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Soler niega que planease secuestrar a Soriano y a cusa al testigo protegido

Afirma que el confidente le pidió 300.0000 euros por cambiar el testimonio

El expresidente del Valencia CF Juan Bautista Soler tras prestar declaración en el juzgado.
El expresidente del Valencia CF Juan Bautista Soler tras prestar declaración en el juzgado.TANIA CASTRO

El ex presidente del Valencia CF, Juan Bautista Soler, se mostró ayer impasible ante los periodistas al término de su declaración ante el juez pese a las decenas de preguntas realizadas sobre su participación en el secuestro de su sucesor en el club deportivo, Vicente Soriano. Un silencio que había roto minutos antes en el juzgado de instrucción número 12 de Valencia que investiga el caso, donde acusó al testigo protegido de haberlo organizado todo, en contra de su opinión, y de haberle intentado chantajear a cambio de 300.000 euros.

Esta es la primera vez que Bautista Soler da su versión de los hechos. Se negó a hacerlo ante la policía y ante el juez instructor en el momento de su detención, el pasado 8 de abril. Ayer acudió a instancias de su abogado y, a pesar de la grabación policial en la que se le escucha dar el “OK” al secuestro de Soriano hasta en tres ocasiones, negó que su intención fuera ejecutar el plan. Sí reconoció que se reunió en varias ocasiones con varios de los imputados en el caso, pero que éstas se produjeron para “tratar acerca de la posible compra de la deuda” que Soriano mantiene con él por la venta del club deportivo, cercana a los 100 millones de euros. En concreto Soler afirmó que fue el mismo confidente quien se le acercó porque le dijo que tenía “contactos en Marruecos con gente influyente, políticos y empresarios”.

De hecho, el expresidente valencianista remarcó que fue el mismo confidente el que le propuso que la solución a sus problemas era entrar a robar en casa de Vicente Soriano, porque se había enterado, a través de un ex empleado del mismo, que en su casa guardaba 15 millones de euros. Después le dio una segunda solución si la primera fallaba: el secuestro.

Sin embargo, Bautista Soler manifestó que él no estuvo de acuerdo en realizar tales actos y que así se lo hizo saber al hoy testigo protegido. Dos conversaciones son claves, según su testimonio: una a primeros de marzo en la que, según avanzaba la reunión, prefirió callar ante las amenazas que le hizo el confidente si no le pagaba los gastos. Unas amenazas que se tomó aún más en serio al enterarse de que éste “era un peligroso delincuente, con el que había que ir con cuidado”.

En el siguiente encuentro, la famosa reunión del 27 de marzo registrada por la policía —en la que se le escucha hasta tres veces dar el “OK” al secuestro— ideó un rocambolesco plan para asustar al confidente e “intentar hacerle cambiar de opinión”. Según su versión, le explicó que estaban siendo investigados sin saber que realmente los agentes le seguían la pista y que se estaba grabando cada palabra que decía. Soler aseguró que su intención era que no se llevara a cabo el plan, pero el confidente le amenazó con que debía pagarle 300.000 euros por todos los gastos que había tenido, como el contrato de los colombianos para ejecutar el secuestro. Soler declaró que en todo momento quiso “abortar” el secuestro, pero llegó un momento en que las amenazas subieron de tono y que el confidente le dijo que “si no pagaba se iba a enterar”. En ese momento, explicó al juez, “le dije que sí a todo, porque quería salir del lugar” al ver la violenta reacción del confidente que llegó a “amenazar veladamente a mi familia”.

Soler declaró que cree que el confidente acudió a la policía “con el fin de obtener dinero” y acusó al testigo protegido de haberle solicitado de nuevo la misma cantidad, en una conversación mantenida con su abogado el 12 de junio, a cambio de cambiar su versión de los hechos.

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Miguel Muñoz, otro de los imputados en el intento de secuestro, encargado de acompañar a los colombianos contratados para ejecutar el rapto, se acogió a su derecho a no declarar.

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