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La pianista Elisabeth Leonskaya inicia su semana coruñesa

La gran maestra georgiana muestra en el escenario del Rosalía el porqué de su leyenda

Elisabeth Leonskaya (Tiflis, Georgia, 1945) ha ofrecido este martes un recital de piano solo en el Teatro Rosalía Castro, con dos obras de Beethoven, la Fantasía en sol menor, op 77 y la Sonata nº 17 en re menor, op. 31, nº 2, Tempestad; la Fantasía Wanderer, op. 15 D 760 de Schubert, y la Sonata nº 3 en fa mayor, op. 5 de Brahms. El recital, organizado por la Sociedad Filarmónica de A Coruña y el Consorcio para la Promoción de la Música es la primera de las tres actuaciones que la gran maestra del piano celebrará esta semana en A Coruña.

Leonskaya, una de los últimos representantes de los músicos formados en la Unión Soviética, mostró en el escenario del Rosalía, el porqué de su leyenda. Los grandes músicos hacen sencillo lo más intrincado: se trata de una técnica prácticamente insuperable al servicio de cada autor, de cada partitura, pentagrama, compás o nota. Desde ahí, todo consiste en dejar volar al espíritu de cada autor y a su momento vital. Nada más.

Y nada menos. Porque hay que expresar el contraste entre el Beethoven de la Fantasía op. 77 y la sensación de improvisación como en una labor de patchwork concienzuda y primorosa de su caleidoscópica variedad tonal y la Sonata op. 17 que la pianista incluyó a última hora en el programa. Y en esta quedaron de manifiesto la tremenda fuerza interior de su Largo-allegro y el carácter, más reflexivo que desesperado del Adagio, marcado por su magistral uso del pedal y la ejemplar disposición de planos sonoros. Y en el Allegretto final, el Beethoven enojado con el mundo a causa de su sordera en contraste con su riquísima vida interior, verdadera isla salvadora de su naufragio vital.

Luego, dos obras de dos jóvenes creadores bajo el peso e influjo de la obra del genio de Bonn. En primer lugar, el Schubert joven y aún optimista de esa maravilla en cuatro movimientos tocados sin solución de continuidad que es la Fantasía Wanderer. Leonskaya mostró en ella su prodigioso control de sonido en momentos de gran poderío sonoro y unas escalas perladas que parecían lanzar notas ingrávidas por el espacio del Rosalía.

Y, para finalizar, el joven Brahms aferrado al clasicismo y pendiente del juicio del matrimonio Schumann de la Sonata nº 3. Una obra en la que Leonskaya, tras hacer brillar las preciosas disonancias de su Allegro maestoso, iluminó al joven sereno y esperanzado que muestra el Andante: resaltó la fuerza, reflejo de admiración de este por Beethoven, del Scherzo, la firme energía del Intermezzo-andante molto y la gracia rítmica de su Allegro final. Luego, respondió a la muy calurosa ovación del público coruñés con un Nocturno de Chopin tan serio como ensoñador.

El viernes 12 y sábado 13, Elisabeth Leonskaya tocará junto a la Orquesta Sinfónica de Galicia el Concierto para piano nº 22 en mi bemol mayor, K 482 de Mozart. El resto del programa está constituido por la obertura de Cosí fan tutte y la Sinfonía nº 41 en do mayor, K 551, “Júpiter”.

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