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Los vecinos de Arganzuela solicitan la cesión del mercado de Legazpi

40 colectivos piden al Ayuntamiento un centro donde realizar actividades después del derribo de la Traba

El antiguo mercado de frutas y verduras de la plaza de Legazpi.
El antiguo mercado de frutas y verduras de la plaza de Legazpi.SAMUEL SÁNCHEZ

Todo el mundo conoce a Eva en Arganzuela. Pero nadie la ha visto todavía. No es una persona, ni siquiera es algo material. De momento, solo es un proyecto que los vecinos del distrito madrileño tratan de sacar adelante desde el desalojo, el pasado agosto, del centro social ocupado La Traba. Lo llaman Espacio Vecinal de Arganzuela (EVA). Y pretenden que sea un sitio de "todos y para todos" donde poder desarrollar las actividades que se hacían en el local derribado. Con esa intención, cerca de 40 colectivos han solicitado al Ayuntamiento este martes la cesión de uso del antiguo mercado de frutas y verduras de Legazpi, abandonado desde hace años. 

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Los promotores de la iniciativa presentarán su proyecto a la concejala de Arganzuela, Carmen Rodríguez Flores, el próximo 11 de noviembre y tienen planeada una movilización el 15 para recabar apoyos. Además de los colectivos que conformaban la Traba, se han unido al proyecto cinco asociaciones vecinales, redes de solidaridad popular, huertos urbanos y AMPAS de los colegios de esta zona del sur que cuenta con 151.090 habitantes. 

Ninguno de los proyectos que se han planteado para reinventar este espacio municipal de más de 24.000 metros cuadrados se ha llegado a poner en marcha. Sobre la mesa, había varias opciones para reconvertir este local protegido en un intercambiador de transportes, una oficina de turismo que ofreciera información sobre Madrid Río, un aparcamiento, oficinas e incluso un nuevo mercado de abastos. Pero ninguno ha llegado a ver su primera piedra. "Llegó la crisis y se quedaron sin dinero para hacer nada. Ahora el mercado está cerrado a cal y canto y sigue deteriorándose", señala Raúl Rivero, representante de la Traba, quien no descarta la idea de ocupar el espacio si la Administración no les da una respuesta. 

Los impulsores del proyecto se comprometen —apunta Rivero— a "adecuar el espacio y a generar y gestionar actividades abiertas al público y sin afán de lucro". A cambio reclaman al Consistorio el pago del suministro básico de agua y luz. Las negociaciones no han llegado tan lejos esta tarde, pero al menos han conseguido la promesa del consistorio de que estudiará su propuesta, que sigue la senda de iniciativas parecidas a la del Centro Social Seco, en el distrito de Retiro, y del Espacio Vecinal Montamarta en San Blas.

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