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Sí, me quedo en agosto, ¿y qué?

Los madrileños que se quedan en la capital este mes cuentan sus recomendaciones

De izquierda a derecha: José Luis Alfonso, Nuria Blanco, Cristina Tostado, Raquel Muñoz-Calero y Karlos Aurrekoetxea.
De izquierda a derecha: José Luis Alfonso, Nuria Blanco, Cristina Tostado, Raquel Muñoz-Calero y Karlos Aurrekoetxea.Samuel Sánchez

Madrid estresa: aglomeraciones, malos modos, bocinazos, interminables listas de espera para hacer casi cualquier cosa y en general un ritmo endemoniado hasta en una escena tan cotidiana como comprar el pan. Esta afirmación queda sobradamente probada cuando se le pregunta a un madrileño qué es lo que le gusta de su ciudad en agosto; como si pusieran la estampa de la capital en un daguerrotipo en el que el negro es blanco o el blanco es negro según desde donde se mire, en este mes de estío todas las taras de Madrid se vuelven virtudes: “Llegas en coche a todas partes enseguida, no hay tráfico, no hay estrés, aparcas en cualquier sitio”, cuenta Nuria Blanco, artista, que ha tenido que quedarse en agosto, por primera vez en años, para acabar una colección de vajilla en cerámica. “Cenar en un restaurante como el Dry Martina, por ejemplo, sin tener ni siquiera que llamar para reservar es un lujo que solo te puede dar este mes”, afirma. Aunque también tiene su reverso: “Me gusta la gente, y en agosto desaparece de las calles de mi barrio, Marqués de Vadillo. Las tiendas y los bares cierran y se queda desierto. Eso que hace que eche aún más de menos la playa”.

La playa, ese El Dorado que —casi— todo madrileño que se precie busca este mes para evadirse de la rutina del resto del año y sentirse un poquito más afortunado durante un par de semanas. O por lo menos eso se desprende de la última encuesta realizada por el portal fotocasa.es, según el cual los habitantes de la capital prefieren como destino, por este orden: Alicante, Cádiz y Málaga. Aunque cada vez salen menos. Hace 10 años, el 70% huía en desbandada en verano, según el Barómetro Municipal de Consumo de Madrid; en 2012 fueron menos de la mitad. No hay datos de 2013, pero según la viceconsejera de Turismo, Carmen González, este verano ha habido un repunte, “a la espera de que los datos lo confirmen en septiembre”.

Nuestros agosteños recomiendan...

El patio del museo Reina Sofía: a partir de las 19.00 las visitas son gratis, hasta las 21.00. c/ Santa Isabel, 52

Cine Doré de la Filmoteca, al aire libre. Entrada: 2,50 euros. c/ Santa Isabel, 52

Los Veranos de la Villa. Ciclo de conciertos de diversos estilos y obras de teatro en: Teatro Circo Price, los Jardines de Sabatini, Centro Cibeles, Matadero Madrid y Conde Duque. Horarios, precios y direcciones en: www.veranosdelavilla.com

Cursos de piragüismo en el lago de la Casa de Campo. Descuento si vas en familia. Contacto: www.alberchekayak.com

Terraza de la biblioteca de la UNED, Guau & Café. Cenar con un de las mejores vistas de Madrid. c/Tribulete 14, 4ª planta.

La planta menos uno del Ojalá. Los dueños de esta cafetería de Malasaña la han cubierto de arena de playa para que no la eches de menos este agosto. c/San Andrés, 1

Cine de verano en el patio de Conde Duque, películas de todos los géneros. Y además, puedes disfrutar de la gastronomía de un restaurante que adopta muchas caras y suma 11 estrellas Michelin: Tartan, Perrito Faldero, Muñoca Neotasca & Terraza y El Huerto de Lucas. Desde las 21.30.

Ir a volar tu cometa al Capricho, uno de los parques más bellos de Madrid, y punto de encuentro de muchos 'cometeros'. En el Paseo de la Alameda de Osuna.

Recorrerte el centro de Madrid en bici al atardecer, con las calles despejadas de coches. Con el servicio municipal Bicimad, ahora es más fácil que nunca. Tarifas en www.bicimad.es

Subir a la azotea del Círculo de Bellas Artes, con la mejor vista panorámica de Madrid ciudad y parte de la región. Abre de 9 a 2 de la madrugada, y en agosto suele haber conciertos de jazz. Consulta aquí la programación:

Viajar hasta Patones de Arriba. En la erróneamente denominada 'sierra pobre', por la A-1, tienes a media hora de Madrid este pueblo encantado y encantador, con todas sus casitas de pizarra negra. Perfecto para perderse.

Windsurf en el embalse de Valmayor, al noroeste de la Comunidad de Madrid, en la cuenca del Guadarrama. Si no sabes o no tienes equipo, en su escuela te lo resuelven. Consulta aquí:

Sin duda la crisis ha tenido que ver en este descenso, pero González afirma que “también ha servido para que, las familias que estaban acostumbradas a pasar agosto fuera y han tenido que quedarse porque ya no se lo podían permitir, descubrieran que Madrid en este mes es una delicia”. Y lo argumenta: “Pasear relajadamente por el Paseo del Prado, Recoletos, por las plazas y quedarse en sus innumerables terrazas, bañarse en tantas pozas y embalses de la sierra… Madrid, en agosto, es otro mundo”.

