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gastronomía

La cocina reivindica su vertiente más artística en el Artium

18 cocineros se inspiran en seis obras del museo para crear pinchos

El cocinero Iñaki Moya este viernes en el Artium.
El cocinero Iñaki Moya este viernes en el Artium.ADRIAN RUIZ DE HIERRO (EFE)

Artium se ha convertido en un verdadero "imperio de los sentidos", donde la cocina reivindica su vertiente más artística. Hasta el próximo domingo, las paredes del Artium acogen a unos invitados de excepción: un total de 18 cocineros, alguno de ellos con estrellas Michelin y soles Repsol. Su función es interpretar seis obras de arte del museo y crear los pinchos que les sugieren esas creaciones, una actividad promovida por el bar-restaurante PerretxiCo con motivo de la capitalidad gastronómica de Vitoria.

Eduardo Chillida, Aldo Iacobelli, Luis Feito e Iñaki Cerrajería, son algunos de los autores de las obras elegidas por Artium y que han sido adjudicadas por sorteo a los cocineros. Cada obra es interpretada por tres cocineros, con sus impresiones y destrezas personales.

¿La cocina es arte?. Ésa es la gran pregunta que hoy invade el Artium. Patxi Eceiza, del restaurante Zaldiaran, con estrella Michelin, ha explicado que desde hace mucho tiempo la gente se pregunta "hasta qué punto puede ser arte un plato".

Eceiza ha comentado que estos días un grupo de cocineros selectos están intentando hacer "arte visual" con sus materiales de trabajo diarios. "El arte tiene que empezar desde la receta; cuando es perfecta y está consolidada, eso ya es arte. Luego viene plasmarlo, porque muchas veces el plato lo comemos principalmente con la vista", ha recalcado.

En el caso gastronómico, este arte tiene la ventaja de que, a diferencia de los seguidores de la pintura o la escultura, se implican otros sentidos, además de la vista, el gusto y el olfato, al menos.

A Iñaki Moya, chef del restaurante Ikea de Vitoria, le ha "tocado en liza" la obra Serie pacífica en busca del continente más tranquilo del planeta, del italiano Aldo Iacobelli, un lienzo colorista que simula unas casas sobre pequeñas porciones de tierra pendidas en el aire.

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El arte tiene que empezar desde la receta",  dice Patxi Eceiza

Moya lo tuvo claro desde el primer momento, porque al ver el cuadro le vino a la cabeza un plato que acababa de poner en la carta de su casa. Colores, imágenes y contrastes que trasladó a un corte de bacalao con pil pil de vainilla, con el que simula los cortes de helados de toda la vida con barquillos, que en este caso se convierten en un pan italiano.

Patata y remolacha alavesa forman el soporte de la casa en la que Iacobelli asentó sus viviendas "voladoras" hacia la tranquilidad. Josean Merino, jefe de cocina de PerretxiCo de Vitoria, ha tenido que llevar a la mesa una fotografía Xoán Anleo, un bodegón de unas flores  amarillas que empiezan a marchitarse sobre un fondo negro. Merino también lo tuvo claro para "reflejar la obra lo más fielmente posible", esa imagen "minimalista". Ha presentado un turrón de foie con un poco de curry, como base,unos trocitos de pan y un yogur colado, sésamo negro y unos pétalos de caléndula que simulan la flor.

A otros cocineros les ha tocado convertir la escultura Besarkada, de Eduardo Chillida,  en un pan brioche al vapor, con panceta thai y pepino, como ha hecho Juan Carlos Ferrando de Viura, o en chipirón encebollado sobre pan crujiente y seta trompeta de la muerte, de Ignacio Echapresto, de la Venta Moncalvillo de Daroca de Rioja.

Allí donde Aizpea Oihaneder, del donostiarra Xarma, ve en la pintura Biológic o de Iñaki Cerrajería un plato de camarón sobre arena de mar y bombón líquido de salmorejo, Francisco Javier Alonso, del Silken de Bilbao, imagina una gominola de berberecho con sopa de tomate y jengibre.

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