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Una Frida sin sorpresas

Amèlia Boluda recupera para el Grec su coreografía de 1993

El público que asistió hace 21 años al estreno de Frida, bailado por el Ballet Contemporani de Barcelona, no encontró grandes cambios coreográficos en la versión que se ha ofrecido en el Mercat de les Flors dentro del Grec.

Su autora, Amèlia Boluda, ha apostado por aumentar el número de bailarines y músicos en escena, pero ha sido fiel a su vocabulario coreográfico inicial. Y ahí reside el encanto de esta pieza. El espectador se sumerge en el túnel del tiempo y se reencuentra en una época relevante de la historia de la danza contemporánea de este país. El año de 1993 sitúa el espectador en una Barcelona pletórica tras los Juegos Olímpicos y en donde los grupos de danza contemporánea se consolidaban o nacían a una velocidad vertiginosa.

En esos años Boluda, fascinada por la apasionante vida de Frida, creó una pieza para su compañía, arriesgada en varios aspectos, uno la música. El compositor Xavier Maristany ideó una pieza muy contemporánea, con connotaciones de música mexicana, una partitura que ha resistido el paso del tiempo y que aún hoy conserva intacta su árida modernidad. Partitura muy bien interpretada en esa ocasión por miembros procedentes del Taller de Musics. También cuenta con la participación de la cantante Rosalía Vila.

En cuanto al vocabulario coreográfico es de una gran sobriedad y abstracción. Boluda en aquellos años había estudiado en la escuela de Merce Cunningham de Nueva York y quiso depurar la pasión y voluptuosidad que emanaba de la personalidad de la pintora mexicana a través de un baile lineal y abstracto, marcado por el trazo curvo, aspecto que en aquel momento sorprendió al público. En la versión actual al contar con nueve bailarines ha podido multiplicar los dúos y los solos. Así el personaje de Frida y Diego Rivera se desdobla en varias caras, lo que enriquece el espectáculo. La autora no abusa del juego escenográfico con la silla de ruedas y evita el tópico fácil. En esta ocasión ha contado con Carlota Subirós en la dramaturgia.

En esta Frida, Amèlia únicamente aparece unos instantes en escena al principio del espectáculo para evocar su recuerdo como creadora. En cuanto a los bailarines la coreógrafa ha querido contar con exintérpretes de su ballet, como Joan Palau y Bebeto Cidra, que se mezclan con la nueva generación de bailarines Xavier Auquer y Dario Barreto. Mención especial merecen todas las jóvenes Fridas, Anna Hierro, Roser López Espinosa, Sara López y Paloma Muñoz, cada una de ellas encarnan con dinamismo un matiz de la personalidad de la artista azteca.

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