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¿Compartimos gastos en el coche?

En pleno debate sobre su legalidad, diversos ayuntamientos apoyan el servicio

Eneko Ruiz Jiménez
Conductor y viajero se despiden al terminar el trayecto
Conductor y viajero se despiden al terminar el trayectoFERNANDO DOMINGO-ALDAMA

—Hola, soy Pedro, ¿Eres Sinan?

—Sí, encantado. Mete la maleta y si tienes droga tírala. Risas.

Sinan Ayape, madrileño cansado de la ciudad, va a surfear a Sopelana siempre que puede. Hace unos meses, un cliente de la farmacia en la que trabajaba le presentó Blablacar, una red de Internet en la que conductores como él buscan compañeros a los que llevar y con quien compartir gastos. Desde entonces, nunca viaje solo con sus tablas. Siempre hay alguien dispuesto a acompañarle. Según el último estudio del Observatorio vasco de la juventud, un 15% de los jóvenes vascos reconoce haber compartido coche con desconocidos.

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Pero estas iniciativas no se limitan a la empresa francesa. Los Ayuntamientos llevan años tratando de impulsar el servicio carpooling con campañas de protección del medio ambiente, para ir a trabajar, a la universidad o de viaje. La web Compartir.org tiene 4.680 itinerarios dados de alta en el País Vasco. El usuario cuelga su viaje sin registrarse y la empresa avisa a todos aquellos interesados en el trayecto. Algunos son ocasionales, otros repiten.

La empresa gestiona dominios personalizadas de municipios como Bilbao -que lleva más de 10 años dando un servicio con 4.000 usuarios- Mondragón, Irún, Iurreta y Legazpi, el parque tecnológico de Zamudio, la oficina comarcal Nerbioi-Ibaizabal o la UPV. Y las iniciativas siguen llegando. Derio lanza esta semana la aplicación iDerio, que ofrece a los vecinos el servicio por móvil.

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La compañía vasca Ibilkari comparte objetivos pero con un modelo distinto. Su iniciativa, más cercana al alquiler, proporciona a la treintena de socios de Eusko Car Sharing coches que pueden contratar por el tiempo que quieran. La empresa cuenta con dos vehículos en Bilbao y una veintena entre Uribe Costa, Arenaza o Elgoibar. “Debería hacerse más desde el sector público”, afirma su responsable, Iker Maguregi.

Pero la opción de compartir no convence a todos. La Federación de transportes en autobús (Fenebús) reclamó en marzo al Ministerio de Fomento una regulación y el cierre para Blablacar. El Gobierno recordó que "los vehículos privados no necesitan autorización", aunque podría haber infracción si el conductor se beneficia económicamente. La regulación recaería a nivel estatal a través de la ley de ordenación de los transportes, no delegada en las comunidades autónomas. Competencia ha negado la reclamación de deslealtad: "Debería afectar al interés público y es lo contrario. El cliente paga menos", asegura su portavoz.

Blablacar también es un negocio. El pago por transferencia bancaria — que era el menos habitual— es desde julio la única opción. El usuario desembolsa por anticipado, y, tras el viaje, el conductor cobra. La empresa de negocio electrónico se lleva un 10%. "Es la manera de aportar seguridad al cliente de que el viaje se hará", argumenta la encargada de relaciones públicas, Elsa de la Haza. A Ayape, que antes pedía los 20 euros en mano, le ofrece comodidad.

Para no perderse

  • Carpooling o ridesharing: Compartir recorridos en coche entre particulares, para viajar o trayectos diarios. Conductor y pasajeros comparten gastos, sin beneficios para el piloto. Blablacar, Amovens, Compartir.org y Carpooling no tienen ni flota ni chóferes.
  • Carsharing: Alquiler flexible por días u horas. El cliente alquila y paga por las horas concretas. Ibilkari, Bluemove y Avancar.
  • P2P carsharing: Alquiler por días u horas entre particulares. La empresa no tiene flota propia. Socialcar.
  • Servicios de chófer con licencia: Los conductores tiene licencia, aunque no la del taxi, lo que ha creado una polémica en el sector. Uber y Cabify tienen aplicaciones para buscar a los clientes en la ciudad. Blablacar y Amovens quieren diferenciar su servicio.
  • Servicios de chófer sin licencia: Empresas que no han llegado a Europa como Lyft.

