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La coloratura es la reina

Alberto García Demestres estrena la ópera ‘L’eclipsi’ dirigida por Xavier Albertí

Los siete cantantes de la ópera 'L'eclipsi', en la escena del cementerio.
Los siete cantantes de la ópera 'L'eclipsi', en la escena del cementerio. may / zircus - tnc

Alberto García Demestres es un compositor que sabe escribir óperas: conoce a fondo la voz, ha sido cantante y sabe lo que se puede y lo que no se puede hacer con la voz. Y en su novena ópera, L’eclipsi, que acaba de estrenar en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), en una coproducción del Teatre Grec dirigida escénicamente por Xavier Albertí, exige a los cantantes máximo despliegue de virtuosismo y técnica vocal, pero sin pedir lo imposible. L’eclipsi es una curiosa especie de ópera-vintage en la que reina la coloratura más espectacular, algo inusual en la ópera contemporánea. A lo largo de una hora y media, se suceden arias, dúos, trios, cuartetos, quintetos, sextetos y concertantes, con guiños a la tradición bufa rossiniana, conatos de melodrama verdiano y un lenguaje muy personal, con altas dosis de lirismo y el vuelo poético.

El montaje de Albertí cuenta con una atractiva escenografía de Llorenç Corbella que resuelve las necesidades de un libreto del propio compositor basado en la obra homónina de Paco Zarzoso: el alocado argumento sitúa la boda de dos chicas, Leonor y Carla, durante un eclipse solar, situación urdida con turbios intereses por Ramon, rico propietario de una cadena de hoteles y padre de Leonor, que ha encargado una carta astral para predecir el futuro de las novias. Con esta original base argumental, García Demestres ha elaborado un libreto que busca respiros de comicidad y expresión lírica en medio de absurdas situaciones: la boda acaba en un cementerio, con un sepulturero que quiere comprar la momia de Lenin. La ópera, cuya calidad musical es superior al libreto, nace con buen pie escénico gracias al fino trabajo de Albertí, la muy eficaz iluminación de Albert Faura y el original vestuario de Montse Amenós, que podría causar furor en el festival de Eurovisión.

Siete músicos en el foso, dirigidos por el compositor, se dejan la piel para recrear la magia tímbrica y la precisión rítmica de la partitura. En la escena hay dos actores —Mercedes Sampietro y Pere Ponce, en papeles hablados bien perfilados—, y siete cantantes: la joven soprano Isabella Gaudí sorprende por la seguridad y brillantez de sus agudos; cumplen con tablas y recursos el tenor Antoni Comas, la soprano María Hinojosa y las mezzos Anna Alàs y Claudia Schneider; y completan el reparto, con demasiados nervios, la soprano Elisenda Pujals y el barítono Josep-Ramon Olivé.

El TNC ha programado sesiones de esta ópera de García Demestres hasta el 13 de julio.

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