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Las obras del AVE acumulan seis muertos y 26 accidentes graves

El último año hubo tres fallecidos en la línea a la Meseta, todos en épocas de fuerte actividad Sindicatos e inspección alertan de las subcontratas

Obras del tren en el tramo en que se registró el último accidente mortal, en el Macizo Central Ourensano.
Obras del tren en el tramo en que se registró el último accidente mortal, en el Macizo Central Ourensano.NACHO GÓMEZ

Hace dos semanas un trabajador de 42 años murió cuando la excavadora que conducía se despeñó en las obras del AVE entre los municipios ourensanos de A Gudiña y Castrelo do Val. Es el sexto que fallece en los tajos de la alta velocidad gallega desde que comenzaron en 2001. Pero tres de esas muertes se concentraron en 2007 y 2009, coincidiendo con el grueso de los trabajos en el Eje Atlántico, y las otras tres se han producido en el último año, al intensificarse la actividad en el complejo tramo montañoso de Ourense. Los sindicatos, que llevan años criticando las condiciones laborales, y fuentes de la inspección laboral ponen su foco en las pequeñas subcontratas y alertan de 26 accidentes graves registrados desde 2007, que no siempre trascienden.

Las obras del AVE gallego comenzaron hace 13 años, oficialmente el 21 de julio de 2001 en el Eje Atlántico A Coruña-Vigo, en 2005 se extendieron a la línea Santiago-Ourense y desde 2010 hacia Zamora. El primer siniestro mortal data del 7 de septiembre de 2007, cuando se desplomó un viaducto en construcción en O Carballiño (Ourense). Murió un capataz vigués de 45 años de la empresa Comsa y resultaron heridos otros cuatro trabajadores. Dos semanas después un operario de Ferrovial de 23 años de Mazaricos murió al volcar su excavadora en el también coruñés municipio de Cerceda en la construcción del Eje Atlántico. En esa misma línea, en Arcade (Pontevedra), el 1 de julio de 2009 murió un topógrafo de 27 años de Salvaterra do Miño aplastado por un camión en un túnel.

En los siguientes cuatro años, coincidiendo con el remate de los principales movimientos de tierra en los tramos más avanzados, no hay noticia de más fallecidos. Fue al iniciarse el grueso del trabajo en las montañas de Ourense y Zamora cuando volvieron las muertes. El 2 de abril del año pasado un ingeniero madrileño de 37 años de la empresa Vías y Construcciones murió atropellado en un túnel en Vilar de Barrio. El 15 de abril de este año un mecánico asturiano de Copisa falleció golpeado por una pala en otro túnel, el de A Canda, en el fronterizo municipio zamorano de Lubián, sin que su muerte trascendiese en Galicia. El sexto caso fue el de hace dos semanas.

CCOO, UGT y CIG llevan años alertando sobre las condiciones de trabajo de las constructoras del AVE y sus subcontratas. La CIG de Monterrei-A Limia, donde se desarrollan ahora parte de los trabajos más intensos, acaba de presentar una denuncia ante la inspección laboral en la que reclama una “exhaustiva investigación”. Según el sindicato, las muertes son el resultado más grave de múltiples incumplimientos en seguridad laboral de las empresas que realizan las obras, “que se aprovechan de la necesidad” de los trabajadores por la crisis. En su denuncia enumera una larga lista de irregularidades: “las jornadas superan las 12 horas sin respetar el descanso mínimo”, hay casos en los que “ni siquiera se da de alta a los operarios en la Seguridad Social”, algunas subcontratas obvian los partes de trabajo para “ocultar las condiciones reales” y carecen de representación sindical y comités de seguridad y salud laboral.

La proliferación de accidentes con vehículos hace que algunos sindicalistas consultados llamen la atención sobre las condiciones laborales de los conductores. “Muchos son de fuera de Galicia, hacen jornadas intensivas y duermen en los camiones para ahorrarse el alojamiento y volver los fines de semana a sus casas sin gastar tanto”, apunta un ingeniero de UGT. Desde la CIG, Fernando Sabio, responsable de salud laboral, pone el foco en la situación irregular de algunos trabajadores extranjeros, “especialmente portugueses en las obras de Ourense”, así como en las subcontratas. Según coinciden otros sindicatos, es en ellas donde se concentran los principales incumplimientos cuando son pequeñas empresas locales que hacen trabajos secundarios no siempre bien planificados, mientras que las grandes firmas suelen tener personal especializado que desplazan de obra en obra.

Fuentes de la inspección laboral admiten que esas subcontratas son uno de sus focos de preocupación, especialmente “cuando hay que apurar los trabajos”. Por el contrario, obras singulares y muy planificadas, como el gran viaducto del Eje Atlántico sobre el río Ulla, cuentan con inspectores especializados, lo que contribuiría a minimizar la siniestralidad. Esas mismas fuentes de la inspección laboral lamentan la dispersión de competencias a la hora de investigar los accidentes. Porque cuando se producen en el interior de túneles corren a cargo de la inspección de Minas, y no de la Seguridad Social o del Instituto Galego de Seguridade e Saúde Laboral. Este último organismo, dependiente de la Xunta, asegura que ha realizado 150 visitas a obras del AVE desde 2009 y 500 actuaciones de indagación sobre sus constructoras. Dice que “cualquier accidente” es “una tragedia que hay que tratar de evitar” pero advierte de que no se puede relacionar la visibilidad de estos siniestros con “las condiciones de seguridad en que se realizan con carácter general”. Adif, empresa pública promotora del AVE, no ofrece su punto de vista.

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Picos cuando aumenta el trabajo

D. R.

Además de los seis fallecimientos, desde 2007 también se han registrado en las obras del AVE al menos 24 accidentes graves y dos muy graves. Sindicatos y fuentes de la inspección laboral lamentan que esos casos no siempre trascienden a los medios de comunicación, o lo hacen solo cuando se producen tras fallecimientos recientes. Igualmente, no todos los siniestros llegan a conocimiento de la Administración. Los casos que sí se publican evidencian nuevamente picos de especial siniestralidad cuando aumenta el trabajo así como la implicación de vehículos. El otoño de 2007, tras las dos muertes del 7 y el 21 de septiembre, es uno de esos momentos. El 25 de octubre hubo un herido en Caldas al volcar un camión, el 29 del mismo mes otro en Amoeiro por un desprendimiento y el 26 de noviembre en Maside un tercero perdió parte de una pierna amputada por el vuelco de otro vehículo. Igualmente, tras la muerte registrada el 2 de abril de 2013 en Vilar de Barrio, aquel mismo día resultó herido un trabajador al despeñarse su camión en Campobecerros y, al día siguiente, otro más golpeado por piedras en Castrelo do Val, siempre en Ourense.

Como comparación, desde que comenzaron las obras del AVE en 2001, en Galicia se registraron, según el Instituto Galego de Estatística, 946 siniestros laborales mortales. Los seis de la obra ferroviaria suponen el 2,5% de los 244 totales del sector de la construcción. Un nivel muy inferior al de la siniestralidad que el diario británico The Guardian ha revelado que se produce en las obras del Mundial de Catar, donde han muerto 400 trabajadores nepalíes, sin contar más nacionalidades.

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