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El parricida de Ubrique declara que sólo quería amedrentar a su hija

La juez encarcela al padre de los hermanos asesinados, quien dice que quiso suicidarse

Miembros de la Policía Científica, tras recoger pruebas en el domicilio de Ubrique donde fueron asesinados dos hermanos.
Miembros de la Policía Científica, tras recoger pruebas en el domicilio de Ubrique donde fueron asesinados dos hermanos.Román Ríos (EFE)

El supuesto parricida acusado de matar a puñaladas a sus dos hijos en Ubrique (Cádiz) ha declarado este martes ante la juez que su intención no era cometer un crimen, sino “amedrentarles” por las “malas relaciones” que había entre ellos, según relató el abogado del presunto agresor, Juan Pablo M. F., de 53 años. El detenido ratificó los hechos y a continuación la magistrada decretó prisión incondicional sin fianza para él como autor de la muerte de sus hijos, un menor de 16 años y una joven de 20.

Tras el crimen, el supuesto homicida huyó a las montañas para suicidarse y no para ocultarse de la Guardia Civil, según aseguró su letrado, Francisco Barreno. Sin embargo, el agresor no logró quitarse la vida al carecer de fuerza física para ahorcarse, tras haber perdido abundante sangre en el forcejeo protagonizado con las víctimas durante la madrugada.

El letrado intentó suavizar la brutalidad de los hechos con su relato de lo ocurrido: A las cinco de la madrugada del pasado lunes, Juan Pablo M. F. dormía en el domicilio familiar cuando se levantó de la cama, cogió un cuchillo que utiliza para las matanzas de los cerdos y se dirigió a la habitación de su hija “no con la intención de matarla, sino de asustarla y amedrentarla” por las malas relaciones que había entre ambos. El padre y la hija, ya puesta en pie, iniciaron un forcejeo que escuchó desde su habitación el hermano menor, que se sumó a la pelea.

Juan Pablo M.F. asegura que nunca quiso hacerle daño a su hijo, con quien tenía “una buena relación”

El padre, que no soltó el arma en ningún momento, alegó no percatarse de la gravedad de la situación por “la oscuridad” que había en la casa. De hecho, explicó que, en un determinado momento el chico se retiró a su habitación sin que él sospechara el grave estado en el que se encontraba. El padre se predispuso entonces a abandonar la casa, pero, en el rellano de la escalera inició un segundo forcejeo con la hija, quien acabó tendida en el suelo. Él, aún con el cuchillo en la mano, abandonó la vivienda sin llamar a los servicios de emergencias y se adentró en el monte con la intención de quitarse la vida. Sufría heridas y hemorragias en ambas piernas, las fuerzas le flaquearon, tiró el arma y se sentó “a esperar” a que fueran a por él. También declaró que incluso se percató de la presencia de la Guardia Civil, pero achacó su silencio a la falta de aliento.

Nueve horas después del crimen, los agentes le localizaron con la ayuda de perros adiestrados y helicópteros. Lo trasladaron al hospital más cercano y de ahí al cuartel, donde confesó la autoría de la muerte de sus hijos.

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En su defensa, el acusado añadió ante la juez que tras la muerte de su exmujer, la hija de ambos no había soportado que su nueva pareja, una joven extranjera, se mudara a la casa familiar. Según su versión, hace dos meses el padre dejó de darle dinero a la hija, quien debió abandonar la carrera que estudiaba en Sevilla para empezar a trabajar en un supermercado del pueblo. La hija ya tramitaba entonces el cobro de parte de la herencia de su madre fallecida, posible móvil del crimen. Este martes fueron enterrados los hermanos tras una concentración de los vecinos ante el Ayuntamiento como repulsa por el crimen.

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