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‘Mi vida ahora’ revive el mito de Ulises en plena guerra mundial

El director escocés, Kevin McDonald, presenta su último filme, una cautivadora historia de amor entre adolescentes sacudida por la violencia

El director Kevin MacDonald tras el pase de su película en Sitges.
El director Kevin MacDonald tras el pase de su película en Sitges. Susanna Sáez

Donde algunos sólo ven irresolubles problemas de convivencia, la industria cinematográfica sigue demostrando haber encontrado un buen filón argumental. La adolescencia puede ser un auténtico quebradero de cabeza, sí, pero también una fértil fuente de inspiración. El último ejemplo es Mi vida ahora, película del realizador Kevin MacDonald (Glasgow, 1967) que llega hoy a las pantallas. Basada en el premiado best sellerhomónimo de Meg Rosoff, la cinta —a competición en la sección oficial del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges— nos acerca una historia de amor entre adolescentes que el estallido de una guerra mundial pone en jaque. Una guerra que obligará a la protagonista a crecer psicológicamente para afrontrar, como en su tiempo hiciera Ulises, un incierto regreso al hogar.

MacDonald ha escogido esta historia "por su intensidad y profundidad". Pero antes de entrar en materia, el director de El último rey de Escocia deja bien claro cómo conviene abordar la adolescencia en el cine. “Hollywood apuesta por la comercialidad y por el moralismo. En Europa hacemos propuestas más artísticas, hablamos de errores, de exploración personal”. Y para ilustrar la afirmación, él como ejemplo. "Pensé en rodarla en Estados Unidos”, evoca, "pero cuando les hablé del proyecto me dijeron que tenía que cambiar muchas cosas, que la protagonista no fuera tan desagradable, que no se enamorarse de su primo, que no se vieran cadáveres de niños...".

Mi vida ahora narra la historia de Daisy (Saoirse Ronan), una adolescente neoyorquina de armas tomar enviada por su padre a pasar una temporada en casa de su tía y primos, en plena campiña inglesa. Pese al tosco carácter inicial que muestra —”no soy una yanqui estúpida que te hará la pelota por ser inglés”, le espeta a su primo pequeño nada más aterrizar—, un bucólico entorno, un volcánico amor que surge entre ella y su primo mayor Edmond (George MacKay) y, sobre todo, el estallido de una guerra —que en la cinta queda en un segundo plano— imprimirán un nuevo carácter a la protagonista. Al caer el Reino Unido en manos enemigas, los primos son violentamente separados. A partir de ahí, emulando a Ulises, empieza el periplo de Daisy con un único objetivo: recuperar a Edmond.

El peso de Mi vida ahora recae sobre Ronan (1994), actriz con experiencia en la interpretación de adolescentes complejas. Sobre ella, que aparece prácticamente en todas las escenas, MacDonald sólo tiene palabras de elogio: “Es brillante, sencillamente perfecta. O mejor, es un genio. Pese a sus 20 años tiene una gran capacidad para entender la psicología humana, para interpretar personajes de gran intensidad interna, algo que muy pocas pueden hacer”.

"¡No entiendo nada de la consulta!"

C.G.G.

Las casualidades parece cargarlas el diablo. Nacido en Glasgow —la capital económica de Escocia donde el sí a la independencia ganó con un 53% en el referéndum celebrado el pasado 18 de septiembre— y director de El último rey de Escocia,Kevin MacDonald aterriza en Sitges mientras el debate sobre si se votará o no en Cataluña sigue abierto. Preguntado por EL PAÍS, MacDonald es diáfano: "La razón por la que el gobierno español no deja votar a los catalanes es porque no tiene la seguridad de que el resultado le vaya a favorecer". "Soy consciente del proceso que se vive aquí", expone. "Sé que ahora se está discutiendo poder votar en noviembre pero tengo entendido que no es una consulta oficial, que no tiene el apoyo de Madrid. Y también hay gente que me dice que el referéndum no va a tener lugar, así que: ¡no entiendo nada!

Confiesa no creer en el estado nación —“tendríamos que apostar por vivir en un mundo más globalizado”, sostiene— y se muestra crítico con el voto en Escocia: “Vivo actualmente en Londres y no pude votar, algo que considero muy injusto”. Sobre la actitud de David Cameron, sentencia: “Permitió el referéndum porqué desde el principio sabía que iba a ganar, por eso lo autorizó”.

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