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Bodas de plata en el TSJM

Los juzgados que sustituyeron a la antigua Audiencia Territorial cumplen un cuarto de siglo y buscan ganar competencias y casos

F. Javier Barroso
Ignacio González (a la derecha) saluda a Cristina Cifuentes en el acto de ayer.
Ignacio González (a la derecha) saluda a Cristina Cifuentes en el acto de ayer. LUIS SEVILLANO

Un edificio en pleno núcleo judicial, en la céntrica plaza de la Villa de París, iba a ser el lugar provisional para que se ubicara el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso es lo que pensaron los responsables del Ministerio de Justicia como medida temporal hasta que se conociera la ubicación exacta de los nuevos juzgados que iban a sustituir a la desaparecida Audiencia Territorial. De eso, hace ya un cuarto de siglo y el número 1 de la calle del General Castaños se ha consolidado en ese tiempo como el lugar de referencia para el tribunal, cúspide del sistema judicial en la región.

La antigua Audiencia Territorial no era uniprovincial, como ocurre en la actualidad. También atendía los casos procedentes de Segovia y de Toledo. Eso provocaba que los magistrados entendieran de procesos alejados a veces de la realidad madrileña. La Ley Orgánica del Poder Judicial creó los Tribunales Superiores de Justicia como una especie de órgano supremo en cada Comunidad Autónoma.

“No fue solo un cambio de nombre como parecía en un principio. Se adecuaba la planta judicial a la realidad de las Comunidades Autonómas en nuestro país”, recuerda el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el magistrado Francisco Javier Vieira.

El TSJM es uno de los órganos más desconocidos del panorama judicial. Y eso que poco a poco ha ido ganando competencias, algunas verdaderamente trascendentales.

En la actualidad, el de Madrid tiene 17 secciones repartidas en tres jurisdicciones: Civil y Penal, Social y Contencioso-Administrativo. Esta última es la más importante y que la mayor número casos recibe. Solo en el año pasado ingresaron 8.874 procesos en esta sección. Le siguió Social con 5.206 y de lejos, Civil y Penal, con 108.

Trabajan allí 74 magistrados. “La plantilla está bien ajustada, aunque quizá sea un poco insuficiente”, destaca el presidente.

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Pero, ¿qué hace exactamente un Tribunal Superior de Justicia La respuesta parece sencilla. Es el que se encarga de instruir los casos contra los aforados regionales, es decir, contra los diputados de la Asamblea de Madrid, los jueces y los magistrados de la región. También se encargan de ver las apelaciones a los procesos con jurado de la Audiencia Provincial, los recursos de los procesos dirigidos contra la Administración (los contenciosos-administrativos) y los casos de la jurisdicción Social.

“Han ido evolucionando y cada vez han ido cogiendo mayores competencias, pero no ha llegado a ser plena. El plan era que fueran los tribunales de apelación de todas las jurisdicciones, en lugar del Tribunal Supremo, pero todavía no se ha llevado a efecto”, destaca Vieira.

“Estaban llamados a ser el órgano principal de cada Comunidad Autónoma, pero no se ha concluido. Esas cosas a veces ocurren en la justicia”, añade.

De hecho, la inauguración del Año Judicial resultó ayer por la tarde bastante atípica. Los magistrados abandonaron sus tradicionales togas y se dejó a un lado la solemnidad de estos actos de inicio del curso. La sorpresa llegó cuando actuó el cuarteto musical After Shave que interpretó cuatro canciones a capela. Esto produjo ciertas risas y caras de perplejidad entre las autoridades, en su mayoría magistrados y jueces de la capital.

La apertura contó también con sendos discursos de Francisco Javier Vieira y del fiscal jefe de Madrid Manuel Moix. El primero destacó que la justicia “era la hermana pobre hace 25 años y que, pese al esfuerzo, continúa siéndolo”. Hizo pues un llamamiento a la Comunidad de Madrid para que acelere la construcción de la Ciudad de la Justicia, pero sin olvidarse de seguir manteniendo las sedes actuales, “algunas de las cuales se encuentran en situaciones lamentables”, destacó.

Moix fue más beligerante y atacó las filtraciones que se han producido, según afirmó, en algunos casos, en clara referencia al pederasta de Ciudad Lineal.

En su opinión, estas filtracines han podido perjudicar las investigaciones y provocar mayor daño a las víctimas, en este caso además a menores de edad. También defendió en su discurso la unidad del Estado español, recordando que ningún representante público puede saltarse la Constitución española.

Justo en el exterior del salón de actos, se inauguró también ayer una exposición fotográfica en la que se hace un recorrido por los principales hitos de la justicia madrileña de los últimos años, como los violadores del portal, el caso Gürtel o el juicio a la cantante Lola Flores, entre otros muchos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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