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Barcino descubre sus termas de mar

Los trabajos previos a la rehabilitación de un edificio de la calle Regomir hacen visible parte del edificio del siglo I a.C.

José Ángel Montañés
Fachada del Palau de Gualbes, en la calle Regomir, donde se han localizado nuevos fragmentos de las termas femeninas de mar.
Fachada del Palau de Gualbes, en la calle Regomir, donde se han localizado nuevos fragmentos de las termas femeninas de mar.arancha egués

Es bien conocido el placer que sentían los romanos con todo lo relacionado con el agua y los baños públicos. Y no solo en su capital Roma, sino en todas las provincias del imperio. También en la pequeña colonia de Barcino, la ciudad fundada por el emperador Augusto alrededor del año 10 antes de Cristo junto al Mediterráneo que con el tiempo acabó siendo Barcelona. En esta ciudad de apenas 10 hectáreas se han localizado varias termas en las que los ricos romanos daban rienda suelta a sus deseos más higiénicos. Durante el siglo IV, en la época en la que la ciudad vivió un repunte económico, todas las grandes domus localizadas en la ciudad, se dotaron de una de estas termas, que se sumaban a las dos instalaciones públicas de la colonia: la de la plaza de Sant Miquel (cuyos restos se conservan bajo las baldosas de la calle) y las termas portuarias, situadas, desde la época de fundación, a banda y banda de la puerta más importante de la ciudad, la que estaba situada junto al mar, apenas a cien metros de la costa.

Durante los trabajos previos a la reforma del Palau dels Gualbes (desde el mes de marzo Can Vilana Perles), situado en la calle de Regomir número 9, se han localizado parte de esta infraestructura. Los trabajos dirigidos por Esteve Nadal y Miquel Gea, de la empresa Actium, supervisados por Carme Miró, responsable del Pla Barcino, han localizado el cuerpo de la piscina de agua fría y se ha podido establecer su ancho (4,28 centímetros). Que era la piscina que utilizaban las mujeres romanas no hay duda para los investigadores, tras recuperarse en la excavación un gran número de agujas para el pelo, acus crinalis, que debieron perder durante el baño.

Gráfico con la reconstrucción hipotética de las termas marítimas de Barcino, con el área en rojo localizadas.
Gráfico con la reconstrucción hipotética de las termas marítimas de Barcino, con el área en rojo localizadas.

“La localización de la piscina nos permite continuar dando forma a esta infraestructura original de la ciudad y comprobar el funcionamiento urbanístico de esta parte de la colonia”, asegura Miró. Para ella no hay duda de que en el siglo I se construyeron los dos edificios fuera murallas, “por lo que había actividad en el suburbium”, durante un momento en el que la defensa levantada por Augusto solo es de representación. La cosa cambió en el siglo III, cuando la ciudad construyó otra muralla con 76 torres, cuando hubo necesidad de defender la colonia y se reformó la Porta de Mar (hoy visible en parte en el interior del Pati Llimona, que conserva también 17 metros de muralla). Por ella entraban las mercancías que llegaban por mar para abastecer la ciudad. En este momento, prosigue Miró, es cuando las termas femeninas desaparecen, mientras las masculinas acaban protegidas “por la construcción del castellum o defensa avanzada que obligó a modificar la estructura inicial de la puerta y uno de los pasos laterales para viandantes quedó anulado”, explica.

Sondeo realizado bajo el edificio de la calle Regomir en el que ha aparecido la piscina de las termas.
Sondeo realizado bajo el edificio de la calle Regomir en el que ha aparecido la piscina de las termas.

Los trabajos han consistido en tan solo seis sondeos realizados en el subsuelo del enorme solar que ocupa este palacio del siglo XIV reformado en el siglo XVIII y que tiene como pieza característica una de las pocas portadas barrocas que se conservan en la ciudad de Barcelona. Los dueños del enorme edificio, Palau Gualbes SL, quieren dar un nuevo uso a este vetusto edificio. Pese a que en la página web del arquitecto Jean Porsche que dirige el proyecto aparecen imágenes de la reforma y ampliación del palacio, fuentes de la empresa aseguran que el proyecto está en una fase “muy muy inicial”, y que incluso no se sabe el destino último que tendrá, “hotel, viviendas o apartamentos”. En todo caso si tienen claro que facilitarán los trabajos de excavación y que “los restos serán un valor añadido al edificio” por lo que intentarán musealizarlos y que sean visibles una vez el proyecto de reforma tire adelante. “Los trabajos no estarán terminados hasta dentro de dos o tres años”, explican estas mismas fuentes.

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El edificio de Palau de Gualbes cambió de nombre el pasado mes de marzo cuando el Ayuntamiento colocó una placa en la fachada en la que lo llamó “Can Vilana Perles”, en referencia al tiempo en que vivió allí Ramon Frederic Vilana Perles, considerado uno de los hombres más poderosos que ha dado Cataluña en todos los tiempos: Jugó un papel fundamental en los acontecimientos de 1714 y llegó a ser secretario personal del archiduque Carlos y primer ministro de facto del Sacro Imperio Romanogermánico, en Viena.

La medida municipal no ha tenido que sentar muy bien a los propietarios del edificio, que en 2012 constituyeron la empresa Palau de Gualbes SL para poder llevar a cabo los trabajos de reforma del palacio.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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