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Los policías niegan haber golpeado al joven muerto en Terrassa

Los hechos se produjeron en Terrassa en septiembre de 2009

Los cuatro policías locales acusados de la muerte de un joven en Terrassa (Vallès Occidental) negaron ayer, en el juicio, que el principal acusado le golpeara y le hiciera caer al suelo. La fiscalía considera, en cambio, que el agente le propinó “una fuerte bofetada” que lo dejó semiinconsciente. Los hechos ocurrieron en 2009. El joven, Jonathan Carrillo, falleció unas horas después en el hospital.

“Se echó para atrás, perdió el equilibrio y cayó al suelo”, explicó el policía, que afronta una petición de cuatro años de cárcel por lesiones. Los tres compañeros que estaban junto a él se enfrentan a dos años y medio de cárcel por no haber hecho nada para impedir la agresión. Según la tesis de la acusación, el agente le propinó un golpe que le hizo golpearse la nuca contra un parterre.

El suceso ocurrió el 15 de septiembre de 2009. Jonathan regresaba de ver un partido de fútbol en un bar. Había bebido unas cuantas cervezas. Se encontró con unos policías que estaban hablando con el conductor de una motocicleta y les insultó. A partir de ahí, las versiones de lo sucedido difieren. Los agentes defienden que se dirigieron al joven para recriminarle su actitud y que después, este cayó. Dos testigos, sin embargo —que declaran mañana— vieron presuntamente la agresión.

 Falta de información

 Los policías llamaron a los servicios de emergencias y les explicaron que el joven había bebido. Omitieron, sin embargo, y siempre según el fiscal, una parte importante: que tenía un fuerte golpe en la cabeza. Esa falta de información provocó que, cuando Jonathan ingresó en urgencias, fuera objeto de una exploración neurológica básica y de una serie de análisis con los que se le diagnosticó intoxicación etílica.

En el juicio también están acusados el enfermero y dos médicos que le atendieron en el hospital Mutua de Terrassa. El fiscal pide para ellos penas de prisión por homicidio imprudente, ya que no le practicaron ninguna prueba complementaria “a pesar de los síntomas contradictorios que presentaba el paciente”. Los acusados se escudaron ayer en que Jonathan no presentaba lesiones evidentes ni habían recibido información alguna sobre golpes en la cabeza, por lo que no sospecharon de traumatismos y no le practicaron un TAC que habría podido detectar la lesión mortal.

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