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‘El Johnny’ en el limbo

La renuncia de Unicaja, concesionaria del colegio, aboca al San Juan Evangelista a su posible cierre

Una pancarta contra el cierre del colegio mayor universitario San Juan Evangelista o 'El Johnny'.
Una pancarta contra el cierre del colegio mayor universitario San Juan Evangelista o 'El Johnny'.ÁLVARO GARCÍA

Las alarmas se han encendido. La noticia del cese de actividades del colegio mayor San Juan Evangelista vendría corroborar el fin de una institución que ha sido santo y seña de una cierta forma de programar la cultura ajena a los intereses del mercado. “En realidad, deberían haber dicho que el San Juan puede cerrar sus puertas”, apunta Juan Cuesta, vicepresidente y portavoz de la Fundación San Juan Evangelista. “Nosotros seguimos en posición de firmes, dispuestos para cuando se nos necesite”. Para los implicados en la larga lucha por la supervivencia del Johnny, la retirada de Unicaja, actual concesionaria del colegio, significa una nueva batalla perdida dentro de una guerra de largo alcance y desenlace incierto. “En el mejor de los casos”, confirma Cuesta, “el colegio no va a poder abrir en septiembre”. Sumida en un mar de intereses contradictorios y no siempre confesables, la institución colegial vive momentos de incertidumbre. “Por lo menos, va a estar un año cerrada”, comenta Alejandro Reyes, miembro fundador del Club de Música y Jazz San Juan Evangelista en 1970. “Eso es lo único seguro que podemos tener en estos momentos”.

En 2009, los mismos colegiales que ahora hacen sus maletas en busca de nuevos horizontes salieron por vez primera a la calle bajo el lema El Johnny no se cierra. Los viejos fantasmas de la especulación inmobiliaria volvían a hacerse visibles amenazando de muerte a la institución, considerada una seña de identidad de la cultura en España. En el fondo del asunto, la prescripción del plazo de alquiler del solar que ocupa el edificio colegial, y la entonces posible/probable puesta en venta del mismo, o su abandono. “Si eso llega alguna vez a producirse”, se comentaba en los ambientes colegiales, “ya podemos ir despidiéndonos del Johnny”. Cinco años más tarde, puede haber llegado el temido momento de la despedida. “Cuando uno deja un lugar donde ha vivido mucho tiempo”, rubrica Alejandro Reyes citando al filósofo y escritor suizo Pascal Mercier, “algo de él siempre se queda allí que no puede recuperar, si no vuelve a donde estuvo”.

Ironías del destino, lo que no pudo la dictadura está a punto de conseguirlo quienes se han propuesto sacar tajada del pastel caiga quien caiga. “Luchamos contra Franco”, contaba con aire entristecido un miembro del Club de Música y Jazz colegial, “y ahora que ha llegado la democracia nos quieren cortar la cabeza”. El pasado año, Unicaja y la Universidad Complutense acordaron una prórroga de un año en la concesión otorgada a la entidad bancaria. Desde ese mismo momento, relatan los colegiales, las instalaciones entraron en una situación de total abandono. “De las reformas que les obligaron a hacer para obtener la licencia de funcionamiento, sólo hicieron dos, y a regañadientes: cambiar parte del techo de uralita e instalar una escalera de incendios; y luego repercutieron el importe de la obra en el precio de las habitaciones, que subió un 30%”. El número de colegiales residentes descendió a 140 sobre una oferta de 400 plazas. “Desde el primer momento, Unicaja ha estado buscando la manera de hacer negocio con el Johnny”, relata Juan Cuesta, “transformándolo en una residencia de lujo o en una escuela de negocios, y, cuando ya vieron que no podían, empotrando otras empresas”. La semana pasada, la institución bancaria remitió una carta a sus empleados en el colegio mayor en la que les anunciaba el fin de sus contratos. “Lo que más duele es que puedan ir de rositas”, insiste Reyes. “Primero, que arreglen los desperfectos y luego ya hablaremos”.

Los representantes de la Fundación San Juan Evangelista cifran sus esperanzas en la reunión con el Rector de la Universidad Complutense prevista para esta misma semana: “A él le toca decidir si quiere ceder el colegio a una institución sin ánimo de lucro o va a convocar un concurso”. El nombre del profesor de Filología José Joaquín Caerols avala la alternativa de gestión para el colegio mayor, presentada por las fundaciones San Juan Evangelista, Ortega-Marañón y Giner de los Ríos/Institución Libre de Enseñanza: “Partimos de la idea de que el colegio no puede ni debe cerrar”.

Para Caerols, la renuncia de Unicaja a hacerse cargo de la concesión a partir del 29 de julio constituye una resolución unilateral de dudosa validez: “Ellos acordaron una prórroga de 25 años con la Complutense y así consta en la correspondiente resolución del Consejo de Gobierno de la universidad. Por lo tanto, y mientras no se demuestre lo contrario, siguen ostentando la concesión”. Cincuenta años después de su fundación, el colegio mayor San Juan Evangelista se enfrenta a su momento más crítico. “La historia está ahí”, remacha Alejandro Reyes, “los años en que el Johnny fue un bastión en la lucha contra el franquismo, los grandes nombres de la música y la cultura que han pasado por el San Juan, los ministros, rectores y académicos que han sido colegiales…”.

En 2011, el Consejo de Ministros concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes al Club de Música y Jazz San Juan Evangelista.

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