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Tres alcaldes de Huesca piden al Papa que Lleida devuelva el arte sacro

Los ediles solicitan a Francisco que haga cumplir las resoluciones de los tribunales

Los alcaldes de Berbegal, Peralta de Alcofea y Villanueva de Sijena, en Huesca, pedirán esta semana por carta una audiencia al Papa Francisco para que les confirme que hará cumplir “inexcusablemente y de forma inmediata” al Obispado de Lleida las resoluciones de los tribunales eclesiásticos que le obligan a devolver un centenar de obras de arte sacro que, desde hace casi 20 años, reclama la vecina diócesis de Barbastro-Monzón. Los ediles afirman que sólo así quedarán preservados “el prestigio y el bien de la Iglesia”.

Los tres alcaldes recuerdan en la carta que el conflicto dura desde 1995 cuando el Vaticano desmembró por decreto la diócesis de Lleida y más de un centenar de parroquias pasaron a depender del obispado de Barbastro-Monzón. Entonces se inició un largo litigio canónico y civil para demostrar la propiedad de 113 bienes de arte religioso pertenecientes a las parroquias escindidas. Pese a que los tribunales eclesiásticos fallaron siempre a favor de la curia aragonesa, las obras en disputa continúan en el Museo Diocesano de Lleida.

Los alcaldes denuncian el “enorme escándalo” que a su juicio han protagonizado en los últimos años los distintos obispos leridanos, a los que acusan de “secuestrar” los bienes. En este apartado critican con especial dureza al actual prelado, Joan Piris, de quien afirman que el problema que tiene es "su exceso de adoración más a las pinturas que a lo pintado y representado en ellas”.

Asimismo, dicen solicitar una audiencia privada al Papa para que este escuche de primera mano las inquietudes y la verdad de este caso y para que se obligue al obispo de Lleida, "bajo penas canónicas", a abandonar el consorcio del Museo y a devolver las piezas. "El desprestigio de la Iglesia con este asunto, sinceramente, no puede ser mayor", aseguran.

En otro párrafo de la carta, los alcaldes afirman que "se trata de un escándalo sin precedentes, de un complot diseñado desde la mentira y la codicia para hacer daño a la misma Iglesia, de una conducta que va contra el séptimo y décimo mandamiento de la Ley de Dios, contra la obediencia al Santo Padre y a sus tribunales de justicia, por lo que se comprenderá fácilmente la especial gravedad de este asunto".

También se acusa a la Generalitat de Cataluña de urdir un plan juntamente con los obispos de Lleida para conseguir que los bienes se quedasen en Lleida a pesar de las resoluciones desfavorables. El plan consistió en catalogar todas las obras diocesanas de arte sacro como una colección inescindible, algo que califican como "una auténtica monstruosidad jurídica, porque lo que no se puede hacer es hacer colecciones con bienes ajenos, lo cual es un delito y un gravísimo pecado a la vez". Según esta tesis, el museo leridano sirve de escudo y subterfugio para que el obispo no pueda sacar las piezas de allí y no pueda ser acusado de desobediencia

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