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Un error que aceleró la investigación

La policía logró una primera imagen del coche del pederasta cuando paró ante un comercio

El País
Policías en el lugar donde fue hallada una de las víctimas el pasado agosto.
Policías en el lugar donde fue hallada una de las víctimas el pasado agosto.carlos rosillo

La detención de Antonio O. M., el presunto pederasta de Ciudad Lineal, es el resultado de una investigación que ha afrontado “dificultades sin precedentes”, según ha destacado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Las pesquisas, en las que ha llegado a colaborar el FBI estadounidense, han sido muy complicadas por una larga lista de razones, entre ellas la “nula relación previa” del supuesto autor con las víctimas; la amplia zona de actuación del sospechoso, así como el hecho de que usó varios coches, recurrió a narcóticos para controlar a las menores y borró los “vestigios forenses” lavando a las niñas tras abusar de ellas.

El pederasta tenía, además, un “gran conocimiento del entorno” en el que se movía, por lo que procuraba evitar posibles cámaras en las zonas en las que actuaba.

Pero el pasado agosto, cuando se produjo el último rapto conocido hasta esta mañana, Antonio O. M. se arriesgó en exceso, según confirmaron a EL PAÍS varios testigos. Un error que le ha podido costar la detención y, en cualquier caso, aceleró la investigación. El criminal aparcó en segunda fila y se bajó del coche en la carretera de Canillas para entrar en una tienda de todo a cien y comprar algo. Dentro del vehículo se quedó la pequeña a la que acababa de secuestrar, que ni se movió ni pidió ayuda. Después continuó su camino hasta que la liberó una hora después en el distrito de San Blas.

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Ni siquiera llegó a hablar con la dependienta de aquel comercio. Le dejó el dinero encima del mostrador (unos siete euros) y se marchó por el mismo camino, en sentido contrario. Pagó como a escondidas sin que la dependienta pudiese verle la cara ni fuera capaz de una descripción fiable del mismo. Pero justo enfrente de donde estacionó su utilitario, había una sucursal bancaria con el consiguiente riesgo de ser grabado. Otro de los negocios cercanos a la tienda de alimentación era también un banco.

La policía logró entonces una primera mala imagen del vehículo que conducía el sospechoso en ese momento. Esa pista condujo a un negocio de compraventa de coches y la policía montó una operación de vigilancia que permitió captar finalmente una imagen del supuesto pederasta. Las víctimas le reconocieron. A partir de ese momento, se estrechó el cerco al pederasta y se siguieron sus movimientos hasta la detención esta mañana en Santander.

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La policía ha dedicado todos estos meses un gran despliegue de medios. Se trataba de un delincuente sin precedentes en España, y era la "única prioridad" para los agentes del cuerpo en Madrid. Miembros de las cinco secciones en que se divide la Brigada de Policía Judicial fueron destinados a trabajar por las tardes en la llamada Operación Candy (golosina, en inglés).

Durante la investigación, los agentes recuperaron todas las imágenes de las cámaras de videovigilancia de las zonas en las que actuó, incluidas las de los transportes públicos, y las visionaron una a una para tratar de obtener una imagen del delincuente. La policía combinó esa labor con el análisis de 78.000 vehículos de pequeñas dimensiones, gracias a los detalles aportados por la primera niña secuestrada, de nueve años, y a los testigos.

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