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La Semana Grande hechizada por Perera

El extremeño cuaja a 'Hechicero', un excelente toro de Garcigrande para el que se pidió el indulto

Miguel Ángel Perera torea a 'Hechicero' este jueves en la plaza de Vista Alegre, en Bilbao.
Miguel Ángel Perera torea a 'Hechicero' este jueves en la plaza de Vista Alegre, en Bilbao. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Salió Hechicero, con el hierro de Garcigrande en el lomo, y todo el mundo se olvidó del poco trapío que hasta ese momento tenía la corrida elegida por las figuras. Fue un hechizo, seguro. Tuvo la fortuna de encontrarse con Miguel Ángel Perera, que aprovechó a la perfección la máquina de embestir que fue el tercero de la tarde.

Clase, calidad, humillación, ritmo y una transmisión bárbara cada vez que tomaba la muleta del extremeño. Vista Alegre se emocionó y surgió la petición de indulto. La indecisión del matador propició las discrepancias en los tendidos. El presidente cortó por lo sano y le mandó tras la espada. Le concedió como premio la vuelta al ruedo en el arrastre, algo que no se veía en Bilbao desde hacía largo tiempo.

Fue Hechicero quien cambió la tarde, pero en las manos de un torero que ahora mismo está tocando el cielo. Miguel Ángel Perera inició la faena con un pase cambiado en los medios y en esa tanda comenzó la revolución. Fueron diez segundos en los que los tendidos de Vista Alegre estallaron y el público se levantó para ya no dejar de aplaudir en diez minutos de ensueño.

Ponce, Juli y Perera

Cuatro toros de Domingo Hernández y dos de Garcigrande (2º y 3º), terciados de presencia los tres primeros, con las fuerzas justas. Excelente el tercero, para el que se pidió el indulto y que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Enrique Ponce: estocada y descabello (saludos), pinchazo y cuatro descabellos (silencio).

El Juli: estocada (silencio) y estocada y descabello (oreja).

Miguel Ángel Perera: estocada haciendo guardia, pinchazo y estocada (vuelta tras aviso) y estocada desprendida (oreja con fuerte petición de la segunda). Bronca final al presidente por no conceder las dos orejas a Perera.

Plaza de Toros de Vista Alegre. 21 de agosto de 2014. Casi lleno. Séptimo festejo de las Corridas Generales

El extremeño ligó muletazos por ambos pitones, algunos larguísimos y otros interminables, siempre aprovechando el motor del garcigrande, que no se hartó de embestir, arráncandose al toque del matador, sin dudarlo y con una repetición digna del premio que recibió.

Un cambio de mano para el recuerdo cerró el trasteo y comenzaron las dudas sobre el indulto. Lástima que en el caballo no empujase más que un encuentro en el que apenas fue castigado y en el segundo fuera un trámite. Por eso no llegó el indulto. Luego, el fallo con el acero le privó de tocar pelo.

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Perera dejó una lección de lo que es la quietud. ¡Qué forma de clavar los pies en la arena y no reparar en el paso del toro! Adiós al ventajismo y las posturitas.

Después, el público ya no aceptó el pico de Ponce, ya no tragó con nada; habían abierto los ojos. Y eso que el valenciano tuvo mérito ante un complicado cuarto. Un poco más consintieron al Juli en el quinto cuando ligó unas series tan templadas como despegadas.

En el sexto, Perera volvió a poner las zapatillas firmes y acabó emocionando al personal y dejó claro al resto del escalafón cómo se marcan las diferencias. Quietud, temple y mando. Mató de forma fulminante, no perfecto pero espectacular y se caía la plaza pidiendo la segunda oreja. No la consiguió. Fue un clamor, pero Miguel Ángel Perera mereció salir en hombros después de una tarde apoteósica.

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