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La Amazonia y el Congo sin salir de Madrid

La región celebra el Día Mundial de las Aves con una docena de talleres, visitas o anillamientos

Del animal más rápido del mundo al pájaro más pequeño de Europa, pasando por el ave voladora más pesada que habita en la Tierra. Así es Madrid, acogedora de una avifauna que sorprende a sus moradores de dos piernas, desconocedores de esa biodiversidad alada que tienen a dos pasos, sin necesidad de irse a remotas regiones africanas o sudamericanas.

El Día Mundial de las Aves, que se celebra en todo el mundo este fin de semana con centenares de actividades (más de una docena en Madrid), es la excusa perfecta para salir y conocer a las más de 200 especies que de forma habitual recalan en la Comunidad de Madrid, desde el Tajo a Somosierra.

Es la excusa perfecta para salir y conocer a las más de 200 especies

“¿Has visto ese pato negro que está posado en el surtidor? ¿Y el blanco?”. Por disparatado que parezca, hay madres y padres que, señalando a un cormorán grande o a una gaviota reidora, ambas aves marinas, hacen estos comentarios a sus progenitores. “¡Aves marinas en Madrid!”, se extrañan cuando les sacas de su error. La expresión pasa a “ojiplática” cuando les señalas en dirección a lo más alto de un edificio en pleno centro de la ciudad y se les advierte de que allí arriba anida una pareja (en la capital son siete en total) del animal más rápido del mundo, el halcón peregrino.

Pero es que, además, en la provincia se acomoda uno de los tríos de la fauna mediterránea más importante de España y Europa: cigüeña negra, buitre negro y águila imperial ibérica. Las tres están amenazadas y la última considerada en peligro de extinción y con la península Ibérica como único reducto mundial de sus poblaciones. Es decir, Madrid también es responsable de la conservación y protección de un valioso patrimonio natural, al que se podría añadir la reina de las estepas, la avutarda, considerada el ave voladora más pesada del mundo.

Macizo de Peñalara, valle del Lozoya, cultivos cerealistas del este, dehesas del suroeste, vegas del Tajuña y del Jarama, embalse de Santillana… Cualquiera de estos espacios naturales, y muchos más que conforman la geografía madrileña, contienen a todas las especies citadas, pero dejamos para el final los más cercanos, los parques y jardines de ciudades y pueblos.

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¿Cuántos saben que, sobre todo en invierno y si hay estanques o lagos artificiales, también recalan en las zonas verdes urbanas aves marinas? Pues a ellas hay que añadir pájaros carpinteros (dos especies diferentes), rapaces nocturnas (autillo en verano y mochuelo todo el año), maestros del canto (jilgueros, pinzones, mirlos, verderones…) y córvidos que van más allá de las ubicuas urracas (hablamos de grajillas y cornejas). Sí, también están las invasoras cotorras argentinas, que como su propio nombre indica no son de aquí, pero que se han hecho fuertes en la ciudad gracias a su carácter gregario y los inmensos nidos comunales que amenazan la estabilidad de los ya de por sí maltrechos árboles urbanos.

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