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Divagaciones líricas

El Festival de Peralada estrena ‘Flaubert & Voltaire’, del francés Philippe Fénelon

Los protagonistas de la nueva ópera, en el claustro de la iglesia del Carme de Peralada.
Los protagonistas de la nueva ópera, en el claustro de la iglesia del Carme de Peralada.joan castro

Pocos festivales españoles estrenan óperas. De hecho, el único que mantiene viva la tradición de estrenar nuevos títulos de forma regular es el Festival Castell de Peralada (Girona). Desde 1994, con Babel 46, de Xavier Montsalvatge, la creación lírica forma parte de su filosofía artística, en una apuesta continuada por la vitalidad del género que adquiere aún más valor en tiempos de crisis. Este año, el festival ampurdanés amplía sus fronteras con un encargo al compositor francés Philippe Fénelon (1952), cuyo catálogo incluye, entre otras óperas, Salammbô, Faust o JRR, citoyen de Genève, estrenada hace dos años en Ginebra en un montaje de Robert Carsen. Flaubert & Voltairees su octava ópera y nace en un montaje camerístico coproducido por Peralada y Vox 21 y concebido, bajo la dirección escénica de Marc Paquien, para un espacio arquitectónico cargado de magia e historia, el claustro de la iglesia del Carme, que preserva una fantástica colección de capiteles románicos. El estreno tuvo lugar el martes, en el tradicional Memorial Luis Polanco dedicado al crítico y asesor artístico que impulsó la política de encargos del festival.

Definida como “ópera-teatro”, Flaubert & Voltaire evoca a estos dos nombres ilustres en una trama que plantea una confrontación histórica pero proyectada en las relaciones entre un escritor, Gustave, y dos ayudantes de cámara, Candide y Alphonse, personajes que persiguen en sus sueños al escritor y exploran su proceso creativo. La escenografía de Jordi Mitjà —pocos elementos, pero cargados de significado; libros amontonados en el suelo, un baúl, cajas, una máquina de escribir— aprovecha el encanto del claustro. La iluminación de Francóis Menou crea una atmósfera de misterio poético que potencia la carga expresiva de texto y música.

Fénelon explora a fondo las posibilidades expresivas y técnicas de un trío instrumental integrado por el clarinetista Pierre Dutrieu, la viola Béatrice Gendek y la violinista Alexandra Greffin Klein, miembros del Ensemble Court-Circuit, a los que no da tregua a lo largo de la obra, de una hora y cuarto de duración. Su actuación, en especial en los cuatro poéticos interludios que articulan las 17 escenas de la ópera, es brillante. Fénelon usa recursos clásicos y modernos en función de la dramaturgia, con citas a compositores —Bach, Mozart, Gounod o Masenet, entre otros—, escritores y personajes literarios que dan sentido poético a un interesante, aunque algo pretencioso, libreto firmado por el propio compositor; hay más divagación que acción operística, con una línea vocal que usa y abusa del canto recitado como recurso permanente.

El tenor y actor francés Damien Bigourdan (Candide) sostiene el peso de la función, dirigida con buen pulso teatral por Marc Paquien gracias a su mayor naturalidad escénica: es mejor actor que cantante, mientras que el tenor argentino Manuel Núñez Camelino (Alphonse) se revela como mejor cantante que actor. Por su parte, el barítono ucranio Vladímir Kapshuk da vida a Gustave con buenos recursos vocales, aunque no parecía encontrarse en óptimas condiciones.

El encargo a Fénelon responde a un doble objetivo: no limitar el capítulo de estrenos a autores catalanes —los títulos estrenados en el claustro en las dos ediciones anteriores son Java, de Agustí Charles, y WOW!, de Alberto García Demestres— y potenciar los lazos con los creadores y el público francés, que cada año tiene más presencia en Peralada.

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