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La raíz vasca de un creador universal

La "valoración de la abstracción" fue para Basterretxea una constante en su trayectoria artística

Fotografía de archivo de Basterretxea.
Fotografía de archivo de Basterretxea.Alberto de la Cuesta (EFE)

Néstor Basterretxea, el escultor de Bermeo (Vizcaya), llegó emocionado en silla de ruedas. Era el pasado 23 de septiembre y le iban a imponer la Medalla de Oro de Gipuzkoa por su larga trayectoria artística. Pero la recibió en pie. Hasta el último minuto, este creador tan polifacético, residente en Hondarribia (Guipúzcoa) y enraizado en la cultura vasca con una proyección universal, ha mostrado sin alardes los reflejos de una acusada personalidad.

Fue uno de los últimos actos de reconocimiento a una obra que ha ido actualizando hasta los últimos momentos de su vida. Y se le vio feliz. Acompañado por los exlehendakaris Carlos Garikoetxea -a cuyo partido, EA, pertenecía- y Juan José Ibarretxe, Basterretxea estaba así al lado de dos amigos con quien compartía una misma apuesta identitaria del pueblo vasco. La distinción le fue concedida por el gobierno foral de Bildu, que destacó "contribución social y artística" de un "artista polifacético" que destacó en diferentes disciplinas y que "nunca perdió de vista la raíz vasca de su creación".

El arte de Basterretxea ha latido hasta el último minuto, posiblemente agolpándose como si se tratara de aprovechar cada segundo que le quedaba de vida. Pero quizá el Museo Bellas Artes de Bilbao exprimió gran parte de su legado. Fue con motivo de una retrospectiva, compuesta por 200 piezas y comisariada por Peio Aguirre, que modeló la exposición más completa de las que se habían organizado sobre el artista. "60 años de una intensa trayectoria creativa", testimoniaba a modo de invitación la propuesta de la pinacoteca bilbaína para recorrer las múltiples técnicas y expresiones que ha cultivado este escultor ahora fallecido

En realidad, no hay discplina artística por la que Basterretxea no haya transitado. De hecho, aunque considerado uno de los principales renovadores de la escultura vasca, el artista antes fue creativo publicitario y pintor, para luego también adentrarse en el mundo del cine con títulos alumbrados en colaboración con Fernando Larruquet como Pelotari (1964), Alquézar (1966) y Ama Lur (1968).

El Gobierno vasco lamenta la pérdida de un referente artístico de Euskadi

La película Ama Lur, un documental de 105 minutos de duración firmado por Néstor Basterretxea y Fernando Larruquert, se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián en 1968, después de superar los filtros de la censura. Se convirtió en un referente en el cine en el País Vasco y desde entonces ha merecido consideraciones como "peregrinación religiosa hacia los orígenes", "oscuro territorio de lo mítico" o "sinfonía de imágenes, sonidos y silencios que se propone despertar la memoria dormida".

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La "valoración de la abstracción" fue para Basterretxea una constante en su trayectoria artística. "Estoy haciendo unos dibujos monocromos, de ritmos abstractos, pero después me traiciono, los recorto y es un monte, o son paisajes; si yo no pusiera el término paisajes nadie diría que lo son, pero sí, ahí sigo, en la valoración de la abstracción", declaró en una reciente entrevista.

Pero siempre quedará en el alma creativa su vivencia con otros dos grandes escultores como Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, apostando siempre por su idea de hacer "obras para que duren". Una de ellas, su aportación a las pinturas murales de la cripta de la Basílica de Aranzazu, donde pintó más de quinientos metros cuadrados de obra, que luego fueron borradas. Este fue el encargo más difícil de su carrera, según recordaría el autor años más tarde.

Basterretxea ha contado más de una vez cómo los frailes acudían a espiarle al garaje en el que trabajaba y dibujó a Cristo "con la cruz a cuestas pero escapándose, como si nos negara". Sin embargo, el que fuera obispo de San Sebastián, José María Setién, le indicó que aquella "espantada" de Jesucristo en el altar principal "rompía el sentido de la misa" y entonces le hizo caso y "ahora hay un Cristo amable y guapo".

Basterretxea tuvo que exiliarse con su familia en 1936, primero a Francia y luego a Argentina, donde permaneció hasta 1952. Su padre había sido diputado en Cortes y miembro del Tribunal de Garantías de la República. En Buenos Aires comenzó su actividad artística a los 18 años como dibujante de publicidad en la firma Nestlé, para la que trabajó durante cuatro años.

En 1966 participó en la formación del grupo Gaur, junto con otros destacados artistas vascos como Jorge Oteiza, Eduardo Chillada, Remigio Mendiburu, Ruiz Balerdi, Zumeta, Sistiaga y Amable Arias. El grupo realizó exposiciones en San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Pamplona. En 1957 había participado en la formación de otro grupo artístico "Equipo 57", en el que también estaban Juan Cuenca, Agustín Ibarrola y Oteiza.

El escultor ha obtenido numerosos galardones y reconocimientos a su obra artística. Fue distinguido en 2005 con el premio Eusko Ikaskuntza de Humanidades, en 2008 con la Insignia de Plata de la UPV, la distinción "Lan Onari", otorgada por el Gobierno vasco en 2005.

El Gobierno vasco lamentó "profundamente" el fallecimiento de Basterretxea, a quien calificó de uno de los "principales referentes artísticos del siglo XX" de Euskadi. En un comunicado, el Ejecutivo señala que este artista "deja una huella imborrable, reconocible y auténtica".

A su vez, el Ayuntamiento de Bermeo va a colocar las banderas a media asta en señala de duelo por el fallecimiento de Basterretxea, hijo predilecto de esta villa vizcaína. Por su parte, el Ayuntamiento de Hondarribia (Guipúzcoa), localidad en la que residía desde hace más de 30 años y donde ha fallecido Basterretxea, ha lamentado su pérdida y mostrado sus condolencias a la familia y allegados del creador desaparecido.

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