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La batalla por el caudal del Segre

Los ecologistas acusan al alcalde de Lleida de priorizar a los regantes Ros ignoró un acuerdo del pleno municipal para pactar con la Confederación Hidrográfica

Canal de Pinyana, con el que se abastece de agua potable a LLeida, entre otras poblaciones
Canal de Pinyana, con el que se abastece de agua potable a LLeida, entre otras poblacionesjavier martín

El escaso caudal que lleva el Segre a su paso por la ciudad de Lleida, de 0,2 metros cúbicos por segundo, ha sido a menudo motivo de enfrentamientos entre los conservacionistas y los gobiernos municipales.

Lleida ha experimentado en los últimos 20 años un cambio urbanístico espectacular, pero las entidades ecologistas se muestran muy poco satisfechas con la calidad ambiental del tramo urbano del Segre a pesar de que ha sido una reivindicación permanente. Los usos hidroeléctricos del canal de Serós son la causa del poco caudal que lleva el río, lo que provoca que sus aguas estén poco saneadas.

El Consejo del Agua de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) aprobó por primera vez hace unas semanas, con 35 votos a favor, 10 en contra y 20 abstenciones, un caudal mínimo ecológico de entre 3,50 y cinco metros cúbicos por segundo —145 hectómetros cúbicos anuales—. Este caudal se reforzará con avenidas adicionales de 20 metros cúbicos por segundo durante 8 horas dos veces por semana en julio y agosto y una vez en los meses de marzo, abril, mayo, junio, septiembre y octubre.

El incremento es notable. Sin embargo, la mejoría conseguida no ha contentado a nadie. Los ecologistas acusan al alcalde, Àngel Ros, de doblegarse a los intereses particulares de los regantes y de las empresas hidroeléctricas, que actúan como lobbies en la gestión del agua.

La CHE ha aprobado un aumento del caudal que multiplica por 20 el actual

El malestar de los ecologistas se justifica en la poca transparencia y escasa firmeza que, en su opinión, ha mostrado el alcalde de Lleida, Àngel Ros (PSC), en la defensa del río. En 2010 se constituyó una comisión municipal con amplia representación de todas las partes implicadas para determinar el caudal ecológico mínimo necesario del Segre. El grupo de trabajo estableció de forma unánime que debía ser de entre 14 y 18 metros cúbicos por segundo. El consenso se materializó en un pleno municipal celebrado el 25 de marzo de 2011, donde todos los grupos políticos aprobaron por unanimidad solicitar ese caudal a la CHE. Idéntica petición se formuló en las alegaciones presentadas por el Ayuntamiento de Lleida al Plan Hidrológico del Ebro, aprobado en julio de 2013 con el voto favorable del consistorio leridano y comunidades de regantes.

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Ecologistas y entidades acusan a Ros de haber actuado a espaldas de todos tanto en el Plan Hidrológico como en la demanda de más caudal para el Segre. Argumentan que rompió el consenso político y social en marzo de este año, cuando anunció un acuerdo unilateral con el presidente de la CHE de un caudal ecológico cinco veces inferior al aprobado en el pleno municipal: entre 3,5 y cinco metros cúbicos por segundo, el mismo que ha acabado aprobando el organismo responsable de la cuenca. Los ecologistas consideran que “Ros ha vulnerado los principios democráticos saltándose un acuerdo de pleno. Ha cometido un fraude político y ha engañado a la ciudad”, denuncia Joan Vázquez, portavoz del grupo ecologista Ipcena.

La postura de Ros, a juicio de los ecologistas, se explica porque históricamente el cargo de alcalde de Lleida ha ido asociado al de presidente de la Comunidad de Regantes del Canal de Pinyana, la infraestructura de regadío más antigua de Cataluña. Este canal tiene su toma de agua en el pantano de Santa Ana, en el Noguera Ribagorçana, y riega casi 14.000 hectáreas de 14 municipios, además de abastecer de agua potable a una población de 150.000 personas, incluida Lleida.

El cargo no es honorífico, ya que le obliga a defender los intereses de un importante colectivo de regantes. Y eso es lo que denuncian los ecologistas: “Ha actuado más como presidente de los regantes que como alcalde, priorizando intereses privados y eso es un acto miserable”, señala Vázquez.

Ros, por suparte, destaca que el caudal ecológico que acaba de asignar el Consejo del Agua de la cuenca del Ebro supone un avance significativo que será visible por toda la ciudadanía, ya que multiplica por veinte el actual, y además constituye una mejora medioambiental y paisajística que contribuirá a regenerar el estado del río.

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