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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Escuelas de verano

Un profesor de semántica hubiera sido muy útil a Rajoy

Para que la reunión de colegas del PP en el Escorial hubiera sido una auténtica escuela de verano, tendrían que haberse cumplido ciertas condiciones que, a juzgar por las noticias recibidas, no se dieron. Para empezar, los profesores tendrían que haber sido profesores de verdad, con currículum, plaza en propiedad, y todo lo demás, y no políticos sobrevenidos a la búsqueda de sí mismos, por muy hombres (o mujeres) de Estado que se consideren ellos, como Aznar, Floriano, Rajoy o Cospedal.

En una auténtica escuela de verano, Esperanza Aguirre, por ejemplo, podría haber escuchado a un liberal genuino, debidamente acreditado por la Chicago University, explicarle las bondades del mercado, sí; pero también que la manipulación de los medios públicos, la financiación ilegal de los partidos, el clientelismo político y el incumplimiento de las normas elementales de tráfico, no forman parte, bajo ninguna circunstancia, del ideario liberal. Más que nada, para despejarle dudas al respecto, dado su permanente estado de confusión sobre este asunto.

Algún experto reconocido en regeneración democrática, perteneciente a Transparency International, podría haber mostrado a Floriano algún caso práctico de lucha contra la corrupción, a fin de que sus opiniones sobre el tema tuvieran algún fundamento. Un profesor de semántica hubiera sido muy útil a Rajoy para que éste entendiera alguna vez que recortar el gasto sanitario y decir, al mismo tiempo, que no se ha recortado el gasto sanitario, puede ser muy eficaz desde el punto de vista propagandístico, pero es una contradicción en los términos, y por tanto, una tontería de lo más pedestre. Y de paso, podría haberle aclarado a Gallardón, la enorme diferencia existente entre ser melómano y megalómano, lo que, aunque a él le pueda parecer lo mismo, no lo es.

En el apartado Seminarios que siempre se suelen celebrar por las tardes, el ministro Soria podría haber asistido en la Sala A a una conferencia sobre “¿Petróleo o turismo?”, impartida por alguien que supiera de ambos temas, o, alternativamente, en la Sala B, a la sesión práctica: “Cómo leer un recibo de la luz en tres pasos, sin enterarse de nada”, patrocinado por la patronal eléctrica. Mientras la ministra Báñez acudiría, en la Sala C, a un brain storming con expertos, en torno al controvertido tema de ¿Es posible reducir el paro, sin crear empleo?

Pero, además, en una auténtica escuela de verano, tendría que haber habido exámenes, notas, y certificados de asistencia, para saber con exactitud quien ha aprovechado el tiempo (Soraya Sáenz de Santamaría, Garcia Margallo y De Guindos, sin duda), y quien, no (Bañez, Gallardón, Montoro y Wert). Y también, recreo, de 10,30 a 11 de la mañana. Y luego estarían los expulsados por copiar, y los chivatos (al menos, uno), y por supuesto, el más listo de la clase, y el más torpe… Naturalmente, la tarde del último día, se celebraría una misa oficiada por Rouco. Y por la noche, gran fiesta fin de curso con la actuación especial de Sergio y Estíbaliz, acompañados por el coro de NN GG, interpretando el hit Amo a Laura (mirando a la bancada de Gallardón y Fernández Díaz).

Conclusión: como nada de esto se ha producido, digamos que lo más parecido a una escuela de verano que ha tenido el encuentro del Escorial, es que aquello ha sido una acampada de fin de semana en toda regla. Algo es algo.

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