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Mas se inclina por no sacar las urnas si el Constitucional suspende el 9-N

CiU explora ya un nuevo escenario político ante el previsible fracaso de la consulta

Artur Mas en rueda de prensa en el balance del curso político el 5 de agosto.
Artur Mas en rueda de prensa en el balance del curso político el 5 de agosto.alberto garcía

Artur Mas se inclina por no sacar las urnas a la calle el 9 de noviembre si, como parece previsible, el Tribunal Constitucional suspende la consulta soberanista que la Generalitat quiere convocar para esa fecha. Convergència i Unió “está explorando ya el nuevo escenario” que se abriría en ese caso, según reconoció ayer a EL PAÍS un destacado dirigente de la federación. Los nacionalistas consideran que se ha de “ir quemando etapas y aguantar la presión” política que se avecina sobre ellos tanto dentro como fuera de Cataluña, según esas fuentes. Es decir, presiones del PP y el PSOE, por un lado, y de los partidos soberanistas, básicamente Esquerra Republicana, por el otro.

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Primero, llegará la Diada del 11 de septiembre, que CiU pronostica mucho más numerosa que las dos anteriores, que reunieron a centenares de miles de personas, en una nueva demostración de fuerza del independentismo. Después, el Parlamento autónomo aprobará la ley de consultas, seguramente al término del debate de política general, que se iniciará el 15 de septiembre, lo que dará a Mas manos libres para firmar el decreto de convocatoria de la consulta soberanista con la doble pregunta que se pactó en su día.

El Gobierno de Mariano Rajoy ya ha anunciado que la recurrirá de inmediato al Constitucional y CiU da por hecho en privado que el alto tribunal la suspenderá. Entonces habrá llegado la hora de la verdad para el presidente de la Generalitat. “En ese escenario no sacaremos las urnas a la calle, porque sería dar demasiadas facilidades a nuestros adversarios”, asume el mismo dirigente de CiU consultado por este diario.

En su opinión, supondría “un grave error” seguir adelante con una consulta suspendida, porque el PP, Ciutadans, y seguramente también el PSC, llamarían a la abstención, con lo que la participación sería muy baja y el a la independencia resultaría abrumador. “Y no se trata de eso. Queremos que el día que se celebre haya un 80% de participación, no un 50%, y que miles de papeletas sean también noes”, explica la citada fuente.

La opción de descartar el referéndum si el Constitucional lo suspende ya fue planteada el pasado 11 de agosto por la vicepresidenta catalana, Joana Ortega, de Unió, y secundada después por el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, de Convergència, ante el enfado de ERC. Mas terció en la polémica y sostuvo que “el plan es votar, pero obviamente se tiene que hacer bien”, y ese “bien” parece que significaba no actuar en contra del Constitucional.

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Si finalmente se descarta la consulta, Mas tendrá que decidir la senda que toma para los dos años de legislatura que le quedan por delante. Por ello, los nacionalistas ya han empezado desde julio a mantener contactos discretos con Esquerra y con las organizaciones que impulsan la manifestación independentista: la Asamblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural. También con UGT y CC OO, así como ICV y la CUP, los otros dos partidos del pacto soberanista.

“Mas no ha dejado de reunirse, porque sabemos el escenario que nos viene encima y hay que ir preparando el camino para que la cosa esté madura”, se admite en el seno de CiU. Se trataría de buscar una postura que genere el máximo consenso posible y en que todas las posibilidades estén abiertas, aunque se antoja muy complicado para el líder nacionalista seguir gobernando con la presión de ERC, que abogaría en ese caso por un adelanto electoral en invierno. En esa tesitura, CiU admite que los comicios podrían tener un carácter plebiscitario y no descarta una candidatura conjunta con los republicanos. Otra cosa es si la encabezaría Mas o el presidente de ERC, Oriol Junqueras.

El PSC reclama a la Generalitat que rectifique

P. R.

El PSC considera que Artur Mas ha seguido “una estrategia equivocada” y que no podrá convocar la consulta del 9 de noviembre con la ley catalana. En esa tesitura, el partido que encabeza Miquel Iceta entiende que supone “un error” cualquier escenario que no implique un cambio de rumbo que inicie un proceso de diálogo, negociación y pacto con el Gobierno del PP para que los catalanes se puedan pronunciar sobre su futuro político como lo harán los escoceses el 18 de septiembre.

Los socialistas catalanes dan por hecho que el Tribunal Constitucional suspenderá la consulta y advirtieron ayer al presidente de la Generalitat que “aún está a tiempo de rectificar”. Con todo, el PSC no confía en que se produzca ese cambio de rumbo. “Mas llega tarde”, dijo Esther Niubó, portavoz del PSC, quien prevé que la suspensión puede suponer la convocatoria de elecciones anticipadas en clave plebiscitaria, que “generarían muchos riesgos para la estabilidad de Cataluña" y supondrían el “fracaso” de Mas. Tanto, aseguró, que el líder de CiU quedaría invalidado para repetir como candidato.

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