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Entrevista a Josep Vicent, director de orquesta

“Lo que yo pido a los políticos es que sueñen un proyecto creativo”

Después de su sonora despedida de Mallorca, el músico alicantino habla de sus nuevos proyectos, su visión de la música como motor de mejora y las trabas que esta encuentra

El maestro Josep Vicent dirigiendo la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile.
El maestro Josep Vicent dirigiendo la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile.Warren Ganser

El trabajo de Josep Vicent (Altea, Alicante, 1970) como director artístico de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears terminó con su despido fulminante el pasado verano. Allí pasó un "auténtico calvario" con la gerencia del ente y un idilio con los músicos, el público y la crítica, como quedó patente en su despedida. Hoy, con algunos de los más brillantes conjuntos del planeta en su historial de conductor, el alicantino compagina las nuevas colaboraciones que le afloran en la agenda con su labor de embajador por la paz al frente de la World Orchestra o el diseño del nuevo espectáculo del Circo del Sol junto a Guy Caron. Todo orientado a una constante en su carrera: la búsqueda de nuevas formas estéticas que relancen su género, la música clásica, para las nuevas audiencias.

La música clásica vive un momento de tremenda convulsión y crisis. Tenemos delante un lienzo en blanco 

El maestro admite por teléfono que este género, "igual que cualquier otro, tiene diferentes grados de complejidad creativa y de alusiones estéticas", en el caso de la clásica "caracterizados por un enorme refinamiento y belleza". A la pregunta de si esto exige más dedicación por parte del receptor, y si ello puede suponer un obstáculo para el acceso de nuevos oyentes, Vicent contesta que "no es una cuestión de tiempo, sino de predisposición. La música, si consigues abrirle tus poros, y me refiero a todos los poros, obra su efecto. Es una vibración sonora, y cuando esta está armonizada con el universo, y la escuchas, no puedes evitar vibrar tú también en equilibrio con el mundo".

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Las trabas, en su opinión, vienen en otra dirección: "La música clásica vive un momento de tremenda convulsión y crisis", afirma Vicent, "en que, además, hay un sector de poderosos que creen que la solución está en mantener el orden establecido. Pero lo que tenemos por delante es un lienzo en blanco que nos pide quitarnos los complejos e innovar". Parecería que Vicent habla de la situación política. Y, por momentos, lo hace. Su discurso agranda o achica el foco durante la entrevista, pasando de la música a otras disciplinas creativas. Y sí, a la situación política. "Hay que encontrar un proyecto común ¡Mira a tu alrededor, a dónde hemos llegado por la falta de ese acuerdo! La situación no da más de sí, al menos en estado de paz, porque en una guerra todo da mucho más de sí".

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He visto cómo, con cuatro notas, unos chicos  inmersos en la pobreza y sus problemas derivados, de repente toman ánimo para vivir, mejorar, enamorarse...

Un buen ejemplo de "proyecto común" puede ser la World Orchestra, que Josep Vicent conduce desde 2004. El músico asegura que, en este joven grupo de instrumentistas profesionales de 64 nacionalidades distintas, "los problemas de comunicación son algo impensable, que ni siquiera nos planteamos". Con la World Orchestra, Vicent ha viajado por el mundo, pasando de los mayores y más prestigiosos auditorios a zonas de difícil acceso para la cultura en países como México o Sudáfrica. La de este grupo de concertistas es una tarea que aúna el intento por acercar la música clásica a la sociedad con numerosas labores diplomáticas, como los Conciertos por la Paz de la UNESCO. Su siguiente parada es Líbano, en donde llevará a cabo un total de tres conciertos en marzo, en colaboración con el Festival Al-Bustan.

Las siguientes visitas de Vicent como director invitado serán en la Royal Philharmonic, la Paris Chamber Orchestra, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, la Filarmónica de Málaga o la de Castilla y León, amén de una colaboración junto a La Fura dels Baus para marzo de 2015.

Josep Vicent junto al compositor Michael Nyman.
Josep Vicent junto al compositor Michael Nyman.Warren Ganser

Su nuevo disco, Hillsborough Memorial, grabado en directo en Liverpool para la conmemoración de la tragedia de Hillsborough, en el que dirige la Sinfonía número 11 de Michael Nyman, ha sido ensalzado como disco de la semana por Norman Lebrecht, considerado el crítico de música clásica más reputado en la actualidad.

Además, Vicent prepara estos días en Rotterdam el nuevo espectáculo del Circo del Sol junto a Guy Caron, uno de los referentes en la renovación de las artes circenses, y que debe estrenarse en 2015. "Estamos trabajando con recursos suficientes para superar el concepto de concierto. Vamos a fusionar artes escénicas, música sinfónica, danza... Todo a modo de una pequeña ópera, en la que fusionar los distintos elementos para generar un nuevo todo".

Filosofía y estética para políticos

El músico alteano acusaa los dirigentes políticos de no estar a la altura de una misión, a su juicio, fundamental, como es ampliar el benefactor ámbito de acción de la música: "Cuando me planteo lo que debería ser nuestra clase dirigente... Me gustaría verles analizar con profundidad problemas de filosofía y estética, con verdadera diplomacia y verdadera salud". Para dirigir los hospitales (o para hacer música) ya están los especialistas, cree Vicent. "A ellos lo que les pido es que sueñen un proyecto, casi diría que de manera creativa", remacha.

¿Pan? ¡Claro que hace falta pan! Pero hemos de pedir algo que no sea tan obvio y natural

En otro momento de la charla, al volver a la responsabilidad social de apostar por la educación (y la música dentro de ella) como factor de cambio, Vicent añade energía a su tono de voz: "Es que el que no reconozca la relación entre un compromiso con la educación, la cultura y la música con la consecución de un orden lógico y el equilibrio emocional de las personas... es que es un inculto o no ha tenido experiencia suficiente para verlo", sentencia. Asegura que no lo dice "desde un despacho, de manera categórica", sino "empírica".

El maestro, trabajando en mangas de camisa con la World Orchestra.
El maestro, trabajando en mangas de camisa con la World Orchestra.Warren Ganser

"Mi trabajo me ha permitido viajar por el mundo, a veces a lugares con muchos problemas. Y yo he visto con mis propios ojos cómo se puede conseguir que unos chicos que viven inmersos en la pobreza y sus problemas derivados, de repente, con cuatro notas, tomen ánimo para vivir mejor, para enamorarse, ser felices, emprender..."

"De ahí la necesidad de exigirle abstracción a nuestra clase política", continúa, "¿Pan? ¡Claro que hace falta pan! ¿Quién lo duda? Yo lo doy por descontado. Pero es que hoy todos tenemos claro que hay suficiente pan como para que coma todo el mundo. Por eso, además de pedir algo tan obvio y natural, a los políticos hay que pedirles que lleguen a lo más abstracto, para que comprendan la necesidad de un compromiso con la educación en la cultura y en la música".

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