agradables, si vas acompañado.

9.Arrebato. Librería de libreros, de cercanía militante, lo más parecido a Barcelona en el centro de Madrid. Te hace sentir en el caldeado salón de una casona antigua. Si no encuentras lo que buscas, te lo buscan ellos. Si no lo buscas, de todos modos te lo encuentran. (La Palma, 21).

10. Túneles de AZCA. Siempre que paso en coche por el Paseo de la Habana, me meto, lo necesite o no, en este complejo de túneles. Desconcertante cruce subterráneo bajo los edificios más emblemáticos de la Castellana, que obliga a imaginar cómo habría sido Blade Runner en manos de Garci.

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