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El espíritu de Hunt pedalea por el Fòrum

Barcelona acoge la segunda edición del Red Hook, una carrera de ‘fixies’ que se inspira en la vieja F-1 con ciclistas de todo el mundo

Oriol Puigdemont
Un participante de la carrera de "fixies" del año pasado
Un participante de la carrera de "fixies" del año pasadoBrazo del Hierro

Josh Usai es un italiano de 31 años cuya vida gira a la velocidad que dan sus piernas. Cuando cierra su taller de bicicletas de la zona más alta del barrio de Sant Gervasi de Barcelona se pone el casco y sale a entrenar con un objetivo que le ha tenido los últimos días “absolutamente acojonado”. Este sábado a partir de las 21:30 horas en el Parc del Fòrum participará en una de las carreras ciclistas más salvajes que existen. En el Red Hook de Barcelona (también se celebra en Brooklyn y Milán) se citarán corredores llegados de todo el mundo. Profesionales de la carretera, especialistas en pista, mensajeros y ciclistas urbanos hasta un total de 235 inscritos en categoría masculina y 30 en la femenina, competirán para ser los primeros en completar las 24 vueltas a un circuito de 1.250 metros. Y lo harán de noche y sin frenos, subidos a sus fixies, esas bicicletas urbanas de piñón fijo que tanto han proliferado en los últimos años. El premio para el ganador es una bicicleta conmemorativa valorada en más de 3.000 euros.

Esta es la segunda edición de una prueba que el año pasado se corrió bajo la lluvia. La entrada al público es libre y quien se acerque podrá conocer a David Trimble, el creador de este critérium que nació en Brooklyn el día de su aniversario de 2008. “Mis amigos me regalaron una carrera por las calles de Red Hook, mi barrio, y cada vez se fue apuntando más gente. Las primeras tres veces corrimos entre el tráfico de vehículos, pero luego la cosa creció demasiado y tuvimos que montarlo bien porque comenzaba a ser peligroso”, explica Trimble, un ex mecánico de la IndyCar americana que ha conseguido darle a su carrera un aire de lo más auténtico. “Muchos me dicen que el Red Hook es la F-1 del ciclismo, pero yo diría que es la F-1 de antes, la de James Hunt. Entonces la gente se divertía más, el ambiente era mucho más relajado y distendido que hoy en día. Al terminar la carrera los pilotos se reunían para tomar unas cervezas y fumar. Y eso es algo muy habitual en el Red Hook”, matiza el estadounidense.

La prueba nace en

A partir de las dos de la tarde comenzarán las eliminatorias que irán descartando participantes hasta cerrar un grupo de 85 [en el caso de los hombres], los que se medirán en la final. Allí espera verse por primera vez a Josh, que ya tomó parte en la primera edición y que también lo intentó en Milán, aunque en ninguna de las dos consiguió pasar de las semifinales. Y eso que el chico de Ivrea (Italia) es una de las referencias del panorama fixie de la capital catalana. Hace unos meses, un madrileño se desplazó hasta aquí solo para retarle. El desafío consistía en subir hasta el Tibidabo por la carretera de Vallvidrera: desde entonces, el piamontés tiene otra bici más en su colección.

“Esto no tiene nada que ver con ninguna otra carrera. Las bestias que corren aquí se caen a 70 kilómetros por hora, se levantan y, o se suben otra vez a la bici y siguen, o se toman una birra”, añade el italiano, que lleva un año entero entrenándose de forma peculiar: “Pues por ejemplo, bajando derrapando la Avenida Tibidabo en un día de lluvia”.

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