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Exposición

El Museo Imaginario de Benoît Broisat

'Le musée imaginaire', se podrá visitar en Bilbao hasta el 23 de noviembre en el marco de Mapamundistas 2014

El País
El artista Benoît Broisat con una de sus obras.
El artista Benoît Broisat con una de sus obras.Fernando Domingo-Aldama

La huella que deja en nuestra mente las obras de arte universales. El recuerdo, emociones y pensamientos vinculado a la percepción y lugar. Una colección ideal, hecha a medida de gustos, experiencias y sentimientos. Eso es lo que trata de montar el artista Benoît Broisat (Bonneville, Francia, 1980)  en su nueva exposición Le musée imaginaire, que se podrá visitar hasta el 23 de noviembre en la Sala Rekalde, en el marco de Mapamundistas 2014 y con el apoyo del Instituto Francés de Bilbao.

Según han destacado en la presentación de la muestra, el director de Cultura de la Diputación foral de Bizkaia, Gonzalo Olabarria, Broisat y la comisaria Alexandra Baurèsse, la obra interesa por el modo en que el mundo aparece ante nuestros ojos. "Quiere conocer las imágenes mentales que elaboramos sobre los lugares y sobre los objetos que nos rodean. En este sentido, su trabajo se asemeja a la labor del cartógrafo que busca representar un lugar, pero Broisat no lo lleva a cabo a partir de datos medibles sino desde lo subjetivo y desde la experiencia personal", han agregado.

En esta nueva edición de Mapamundistas que se celebra en Pamplona entre octubre y noviembre, bajo el título Las consecuencias del mapa, Benoît Broisat mostrará otros dos trabajos. En la Sala Conde Rodezno, muestra Place Franz Liszt, un work in progress iniciado en 2001, y dentro del ciclo de vídeo arte proyecta Bonneville.

El nuevo proyecto de Benoît Broisat toma prestado el título al texto de André Malraux, Le musée imaginaire (El museo imaginario). En esta ocasión, el artista estudia la huella que deja en nuestra mente las obras de arte universales. "Si bien son propiedad de grandes colecciones públicas o privadas, también pertenecen a cada uno de nosotros, simbólicamente, porque después del encuentro con una de ellas, nos llevamos un recuerdo, una mezcla de emociones y pensamientos, una imagen más o menos precisa vinculada a la percepción y al lugar. Así, cada uno puede constituir una colección ideal, hecha a la medida de sus gustos y de su experiencia", han manifestado.

A Benoît Broisat le interesa más las representaciones y los relatos que elaboramos a partir de los objetos que los objetos en sí. Por eso, uno de sus métodos de trabajo consiste en extraer de su memoria imágenes que luego utiliza para crear arquitecturas y objetos en tres dimensiones. Buscó en su memoria y se fijó en los recuerdos de los museos que visitó y de las obras que contempló. A partir de ellos creó su "museo imaginario", un compendio de objetos y de lugares.

Para ello, moldeó pequeñas maquetas de sus Brillo Boxes, sus Meninas, su Urinario, etc. Estas piezas se asemejan a bocetos, materializan un recuerdo, sin llegar a tener la precisión del objeto original. El cambio de escala, su dimensión diminuta, hacen que sean abarcables, que se puedan contemplar de un golpe de vista o que se puedan guardar en el cajón de los recuerdos.

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Por otro lado, recurrió a las nuevas tecnologías para que el espectador pueda acercarse a esta colección imaginaria, íntima y única, pero también reconocible y próxima. Digitalizó las piezas para transformarlas en una realidad virtual y construyó una arquitectura en tres dimensiones a su alrededor.

En la sala, pone a disposición del espectador un mando para que pueda visitar este museo imaginario y le propone un juego que consiste en descubrir y reconocer las obras, y también recordar sus propias visitas a los museos que se citan en el vídeo.

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