Un mundo de sobra conocido por Raquel Muñoz-Calero, abogada y empresaria, que lleva varios años sin salir de Madrid, sin permitirse ni tan siquiera una escapada de fin de semana, para ahorrar y sacar adelante su empresa de productos cosméticos naturales. Claro que ella tiene una ventaja: puede veranear sin moverse de la capital. Su familia mantiene la casona de sus abuelos en Puerta de Hierro, un chalet con piscina en un jardín arbolado que en su día fue la casa cuartel de la Guardia Republicana, al que se mueve desde su apartamento del centro cada 1 de agosto. Eso sí, sin enclaustrarse. “Me gusta pasear por parques y jardines y que no haya tanta gente como el resto del año; me gusta oler las hojas, el aire. Es la única época del año en la que te das cuenta de a qué huele Madrid realmente”.

La capital se respira de otra manera en agosto, o por lo menos eso opina el actor de cine, televisión y teatro Karlos Aurrekoetxea. Hace tiempo que no sale de Madrid un mes como este por una sencilla razón: es gato (de padres nacidos en Madrid). “Toda mi familia es de aquí, así que no tengo la típica casa del pueblo a la que escaparme en verano”, razona. El polifacético intérprete de 39 años, además, aprovecha este mes para ultimar la producción de su última obra teatral, Las tiernas cuchillas. “Quienes trabajamos en compañías independientes tenemos que aprovechar agosto para definir la dramaturgia y dejar la obra lista para la temporada que viene”, dice. No le supone ningún sacrificio: este mes es el mejor para moverse por la capital en bicicleta, su otra vocación. “Rápido, sin tráfico y con menos polución; me cuesta menos respirar en los repechos, y además moverse en bici por Madrid es peligroso todo el año, menos en agosto”, afirma.

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También es más fácil moverse por Madrid Río, “el sitio perfecto para practicar patín en línea”, cuenta José Luis Alfonso mientras zigzaguea entre el mobiliario urbano y algún que otro peatón. Este militar retirado tiene 73 años y una cuerda desconcertante: “Windsurf en el embalse de Valmayor, mountain bike en la Casa de Campo o piragüismo en ese mismo lago; Madrid en agosto es perfecto para practicar cualquiera de los deportes que me apasionan. Sobre todo patín en línea, las calles del centro están despejadas, por una vez”. Se ha quedado en la capital este mes por primera vez en mucho tiempo, para esperar a sus inminentes nietas gemelas y no hay tarde que no se calce los patines. “Quien quiera practicar deporte en esta ciudad, que se quede en agosto”, sentencia, “tienes mucho más sitio para todo”.

Cristina Tostado, gestora cultural y del patrimonio histórico, también valora esos “momentos en soledad” que solo se disfrutan en el Madrid agosteño. Esta emprendedora de 35 años, que se queda este mes para sacar adelante su proyecto Calle Madrid Cultura con el que ella y su socia realizan itinerarios culturales para escolares, recomienda los patios: “Voy mucho al museo Reina Sofía para programar mis visitas. Y en agosto hay menos gente, su patio es muy tranquilo y a las 8 de la tarde escuchas hasta los grillos, en pleno centro de Madrid. Y te quedas leyendo un libro y es un remanso de paz. El del museo Lope de Vega también está muy bien, con árboles frutales. Y el fresquito de los museos siempre sienta bien esta época”, dice.

Raquel Muñoz-Calero posa en la piscina sobre una tumbona.
Raquel Muñoz-Calero posa en la piscina sobre una tumbona.Samuel Sánchez

Pero no se queda solo en lo que atañe a su trabajo. "Cuando supe que mi agosto iba a ser madrileño me armé de mucha positividad, incluso con dosis de estoicismo, quedarse aquí no es plato de buen gusto si no te lo montas bien. Me hice una agenda de conciertos, películas. En el cine de verano de la Filmoteca, en el Doré, aprovechan el patio interior para poner películas al aire libre, entre árboles. Tienen muy buena cartelera, y por 2,50 euros ves una peli, este mes están con un ciclo de cine francés que está muy bien. Y algún concierto de los Veranos de la Villa, pero uno como mucho, que esos son demasiado caros", opina.

Y otra cosa que, todos los entrevistados coinciden, también mejora en agosto: los propios madrileños. “Hay como un sentimiento de complicidad entre los pocos que nos quedamos”, opina Muñoz-Calero, "y por eso se genera buen rollo". La viceconsejera de Turismo opina igual: “Quien quiera fiesta, tendrás incluso eso este mes: San Lorenzo, San Cayetano, La Paloma... Esta capital cosmopolita que se torna castiza. Y todo el que se queda está de mejor humor. En agosto estamos menos tensos”.

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