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LA FERIA DE LA BLANCA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los toros en Vitoria-Gasteiz

La lectura de las reseñas correspondientes a la feria de La Blanca daban ganas de llorar en cuanto a los datos de asistencia

La lectura de las reseñas taurinas correspondientes a la pasada feria vitoriana de La Blanca daban ganas de llorar en cuanto a los datos sobre la asistencia. Casi ningún día, los espectadores han ocupado mucho mas de un tercio de los asientos del Iradier Plaza, con la excepción del festejo de rejones que convocó a la mitad del auditorio. Con estas cifras de asistentes es imposible que las funciones taurómacas sean rentables.

El porcentaje de espectadores mínimo que requiere un espectáculo taurino no debiera ser inferior a los dos tercios del aforo para que cuadren las cuentas. Solo con aproximadamente la mitad de las gradas ocupadas se debieran cubrir todos los costos operativos.

Ante esta situación es evidente que la plaza de toros de Vitoria se encuentra al borde del abismo económico. Consecuentemente, los aficionados vascos no se pueden permitir que se clausuren mas escenarios taurófilos. Con la cruz donostiarra 'impuesta' ya es suficiente.

Por supuesto que se debieran poner sobre la mesa soluciones de urgencias lo antes posible. Es el momento de replantearse como conseguir que los alaveses, y los aficionados de las provincias limítrofes, especialmente los bilbaínos, regresen al coso vitoriano.

Aunque bien es verdad, que en la plaza de Vitoria la asistencia de espectadores no funciona desde los años setenta. Tal vez, porque nunca ha contado con una Feria con personalidad propia. A medio camino entre los festejos de las ferias de Pamplona, Bilbao y Azpeitia, eminentemente toristas, las corridas gasteiztarras, en cambio, no son ni una cosa ni la otra.

En mi opinión, este escenario tiene que buscar su propio hueco en el mercado taurino. Quizás, con una programación diferenciada de la que ofrecen las plazas más cercanas. Por otra parte, resulta evidente que necesita de un buen plan de marketing estratégico para salir de la situación de emergencia en que se encuentra; en la que los clubes y peñas taurinas vascas debieran tener un mayor protagonismo. De hecho, unos y otros y junto a las empresas de toros de las plazas vecinas también se debieran implicar en la búsqueda de sinergias.

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