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Hernández, tercer alcalde del PP desde 2011 en Santiago, promete “normalidad”

Agustín Hernández apuesta por el personalismo, con un equipo de fieles y él mismo como portavoz del nuevo gobierno local

El nuevo alcalde de Santiago, Agustín Hernández (izquierda), recibe el bastón de mando de su antecesor, Ángel Currás.
El nuevo alcalde de Santiago, Agustín Hernández (izquierda), recibe el bastón de mando de su antecesor, Ángel Currás.OSCAR CORRAL

Poner fin a la “excepcionalidad” que vive Santiago desde hace tres años es el objetivo declarado con el que asumió ayer la alcaldía Agustín Hernández, tercer regidor popular desde 2011. Para eso lo eligió Alberto Núñez Feijóo cuando hace un mes le pidió que dejase la Consellería de Medio Ambiente y se hiciese cargo de la grave crisis política que vive la capital gallega desde que el PP logró la alcaldía hace tres años.

En su investidura, el nuevo alcalde abogó por recuperar la “normalidad” y “la plena eficacia en la gestión administrativa”. Pero esa aspiración sigue condicionada por los recursos que PSOE y BNG han interpuesto contra su elección, posible gracias a que el PP ha nombrado concejales a personas que no estaban en su lista electoral de 2011. Ayer ambos partidos renunciaron a intervenir en el pleno y los nacionalistas lo abandonaron para unirse a los manifestantes concentrados frente al Ayuntamiento, dos de los cuales fueron detenidos por saltarse un cordón policial. En sus recursos, socialistas y nacionalistas argumentan que la ley incluyó la posibilidad de nombrar ediles no electos para evitar las presiones terroristas sufridas en municipios vascos, pero que esa situación no se da en Santiago, donde los integrantes originales de la lista popular renunciaron o fueron apartados por sentencias.

Tras las elecciones de mayo de 2011 el PP puso fin a más de dos décadas de continuos fracasos de la derecha en Santiago y, por apenas un puñado de votos, logró la mayoría absoluta, con 13 de los 25 concejales, frente a nueve del PSOE y tres del BNG. El candidato popular, Gerardo Conde Roa, asumió la alcaldía tras una campaña electoral ya con sobresaltos, en la que su mano derecha abandonó al ser sorprendido ebrio al volante. Conde Roa duró menos de un año, porque en abril de 2012 dimitió tras conocerse que la Fiscalía le imputaba un delito de fraude fiscal por el que luego fue condenado. Las luchas internas en el PP hicieron que su sustituto fuese el cuarto de la lista electoral, Ángel Currás, quien ayer puso fin a su mandato de dos años después de que siete de sus concejales hayan sido condenados por prevaricación por decidir pagar con fondos públicos la defensa de otro compañero imputado en el caso Pokémon de corrupción municipal.

Al agotarse la lista electoral de 2011 con esas y otras salidas, y con Currás, que de momento sigue en la Corporación, también imputado en el mismo caso de corrupción y por acoso laboral, el partido optó por nombrar siete concejales no electos, la mayoría técnicos de confianza del propio Hernández. Junto con varios asesores que se lleva de la Xunta, será el equipo con el que afrontará el veredicto de los compostelanos en las municipales del próximo año, a las que Hernández ya ha anunciado que concurrirá. Para visibilizar su papel, él mismo será el portavoz municipal y contará con el apoyo personal del Gobierno gallego, varios de cuyos miembros asistieron a su investidura. Ayer el nuevo alcalde aseguraba estar dispuesto a hablar en persona con todos los compostelanos que lo paren por la calle.

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