El cine Niza podría convertirse en un Mercadona

El cine Niza llegó a la zona de la Sagrada Familia en 1946 e hizo su última proyección en febrero de 2005, cuando pasó a albergar una conocida sala de baile, que cerraría poco después. A pesar de llevar un tiempo en desuso, su fachada sigue formando parte de la historia del barrio. Aunque, de seguir adelante el proyecto que quiere llevar a cabo el Ayuntamiento, al igual que le pasara al cine Publi del Passeig de Gràcia, que hoy es una famosa tienda de café expreso, el conocido cine Niza pasaría a ser un Mercadona.

Desde que echó el cierre, el recinto donde se encontraba el cine daba la imagen “de un espacio gris, triste y abandonado”, según explica Xavier Monje, miembro de la plataforma Recuperemos el Niza. A pesar de ello, no se había llegado a reclamar el uso del lugar ya que “no había sido una prioridad porque no había un riesgo inminente de demolición”. Sin embargo, los vecinos junto con algunas entidades y pequeños comerciantes han creado esta plataforma con el fin de “someter a debate público si tiene que ir al suelo” el antiguo cine o “qué uso debe tener”. Afirman que hay necesidades “más urgentes que un supermercado”, como podría ser “la creación de un ateneo o un auditorio, ya que hay muchos jóvenes que no tienen dónde desarrollar sus actividades”. También piden al Ayuntamiento “transparencia”, ya que aseguran que se han enterado “de rebote” del nuevo proyecto.

En el espacio, que consta de más de dos mil metros cuadrados, está previsto abrir un supermercado Mercadona con aparcamiento subterráneo y, en los pisos superiores, “algo relacionado con el turismo, no sabemos si serán apartamentos turísticos o un hotel”, explica Monje, que asegura que “el barrio ha llegado a un punto de saturación de turismo que es insoportable”. "El turismo está destruyendo el tejido comercial del barrio”, asegura.

Recuperemos el Niza ha convocado una concentración para el próximo 10 de julio a las 20 horas delante del antiguo cine y seguirán trabajando durante el mes de agosto, con la intención de sumar más entidades y vecinos a la protesta, ya que creen que el barrio “tiene que ser para quien lo vive, no para quien lo visita” y dicen no entender “que un Ayuntamiento que alardea de superávit, que derrocha el dinero en cosas innecesarias, y que dice que su prioridad son las personas, no invierta en equipamientos y necesidades de los barrios”.