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Novillada en Vista Alegre

José Garrido conquista Bilbao en su encerrona

El novillero corta seis orejas, pero no toca pelo en el que mejor toreó

No habían pasado ni veinticuatro horas desde que un extremeño, Miguel Ángel Perera, pusiera patas arriba Bilbao y llegó otro pacense con una gesta que quedará en la historia de esta plaza.

No se le puede pedir más a un novillero. José Garrido se encerró con seis novillos en Bilbao y salió catapultado después de un éxito rotundo. Cortó seis orejas y ofreció una dimensión de novillero cuajado, que está preparado para ser alguien importante en el mundo del toreo.

Los utreros de El Parralejo facilitaron el éxito del extremeño por su extraordinaria condición, pero cuando sacaron dificultades, Garrido demostró tener un temple exquisito que le permitió conquistar los tendidos en casi tres horas de festejo que se hicieron cortas por la intensidad que tuvo la novillada.

El Parralejo / Garrido

Seis novillos de El Parralejo, justos de presencia y pobres de cara, excelentes de juego salvo el primero y el quinto y especialmente destacado el segundo.

José Garrido: estocada caída (oreja), dos pinchazos y estocada (saludos), media (oreja), estocada caída (oreja), estocada (dos orejas) y pinchazo, casi entera y descabello (oreja).

Salió en hombros junto al mayoral de El Parralejo. El segundo toro fue premiado con la vuelta al ruedo, pero el presidente no sacó el pañuelo azul y no se ejecutó el premio.

Los banderilleros Fini y José María Amores saludaron tras parear al tercero.

Plaza de Toros de Vista Alegre. 22 de agosto de 2014. Matinal. 2.500 espectadores. Octavo festejo de la Semana Grande.

Fue sumando trofeos, porque siempre estuvo por encima de sus enemigos, con solvencia, firmeza y verdad. No dudó ante el complicado primero, al que acabó por someter en su poderosa muleta. Estuvo variado en el cuarto, que tuvo una brusquedad que en ocasiones le sirvió para llegar más al tendido. Sólo pareció confundirse en el tercero, al que ahogo por momentos. Y en el sexto se fue a portagayola y disfrutó bajo la lluvia de lo que iba a ser una puerta grande que llevará grabada para toda su vida. En todos ellos, paseó una oreja.

Las dos consiguió en el quinto, al que puso banderillas. Garrido realizó toda la faena sin estique de ayuda, toreando al natural con ambas manos, dejando muletazos de gran calidad y desmayado trazo. Cuando bajó la faena, remató de rodillas con dos muletazos excelentes y una estocada certera.

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Lo mejor lo hizo en el que no tuvo premio, un sensacional novillo de nombre Hostelero, que acudió al engaño tantas veces como el extremeño quiso, siempre con calidad y emoción en su embestida. Una delicia para los espectadores que vieron cómo el mal uso de los aceros retardó su triunfo.

El novillero mereció la vuelta al ruedo y el presidente la ordenó con la mano, pero no sacó el pañuelo azul y el tiro de mulillas no se percató del premio. Y es que en Bilbao hay cosas que funcionan a medio gas, como anunciar la corrida de Núñez del Cubillo con b, no dar los datos de los erales de la novillada sin picadores o que los alguacilillos no se percaten del premio al toro.

Al que no se le pasó nada es a José Garrido. Seis orejas y clamorosa puerta grande. Un hito en su historia personal y en la de la legendaria Vista Alegre.

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