_
_
_
_
_

Emprendedores abandonados a su suerte

Miles de autónomos reclaman las subvenciones paralizadas desde 2010

Alascan, uno de los negocios afectados por las subvenciones paralizadas.
Alascan, uno de los negocios afectados por las subvenciones paralizadas.Álvaro García

La historia de Nuria Lebrón es la historia de muchos trabajadores de mediana edad que se quedaron en paro en los años más duros de la crisis. Fue “la última en llegar a la empresa y la primera en salir” cuando la situación se puso fea. Y como tantos otros, hizo cola en una oficina del INEM, donde le informaron sobre la posibilidad de capitalizar la prestación que le correspondía por desempleo para iniciar su propio negocio como autónoma. “Me pareció una buena idea porque mi madre tenía un local que podía utilizar y sobre todo porque me asesoraron sobre las ayudas que daba la Comunidad”. Montó un centro de osteopatía y quiromasaje en julio de 2010 y esperó a que llegara la subvención prometida, que en su caso era de 7.000 euros. Pero nunca llegó. Como tampoco lo hicieron las ayudas solicitadas entre 2010 y 2013 por otras 7.500 personas, según cálculos de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos. La Consejería de Empleo aduce “falta de presupuesto” en las cartas que ha mandado a algunos de los afectados por los impagos. Y estos tildan la situación de “fraude” o al menos de “engaño” porque, según afirman, el gobierno madrileño estuvo publicitando las ayudas hasta 2013, que se derogó la orden, sabiendo que no había fondos. Un portavoz de Empleo arguye que “se pagaron todas las ayudas que fueron concedidas”.

A los dos años, viendo que su negocio “no arrancaba”, Lebrón pensó en tirar la toalla. Pero su gestor le aconsejó que continuara al menos 36 meses para que pudiera cobrar la subvención. En caso contrario, tendría que devolver la parte proporcional al tiempo que faltara para cumplir los tres años marcados como requisito obligatorio. “Aguanté como pude con la ayuda de familiares y amigos, ya que por aquellas fechas ya era madre separada con dos hijos a mi cargo”. En enero de 2012 recibió una carta de la Consejería de Empleo que le solicitaba más documentación. La entregó y siguió esperando el dinero hasta que se cumplió el trigésimo octavo mes sin noticias de la subvención. “No me quedó otra que cerrar”.

Casi un año después, en abril de 2014, recibió una carta de la Administración en la que le comunicaban la denegación del subsidio por “inexistencia de crédito adecuado y suficiente”.

— ¿Cómo es posible que se publicara la subvención el 8 de febrero de 2010 y que mi solicitud del 29 de julio del mismo año ya no tuviera presupuesto? —se pregunta Lebrón— ¿Y por qué no me comunicaron en 2012 que no había fondos en lugar de marearme pidiéndome más documentación?

Su indignación se cruzó con la de muchos otros en situaciones similares. Así, hace apenas unos meses, surgió la Asociación de Autónomos Sin Subvención de Madrid, inspirándose en una comunidad con el mismo nombre, pero creada en Valencia, afectada también por los impagos de las ayudas del Programa de Fomento de Empleo Autónomo. Se trata de ayudas dirigidas a desempleados, cofinanciadas por el Fondo Social Europeo (FSE) y gestionadas por el Gobierno central, que las distribuía a las Comunidades Autónomas. El Programa Operativo FSE de Madrid para el periodo 2007-2013 contaba con 514 millones de euros, de los cuales la Unión Europea aportaba la mitad. Y el fomento del emprendimiento representaba el 15% del total. “Queremos saber dónde han ido a parar esos recursos”, señala Francisco Almenar, secretario de la asociación de afectados, que lamenta la “falta de transparencia” de la Administración. “Nos hemos reunido dos veces con representantes de Empleo y ni siquiera han estudiado los proyectos”.

“En otras regiones, los autónomos también han tenido problemas para cobrar las ayudas, pero al final han llegado a acuerdos con las administraciones”, explica Sebastián Reina, secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos. “En Asturias se les pagó el 50% de lo que les correspondía”, que según estaba estipulado, oscilaba entre 5.000 y 10.000 euros, en función de las características del solicitante. La orden que regula las ayudas estipula más recursos para financiar proyectos promovidos por personas “con más dificultades de incorporación al empleo como mujeres, jóvenes y personas con discapacidad”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

“El gobierno valenciano, a propuesta de los grupos parlamentarios, ha decidido incorporar los expedientes en los presupuestos del año que viene”, ilustra Reina. “Al menos hay más voluntad de diálogo, porque en Madrid, le mandamos una carta al presidente de la Comunidad para intentar negociar, pero solo obtuvimos el silencio por respuesta”.

“Han generado consumo y han disminuido las listas del paro a nuestra costa y luego nos han dejado tirados”, juzga Francisco Raro. Su mujer y él abrieron una peluquería canina en Collado Villalba en mayo de 2012, con una inversión de unos 40.000 euros. “De momento la cosa funciona, pero las hemos pasado canutas. La subvención nos habría servido para afrontar las cosas con más calma”. Hace un año, llamó a la oficina de Empleo para preguntar por el estado de su solicitud y le dijeron “que todo estaba parado y que faltaba por pagar desde mediados de 2010”. La asociación está estudiando interponer una denuncia contra la Administración, porque individualmente —dicen— es inviable por el alto coste de las tasas judiciales. Carlos Javier Galán, abogado laboralista y presidente de la sección de Laboral del Colegio de Abogados de Madrid opina, a título personal, que la asociación tiene “posibilidades en vía administrativa”. “Lo que es un contrasentido y un disparate es que digan que no hay consignación presupuestaria para dar las subvenciones pero si la haya para hacer campañas publicitando las ayudas”, sentencia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_