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Compromís denuncia un pelotazo urbanístico frustrado tras la F-1

Ribó relaciona la compra en 2006 de terrenos del circuito por parte de la firma Acinelav con la llegada de la carrera un año después

Cristina Vázquez

“Detrás de la F-1 no había solo una carrera de coches sino una operación urbanística de primer orden", denunció ayer el portavoz municipal de Compromís en Valencia, Joan Ribó. Un “pelotazourbanístico”, en palabras del concejal, que se tejíó al calor de la F-1 y que frustró el fin de la burbuja inmobiliaria.

En 2006, un año antes de que Bernie Ecclestone, patrón de la F-1 anunciase que Valencia albergaría el Gran Premio de Europa, la sociedad Acinelav Inversiones, SL —donde, según el Registro de la Propiedad, participaban Bancaja, Lubasa, Pavasal, Gesfesa, Salvador Vila y Construcción Valencia Constitución— compró más de 100.000 metros cuadrados de suelo incluidos luego en el PAI del Grau —que alberga el circuito de la F-1— por 300 millones de euros.

"¿Quién hubiera comprado por 300 millones unos terrenos recién descontaminados —antes pertenecían a la Compañía Logística de Hidrocarburos (CHL)— si no tuviera cierta información de lo que iba a pasar ahí un año después?", se preguntó Ribó.

Los otros dos tercios de terreno afectado por el PAI del Grau y el circuito de carreras son a partes iguales del Ayuntamiento de Valencia y del ente público Adif.

Ocho años después de aquella compra, la operación ha pinchado. Acinelav Inversiones pidió un crédito de 200 millones a un grupo de bancos y otro de 60 millones a Bancaja —vinculada a Valmor, firma organizadora del GP de Europa—. Pero la crisis y el parón inmobiliario llevó en mayo pasado a la sociedad al concurso de acreedores y parte de los terrenos los asumió la Sareb.

“Había gente que sabía lo que iba a pasar al año siguiente, y por eso se arriesgaron a comprar unos terrenos por la pequeña cantidad de 300 millones", describió Ribó. Según el edil, es "terriblemente significativo, llamativo y escandaloso que todos esos negocios acaben pagándolos los ciudadanos”, declaró.

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Ribó añadió que la F-1 supuso tres grandes negocios: el del propietario de la competición, Bernie Ecclestone, el urbanístico y el de obras de ejecución del circuito. Respecto a estas últimas ha denunciado que algunas de las empresas locales que ejecutaron obras están siendo investigadas en el caso de la presunta financiación ilegal del PPCV y otras nacionales están relacionada con el caso Bárcenas.

Consol Castillo, edil de Compromís, criticó además que el Ayuntamiento firmase un convenio de colaboración —un instrumento previsto para cuestiones de interés general— con Valmor Sport, “que era como entregar las llaves de la ciudad por 15 días a una empresa privada”, señaló. Se cedían propiedades públicas, se cortaban más de 23 calles o avenidas y se ponían a disposición del campeonato servicios extraordinarios de seguridad.

El Consistorio se comprometía a realizar las conexiones de avenidas, la pasarela sobre el río, el enterramiento de las líneas de alta tensión, autorizar la ocupación de terrenos municipales y el uso de los tinglados 4 y 5 y la protección de la publicidad.

Valmor se encargaba de la seguridad del circuito aunque, según ha resaltado Castillo, uno de los mayores gastos del Consistorio durante el campeonato fueron servicios extraordinarios de seguridad. Solo en 2011, los servicios extra de limpieza y seguridad costaron 150.000 euros al Consistorio y hubo cinco ediciones de carreras, de 2008 a 2012.

La empresa se comprometía a dejar libres los terrenos afectados en el plazo establecido y al montaje y desmontaje de los elementos necesarios aunque, según la concejal, una vez ya no se celebra la carrera, la zona parece "un cementerio" de restos de vallas y otros elementos. "Es mentira que la F-1 no iba a costar nada a los valencianos", apostilla Ribó.

El PAI del Grau, plan urbanística que el Consistorio quiere relanzar, está parado por la falta de un socio financiero privado. La sociedad municipal Aumsa convocó antes del verano un concurso para seleccionar un socio financiero y técnico, que quedó desierto.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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