El conductor subraya que no solo compensa el gasto: "El coche es más que gasolina, son peajes (26 euros), ruedas, revisiones..." Reconoce, sin embargo, que hay gente que saca beneficio con su auto de empresa.Aunque Europa haya dado el visto bueno al transporte colaborativo, su actividad está limitada en ciudades como Bruselas. Allí, es el Consistorio quien da los permisos a sus dos operadoras: Cambio y ZenCar.

Anna Vall, representante de Compartir.org, se describe como enlace. “Todo está en manos del cliente”. La empresa de movilidad sostenible se financia a través de licencias con instituciones para las que diseña un enlace acorde a sus necesidades. “Por los problemas de financiación, hemos tenido que saltarnos algunos pagos de los ayuntamientos, pero tenemos que sobrevivir”, reconoce Vall, quien, aunque no confirme el precio de su servicio, afirma que es más barato que el de su competidora Amovens, que cobra 10.000 euros anuales por activar dominios como el de la campaña Moveeuskadi del Gobierno Vasco y el parque tecnológico Miramón.

"Nunca cobraremos al conductor", confirma Diego Ochoa, el responsable de comunicación de Amovens. Aboga por una regulación, aunque entiende que no les afectaría. Se consideran mediadores: "Infringiría la libertad de movimiento".

En 2013, la empresa española ofreció dos millones de plazas. Se ahorraron hasta 5,7 millones de euros, según el mismo estudio. Blablacar, que opera en 12 países, cuenta con más de siete millones de usuarios. "Ahorran, sociabilizan o crean una red de networking", afirma de la Haza. Un 22% vuelve a compartir.Tras cuatro horas de viaje, Ayape llega a Bilbao. Da la mano a sus acompañantes y se cruzan los teléfonos. Quizás no vuelvan a verse. "Uno hasta me acompañó a un concierto de punk. Otros escriben habitualmente para preguntar si subo". Se ha creado su red de contactos.

Sacar provecho al garaje

Las iniciativas para compartir no se limitan a los viajes en coche. "En el centro de Bilbao, hay garajes con 36 plazas vacías", asegura Alicia Pesquera, impulsora de la web Comparko, una iniciativa con la que pretende que los ciudadanos saquen provecho a su aparcamiento mientras estén en el trabajo.

Aunque la aplicación no está todavía completamente activada, ya se han apuntado más de 100 conductores interesados en compartir su parcela de garaje. El 80% son de Bizkaia, pero la experiencia está abierta a toda España. La empresa pretende abrir después del verano la página al completo. Allí, todos los que quieran alquilar el garaje tendrán un mapa con las características, horarios de disponibilidad y ubicación de todos los huecos de la ciudad. El que busque, podrá encontrar una plaza cerca de su trabajo. Y el que la ofrezca podrá cubrir parte de sus gastos.

Pesquera no es ni informática ni experta en automovilismo, sino una diplomada en magisterio que tenía una inquietud por buscar otro trabajo. Quería hacer algo completamente nuevo. Su hijo trabajaba en el extranjero, y, en sus visitas, comprobó que el sistema había sido exitoso en China o París.

La nueva empresaria compara su comunidad con AirBnB, la web en la que usuarios de todo el mundo comparten vivienda. "Son también bienes inmuebles, pero aquí está todo legislado", comenta. "Los interesados contactan y hacen el contrato como les convenga, sean empresas o particulares".

Sus bases de datos de párking facilitará en el futuro, además, al Ayuntamiento de Bilbao el registro de las plazas de garaje privadas, que superan las 110.000. Pesquera afirma que el mercado potencial en España es de cinco millones de usuarios.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Es periodista en la sección de redes sociales, aunque lo que más le gusta es hablar de cine, series y cómics. No sabe montar en bicicleta.

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