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Hospitales mantienen cerradas camas que suprimieron en verano

Sanidade alega que no existe demanda y el personal denuncia que pacientes pendientes de ingreso pasan días en Urgencias

En la recta final de noviembre, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) mantiene aún inutilizadas algunas de las camas hospitalarias que suprimió a comienzos de verano apelando a la “menor incidencia de ingresos” en ese periodo y a la necesidad de “garantizar las vacaciones estivales al personal”. Con el invierno prácticamente encima persiste el verano administrativo en los hospitales públicos de Santiago y Lugo en donde no se han reabierto todas las plazas hospitalarias, mientras se aplica un sistema de “bloqueo informático que impide los ingresos” en otros, como el de A Coruña, según denuncian los trabajadores del Sergas.

 Vigo y Ourense han recuperado paulatinamente el número de camas previo al cierre histórico de este verano, cuando se suprimieron en toda Galicia más de un millar, el doble que en años anteriores, y se incluyeron en este recorte por primera vez las áreas de Saúde Mental mientras se extendió el periodo estival a los meses de junio y septiembre —en la práctica, ya noviembre— cuando hasta ahora solo afectaba a julio y agosto.

“Este no es un cierre de verano”, clama el comité de centros del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) a la vista de las 42 que sostiene que aún permanecen cerradas en la unidad de Medicina Interna del Hospital Gil Casares a las que se añaden otras 24 en la de Neumología del centro de Conxo. La misma denuncia la formula la representante de la CIG en el Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA), en donde el Sergas cerró en junio cuatro unidades de 34 camas en cada una de ellas “y ha ido abriendo en algunas unidades entre 10 y 14”. Airas sostiene que en donde están abiertas las 34 “hay bloqueadas unas cinco que desaparecen del sistema informático, aunque en situaciones concretas de gran necesidad aparecen de repente disponibles”. Para los trabajadores, el “recorte en personal y asistencia” de esta medida queda lejos de la “mejora de la eficiencia y gestión de los recursos” en la que la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, basó la supresión de estas plazas durante el verano.

La dirección de estos dos centros hospitalarios reconoce que no se están ocupando todas las camas pero lo atribuye a la inexistencia de demanda real y al criterio de los médicos, que consideran mejor la hospitalización domiciliaria. “En la gerencia de Gestión Integrada de Santiago todas las camas están preparadas y disponibles para su ocupación cuando sea necesario”, explica un portavoz oficial del CHUS, quien añade que en el servicio de Neumología de Conxo y en el de Medicina Interna del Gil Casares no se han estado ocupando “porque no eran necesarias”. La dirección del HULA apela a las grandes dimensiones del hospital lucense para destacar que es “habitual” que haya “150 camas libres incluso en los momentos de mayor ocupación” y sostiene que se agrupan las inutilizadas en zonas alejadas de los controles de enfermería “por eficacia y comodidad del personal”.

Frente a ello, el personal de Santiago y Lugo denuncia que los colapsos de las urgencias que atribuye a este recorte de camas son alarmantes. El comité del CHUS asegura que el servicio de Urgencias se ha convertido en “una unidad de hospitalización con más de 20 pacientes pendientes de ingreso” de una cama de hospital y con estancias que duran “varios días” en algunos casos. En el HULA, el personal recuerda que en el último colapso del servicio de Urgencias hace unas semanas, cuando “completamente desbordados” llamaron al coordinador para protestar por la situación “aparecieron de repente 20 camas”.

En Vigo, una de las ciudades más afectadas con la supresión de ingresos hospitalarios este verano, se han abierto paulatinamente. Las últimas, hace apenas unos días, en el Nicolás Peña, afirma el delegado de CC OO Ángel Cameselle. En Ourense, el representante de la CIG Luis Álvarez sostiene que se han recuperado ya todas y advierte de que “sería una locura que no fuera así”, considerando que el complejo perdió cerca de un centenar de camas con la eliminación del Hospital de Piñor que se reconvirtió en psiquiátrico. Pese a ello, días atrás se produjo un colapso en Urgencias que el Sergas achacó a un “aumento anormal” de los casos graves y que el sindicato de enfermería Satse atribuye a que no se abrieron las habitaciones de la cuarta planta del Hospital Materno utilizada habitualmente como refuerzo.

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