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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿A la tercera va la vencida?

La Diada no será el tercer calentón de verano, sino expresión de la voluntad de cambiar la manera de hacer política

Iniciamos un curso político apasionante, repleto de retos e incertidumbres. Muchos aseguran que el 9 de noviembre habrá consulta, otros apuestan por unas inminentes elecciones autonómicas en clave plebiscitaria, algunos ambicionan una declaración unilateral de independencia y otros afirman que durante los próximos meses bajará el llamado suflé soberanista. En el contexto español, hay quien especula que se avanzarán las elecciones legislativas y, si bien sabemos que habrá municipales en mayo, desconocemos si se modificará el sistema de elección de los alcaldes y cómo afectarán a la representación municipal el auge de nuevas candidaturas y la debilidad de los partidos tradicionales.

En Cataluña, una vez más, se abrirá el curso con una gran concentración a favor de la consulta y de la independencia. En 2012 se manifestaron en Barcelona un millón y medio de personas, en 2013 se formó una cadena humana de 400 kilómetros con casi dos millones de personas y en la Diada del próximo jueves se organizará una V humana cuatribarrada que cruzará la capital catalana de punta a punta. Veremos si a la tercera salida masiva de catalanes a la calle va la vencida y si podremos decidir nuestro futuro votando democráticamente, ya sea a través de una consulta o de unas elecciones.

La Diada será, con cifras bailarinas, un nuevo acto multitudinario del pueblo catalán. En función de sus preferencias ideológicas, unos remarcarán el éxito de la concentración y otros destacarán su fracaso, pero todos comprobarán que ni el desprecio del Gobierno de Rajoy al movimiento popular catalán, ni la enésima propuesta utópica del PSOE para convertir España en un Estado federal moderno, modifican la voluntad mayoritaria de los catalanes expresada repetidamente en el Parlament, en las encuestas y en la calle. Las malas expectativas electorales de un PP y un PSOE incapaces de resolver el conflicto catalán contrastan con los buenos pronósticos que poseen otras fuerzas políticas españolas de izquierdas que se muestran partidarias de celebrar una consulta popular en Cataluña y que aspiran a acabar con la bipolaridad española.

Los presuntos casos de corrupción política que hay en Cataluña no han mermado las reivindicaciones democráticas del pueblo catalán

Los medios de comunicación internacionales también estarán atentos a lo que suceda esta semana en Cataluña y observarán que las características del movimiento ciudadano catalán de la primera Diada persisten dos años después, a pesar de los numerosos e infructuosos intentos de ocultarlas o falsearlas. A saber:

1.— No son manifestaciones populares que respondan a la manipulación del Gobierno de Cataluña (en la Diada de 2012, por ejemplo, el Gobierno de CiU todavía apostaba por negociar con Rajoy un pacto fiscal). El actual descrédito del gobierno de Mas y las históricas malas expectativas electorales que hoy posee CiU contrastan con la vitalidad y la fortaleza de un movimiento independentista que se siente ajeno a las consignas institucionales y que basa su fuerza en el protagonismo popular.

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2.— No se trata de un tercer calentón de verano, sino de una consolidada voluntad de la mayoría de un pueblo que desea cambiar la manera de hacer política y que no está dispuesto a renunciar a su capacidad de influir en los nuevos retos políticos. Veremos la fuerza de este movimiento popular ante el persistente menosprecio del Gobierno español o ante una hipotética reacción tibia del Gobierno catalán.

3.— Los presuntos casos de corrupción política que hay en Cataluña no han mermado las reivindicaciones democráticas del pueblo catalán. Desde el 11 de septiembre de 2012 hasta hoy, muchos políticos y expolíticos de distintos partidos se han convertido en presuntos corruptos o en delincuentes condenados, pero confundir las prácticas viciosas de algunos políticos con la defensa de los valores democráticos es confundir el tocino (y a cada cerdo le llega su San Martín) con la velocidad (la del proceso soberanista es de crucero).

4.— El movimiento favorable a la consulta y los partidarios de la independencia de Cataluña siguen siendo mayoritariamente de izquierdas. El próximo jueves asistirán a la manifestación todos los sindicatos de trabajadores y todos los partidos de la izquierda parlamentaria catalana (excepto el PSC). En cambio, solo participará una formación de derechas: CiU. Por su parte, las encuestas siguen indicando que el independentismo catalán se nutre de la izquierda ideológica y que los catalanes de izquierdas mayoritariamente desean una Cataluña independiente, y los movimientos de izquierdas suelen estar bien organizados y son muy perseverantes.

5.— Finalmente, se trata de un movimiento que, a pesar de las provocaciones e improperios que recibe, siempre se ha mostrado profundamente pacífico y que no ha variado sus objetivos: fomentar la participación popular a través de una consulta, conocer la opinión de los ciudadanos y respetar los resultados que democráticamente expresen las urnas. Es tan sencillo como insólito en un contexto europeo que debería considerar este movimiento un indicador de buena salud democrática.

Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB

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